Con la muerte del Bicho León la integración regional perdió uno de sus luchadores emblemáticos
EL BICHO LEON, PATRIOTA DE LA INTEGRACION SURAMERICANA ¡PRESENTE!
Por Fernando Del Corro (*)
Rebanadas de Realidad
Portal Mercosurnoticias,
Buenos Aires, 11/01/09.-
No todos quedarán en la historia grande de la integración hispanoamericana como los paradigmas independentistas Simón Bolívar, en la región andina; José Gervasio de Artigas, en el Río de la Plata; o Francisco Morazán, en América Central.
Todos ellos soñaron con un gran estado unificado que no pudo ser, como si lo fue el Brasil, como heredero único de lusoamérica a pesar de algún fallido intento separatista.
Pero desde entonces hasta los días que corren hubo muchos que creyeron en la Patria Grande y que pelearon por ella a lo largo de toda su vida frente a los que, desde el otro lado, fueron los contumaces desintegradores como Bernardino Rivadavia, el defensor de la usura, en la Argentina; el traidor Fructuoso Rivera en el Uruguay; y el no menor traidor José Antonio Páez, en Venezuela.
La historia argentina, a comienzos del Siglo XX tuvo un gran luchador promotor de la unidad regional al socialista Manuel Ugarte, alguna vez en su ocaso embajador de Juan Domingo Perón, quién murió en la indigencia luego de haber gastado una fortuna recorriendo América Latina desde la México de Venustiano Carranza al sur promoviendo su ilusión.
Y aquél gran economista Alejandro Bunge quién allá por 1940 propuso la creación de la Unión Aduanera del Sur entre la Argentina , Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, para luego integrar al Brasil.
Una iniciativa que en la Argentina fue ignorada pero que impactó al general Carlos Ibáñez del Campo, por entonces cumpliendo su primer mandato como presidente de Chile, quién levantó esa bandera.
Luis Agustín El Bicho León, fallecido hace unos días, el 8 de enero de 2009, próximo a cumplir 86 años, no fue, en el devenir de estos dos siglos de la América Latina post colonial, ni un caudillo militar con Artigas ni un brillante intelectual y literato como Ugarte ni un talentoso pensador y economista como Bunge.
Nacido, curiosamente, como José Francisco de San Martín, en la pequeña localidad de Yapeyú, en el oriente de la Provincia de Corrientes, dedicó su vida a la política, muchísimo más que a su profesión de bioquímico.
Y dentro de la política tuvo como una de sus metas centrales la de la integración regional, causa que lo tuvo, desde los años 1960 como uno de sus principales promotores en el país.
Radicado desde muy joven en el entonces Territorio Nacional del Chaco, luego convertido en Provincia Presidente Perón, precisamente durante la gestión de éste como primer mandatario en los años l950, se destacó pronto como importante dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR), partido al que se mantuvo afiliado hasta su último día.
Y, a partir de allí desarrolló toda su actividad que lo convirtió en el legislador con más años de permanencia en el Congreso de la Nación , como diputado y senador, alternativamente.
Tras haber tomado partido por Ricardo Balbín cuando éste dividió a la UCR luego de haber sido electo presidente de la misma Arturo Frondizi en el congreso partidario celebrado en San Miguel del Tucumán en 1957, ese mismo año se presentó como candidato para las elecciones convocadas por la dictadura de la Revolución Libertadora para reformar la Constitución Nacional.
El general Pedro Eugenio Aramburu, a la sazón presidente de facto, había anulado la constitución social de 1949 y reestablecido por decreto la de 1853 con sus respectivas reformas desde 1860 en adelante.
León se desempeñó como constituyente durante el breve período que duró la Convención , la que sólo sirvió para sancionar el famoso Artículo 14 Bis, propuesto por el también radical, pero de la Provincia de Buenos Aires, Crisólogo Larralde, quién como el correntino chaqueñizado era un fervoroso militante del campo nacional y popular.
Cuando en 1958 se volvió al orden constitucional, el Bicho León resultó electo diputado nacional en los comicios de los que resultó electo presidente el desarrollista Frondizi y permaneció en la banca hasta que en 1962, tras uno más de los golpes de estado de la historia argentina, el presidente títere de facto José María Guido disolvió el Congreso.
Por estos tiempos, ya apenas pasados los 40 años (había nacido el 23 de marzo de 1923) es cuando va a poder concretar sus propósitos de impulsar la integración regional y ser reconocido por ello a nivel continental.
En 1963 Guido llamó a unas elecciones de las que, tras un acuerdo entre diversas fuerzas en el Colegio Electoral, fue designado presidente el radical Arturo Umberto Illia.
León volvió a ser electo diputado nacional por el Chaco con un mandato que se interrumpió en 1966 cuando, en un nuevo golpe, el general Juan Carlos Onganía reemplazó a Illia y no sólo disolvió el Congreso sino a la totalidad de los partidos políticos.
A todo ello el 10 de diciembre de 1964 se había fundado el Parlatino (Parlamento Latinoamericano) con sede en Sao Paulo (Brasil). León, consecuente con su postura integradora y como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja argentina, había sido uno de sus pioneros y, como tal, su primer presidente.
