Farabundo vivió una época extraordinariamente agitada, que inició unos años antes de su nacimiento, cuando las comunidades indígenas y campesinas fueron despojadas de sus tierras por la naciente oligarquía cafetalera, con las leyes de 1881 y 1882. Luego, en los años 1903-1914, creció el negocio del café. Los grandes cafetaleros montaron las primeras fábricas industriales, quebrando a miles de artesanos que pasaron a ser obreros explotados en los nuevos negocios.
Entre 1918 y 1924 se crearon organizaciones de obreros industriales y agrícolas y se fortalecieron los gremios de zapateros, albañiles, barberos y otros. Farabundo participó en ese proceso organizativo. Además, hizo suyas las luchas de otros pueblos: fue miembro de la Liga Antiimperialista de Las Américas, del Socorro Rojo Internacional y del Partido Comunista Mexicano. Fue fundador del Partido Comunista Centroamericano y combatió junto a Sandino en la guerra de liberación de Nicaragua contra la invasión de Estados Unidos.
Por enfrentarse a la clase dominante, entre 1920 y 1932 fue encarcelado 9 veces: 6 en El Salvador y 3 en Guatemala, Estados Unidos y México. También fue expulsado 5 veces de diferentes países y fue el principal dirigente del Partido Comunista Salvadoreño, fundado en 1930. En 1929 se inició la crisis del capitalismo mundial, que provocó una baja de los precios del café. En el país aumentó la pobreza en el campo, quebraron bancos, bajaron los ingresos del gobierno y miles de personas quedaron desempleadas. Farabundo seguía organizando a la población y participando en sus luchas.
En diciembre de 1931, el general Maximiliano Martínez derrocó al gobierno de Arturo Araujo. El 22 de enero de 1932, se dio un levantamiento indígena y campesino (“la insurrección del ‘32”), brutalmente reprimido por la dictadura. Farabundo participó en los preparativos del alzamiento pero tres días antes cayó preso junto a otros dirigentes. El 1 de febrero fue fusilado por órdenes de Martínez.
Farabundo Martí, gran lección de espartana altivez
Por Osvaldo Vergara Bertiche
cuadernosdivulgacion@hotmail.com
El 1º de Febrero de 1932, Agustín Farabundo Martí, salvadoreño, el que de cara al sol arremetió contra los reaccionarios de su país y de centroamérica y contra el imperialismo yanqui opresor de muchos pueblos, muere fusilado.
Agustín Farabundo Martí pertenece a la generación de revolucionarios y a la constelación de las grandes figuras empeñadas en transformar la realidad de indo-hispanoamérica. Dejó de estudiar Derecho para dedicarse a la lucha, con fusil en manos.
Fue fundador del Partido Comunista de Centro América. El anticomunista guatemalteco Jorge Schlessinger, en su libro "Sucesos de 1932 en El Salvador", escribe, que "mientras otros hablaban de marxismo en los cafetines, Martí, enseñaba marxismo a los trabajadores".
Incursiona en México para conocer de cerca la revolución agrarista de 1910.
Inquieto en lo que ocurría en Nicaragua. en 1928 se trasladó a El Salvador, donde en asamblea de trabajadores se le eligió responsable de una brigada de cinco obreros combatientes para ir a pelear a Nicaragua contra el yanqui invasor, bajo las órdenes del General Augusto César Sandino.
Farabundo Martí, mostró en los hechos su arrojo antiimperialista, tanto con el fusil como con la pluma. Martí obtuvo el grado de Coronel, fue miembro del Estado Mayor Internacional de Sandino, y Secretario Privado del general de Hombres Libres.
En ocasión que bandoleros yanquis bombardeaban persistentemente las posiciones sandinistas, Martí, en actitud de coraje dijo: "cuando la historia no se puede escribir con la pluma, se escribe con el rifle", parapetándose en la enramada de un árbol de la selva para abrir fuego contra los aviones de la piratería norteamericana.
En junio de 1930 regresa a su patria de origen, siendo ya conocido en el mundo como un combativo antiimperialista. Lo hace como Representante del Socorro Rojo Internacional, ante la Sección Salvadoreña, dirigida por Ismael Hernández.
Fue encarcelado varias veces; varias veces se puso en huelga de hambre y varias más expulsado del país.
Entre 1927 y 1931 gobierna El Salvador, Pío Romero Bosque. En 1931 el terrateniente Arturo Araujo, educado en Londres y simpatizante del laborismo inglés ganó las elecciones con el apoyo de sindicatos e intelectuales.
Sin embargo 10 meses bastaron para que colapsara su gobierno; el hambre y la miseria se instalaban entre los trabajadores, la crisis también afecta los negocios de la burguesía que no miraba con buenos ojos a este aprendiz de laborista.
Un golpe de estado en 1931 convirtió a Maximiliano Hernández Martínez (vicepresidente y ministro de guerra de Araujo) en presidente. Los comicios fraudulentos fueron determinantes para la movilización del pueblo que suspendió las votaciones en varias zonas. A pesar de que el gobierno declaró estado de sitio y la ley marcial, se sucedieron alzamientos y combates en todo el país, miles de trabajadores, obreros y campesinos pobres con machetes y algunos pocos fusiles asaltaron cuarteles, guarniciones policiales, oficinas municipales, telégrafos, almacenes y fincas.
Mientras tanto el imperialismo norteamericano e inglés enviaban buques de guerra en apoyo al General Hernández Martínez, quien escribió el siguiente telegrama: "En saludo a honorables comandantes declaramos situación absolutamente dominada fuerzas gobierno El Salvador. Garantizadas vidas propiedades ciudadanos extranjeros acogidos y respetuosos leyes de la República. La paz está establecida en El Salvador. Ofensiva comunista desechada sus formidables núcleos dispersos. Hasta hoy cuarto día de operaciones están liquidados cuatro mil ochocientos comunistas" .
El 31 de enero de 1932 Farabundo Martí junto con los líderes estudiantiles Alonso Luna Calderón y Mario Zapata fueron condenados a muerte en el Cementerio General de San Salvador.
El 1º de Febrero son fusilados.
"Dolorosa y sangrienta es su historia, pero excelsa y brillante a la vez; manantial de legítima gloria, gran lección de espartana altivez".
Así reza la segunda estrofa del himno nacional de El Salvador.
El contraste entre su belleza tropical y las cicatrices de guerras, asesinatos y desastres son evidentes.
"Dolorosa y sangrienta es su historia", pero la lección de "espartana altivez" la dieron hombres como los sublevados por Martí y que fuera el movimiento de masas más importante de ese país, cuya existencia y ejemplo se percibe hasta en la actualidad.
El Salvador, "manantial de legítima gloria" dio hombres, también, como Monseñor Arnulfo Romero, asesinado en 1980 al igual que los padres Jesuitas en la Universidad Centroamericana.
Eran todos continuadores de la obra de aquel que lanzara el primer grito de independencia que se oye en El Salvador, el 5 de Noviembre de 1811, el Héroe y Prócer Presbítero y Doctor José Matías Delgado, Padre de la Patria.
Hoy, cuando los Pueblos del continente estrechan filas para oponerse a los designios del amo imperial, bien vale recordar estos episodios de nuestra historia colectiva, como así rendir homenaje y reconocimiento a quienes dieron su vida por la construcción de la Patria Grande.
Osvaldo Vergara Bertiche
Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina
1º de febrero de 2007
Agustín Farabundo Martí (1893-1932), un revolucionario de la Patria Grande
Por Fernando Ramón Bossi
La distribución balsamera de El Salvador comprende una faja de terreno llamada "Cordillera del Bálsamo", que se extiende entre los puertos de Acajutla y La Libertad en la llamada Cadena Costera, internándose hacia la cuidad de Apaneca, aproximadamente unos 20 kilómetros de la costa principalmente en el departamentos de La Libertad y Sonsonate. Los municipios conocidos como principales productores de bálsamo de primera clase son San Julián, Santa Isabel Ishuatán, Cuisnahuat, Izalco, Chiltiupán y Teotepeque. Precisamente en Teotepeque, La Libertad, nació, el 5 de mayo de 1893 Agustín Farabundo Martí.