Tanto fue así que cuando Onganía disolvió el Congreso, el conjunto de los miembros del Parlatino ratificó la Presidencia de León, reconociéndolo como representante argentino sine die hasta tanto se restableciesen las instituciones constitucionales.
Así es que siguió en funciones hasta el 25 de mayo de 1973 cuando tras las elecciones convocadas por el general Alejandro Agustín Lanusse asumiera como presidente de la Nación el peronista Héctor José Cámpora.
Entonces León resultó electo senador nacional por el Chaco, cargo en el que se mantuvo hasta 1976, cuando el golpe de Jorge Rafael Videla derrocó a la presidenta María Estela Martínez.
León permanecía en el Parlatino y, nuevamente, fue ratificado sine die.
Desde esas funciones se convirtió en un duro adversario de la dictadura terrorista del llamado Proceso y recorrió varios países de la región.
Cuando el gobierno militar comenzó a hacer agua fue confundidor de un acuerdo político conocido como La Hora del Pueblo y luego de la llamada Multipartidaria.
Pero ya el primero de diciembre de 1978 se había diferenciado claramente de la dirección de su partido que, encabezada por Balbín, homenajeó a Videla.
De la misma, además de León, sólo no asistieron los luego presidentes Raúl Ricardo Alfonsín y Fernando De la Rúa , y el ex vicepresidente (de Illia) Carlos Humberto Perette.
Con Alfonsín y con el ya extinto ex diputado radical Rubén Francisco Rabanal (que había perdido perdón por haber ido a ese convite con Videla), lanzaron desde un restaurante porteño una dura oposición a la dictadura en instancias en que la dirigencia partidaria seguía haciendo buena letra.
Más tarde fue el primer político en convocar a un acto partidario, en 1982, en el emblemático estadio Luna Park, de la hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Allí lanzó su candidatura presidencial por un sector interno de la UCR denominado Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY), oportunidad en la que fustigó duramente a la dictadura en retirada y planteó una alternativa nacional y popular en el marco del proceso integrador iberoamericano con el que siempre fue consecuente.
Y si bien se presentó a las internas partidarias para encabezar el radicalismo no lo hizo para la selección de la fórmula presidencial partidaria que terminó encabezando Alfonsín.
Pero en las internas logró vencer al propio Alfonsín en las provincias del Chaco y San Luis. Fue candidato a gobernador del Chaco y resultó apenas derrotado. Producto del virtual empate la legislatura provincial lo designó senador nacional junto con el derrotado candidato a vicepresidente por el justicialismo, el ex gobernador Deolindo Felipe Bittel, otro emblemático de la resistencia a la dictadura militar.
Como tal fue de los que objetaron el tratado de límites con Chile que hizo aprobar Alfonsín en un referendo.
Siempre como senador representó a la Argentina en el Parlatino hasta el 2001 tras atravesar las gestiones del propio Alfonsín, de Carlos Saúl Menem y del posterior De la Rua.
Este , precisamente, en ese año había pedido a la cámara alta su acuerdo y el del también senador radical José María Pepe García Arecha (creador de la reserva natural de la Costanera porteña) para embajadores en países de América Latina.
Pero ambos desistieron y no fueron diplomáticos de la gestión presidencial de Eduardo Alberto Duhalde.
Menem tuvo en León a un consecuente adversario de la destrucción del país llevada a cabo en esos casi once años de una política mercantilista propia del mal llamado neoliberalismo.
La privatización de la entonces estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) fundada por el ex presidente radical Máximo Marcelo Torcuato de Alvear lo tuvo como un encarnizado enemigo.
Junto con el radical Héctor el Nabo Di Tulio, diputado por la Provincia de Santa Cruz, luego devenido en socialista, fueron los emblemáticos opositores de la enajenación de YPF.
Di Tulio llegó a colocar una carpa con el emblema de la petrolera en plena cámara baja.
A la hora de las culpas que sobrellevó estuvo la de haber inventado a la hoy dirigente opositora, cabeza de la derechista Coalición Cívica, Elisa Lilita Carrió, la que fue promovida por el Bicho como convencional por el Chaco para la Convención Constituyente que reformó la carta magna nacional en 1994.
Es la mala calificación que terminó purgando en su foja de servicios.
Con León se fue uno de los símbolos de la vieja dirigencia, leal a sus principios, con códigos indestructibles.
Con su prolongada enfermedad primero y su muerte después la integración regional perdió un luchador infatigable como lo señaló el homenaje postrero del Parlatino, ahora en la Ciudad de Panamá, desde que fuese echado de Sao Paulo por el gobernador neoliberal José Serra.
Su paso por el Parlatino fue destacado por el actual presidente del cuerpo, el senador chileno Jorge Pizarro Soto.
Sea este un modesto homenaje para quién el haber podido tratarlo de cerca durante muchos años constituye un honor.
FdC/
N&P: El Correo-e del autor es Fernando Del Corro fernandus44@yahoo.com.ar
(*) Periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.