Hijo de Pedro Marti y Socorro Rodríguez. Sexto hijo de un total de 14, Agustín creció en medio de las faenas agrícolas. Se recibe de bachiller en 1913, a los 20 años de edad de un colegio salesiano e ingresa a la Universidad Nacional en la carrera de Jurisprudencia y Ciencias Sociales.
Sus primeras acciones políticas lo ubican trabajando contra el régimen oligárquico de las familias Meléndez-Quiñónez, dinastía que gobernará El Salvador por cruentos 14 años. Por organizar un acto en apoyo a la Asociación de Estudiantes Unionistas, grupo guatemalteco que exigía el fin de la dictadura de Estrada Cabrera en ese país, es encarcelado en Zacatecoluca. En 1920 es depor-tado a Guatemala y allí continua sus estudios en la Universidad de San Carlos.
En Guatemala estudia y trabaja. Como simple obrero, jornalero o peón, aprende a compartir el sufrimiento de los explotados. En un país, donde la mayoría de la población es indígena, Martí se compromete con sus luchas e incorpora conocimientos de la lengua quiche. Siendo perseguido por los dueños de las plantaciones de café, Farabundo debe partir temporariamente a México, donde se relaciona con el movimiento obrero y estudia la revolución agrarista de 1910.
En 1925, se funda en Guatemala el Partido Comunista Centroamericano. El surgimiento del partido tuvo su origen en el interés de intelectuales y obreros guatemaltecos en dar continuidad al primer movimiento político de izquierda que se inició en la década de 1920, el cual fue vital para la caída del dictador Manuel Estrada Cabrera. El gobierno dictatorial de Jorge Ubico se encargó de aplastar la organización; no obstante, se puede considerar la primera manifestación de la clase obrera por lograr su organización política. Martí ocupó allí el cargo de secretario del exterior del Partido Comunista Centroamericano..
Es deportado a El Salvador, y de El Salvador a Nicaragua por ordenes del presidente Alfonso Quiñónez. A los pocos días regresa clandestinamente a El Salvador a seguir organizando a los trabajadores. Desde 1925 hasta 1928 Martí trabaja junto a la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador.
En 1928 Marti viaja a New York, donde toma contacto con la dirección central de la Liga Antiimpe-rialista de las Américas, que le encargará viajar a Nicaragua como su representante ante Augusto César Sandino. De los Estados Unidos partirá hacia Las Segovias a luchar junto al "General de Hombres Libres", con él, alcanza el grado de coronel del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Farabundo Martí mostró en los hechos su arrojo antiimperialista, tanto con el fusil como con la pluma. Fue miembro del Estado Mayor Internacional de Sandino, y Secretario Privado del héroe nicaragüense. En ocasión que los invasores yanquis bombardeaban persistentemente las posicio-nes sandinistas, Martí, en actitud de coraje y decisión, dejó la máquina de escribir para empuñar el fusil, diciendo indignado: "cuando la historia no se puede escribir con la pluma, se escribe con el rifle". Acto seguido se parapetó en la enramada de un árbol de la selva para abrir fuego contra los aviones yanquis.
Tiempo más tarde, ya en México, Martí pasa a ser líder latinoamericano del Socorro Rojo Internacional. Esta organización había nacido en los años veinte por impulso de la III Internacional para enfrentar al fascismo entonces incipiente. Entre sus dirigentes formaron parte mujeres antifascistas tan conocidas como la alemana Clara Zetkin, la italiana Tina Modotti y la rusa Elena Stasova. El Socorro Rojo Internacional entronca, entonces, directamente con la historia del movimiento comu-nista y antifascista internacional, alcanzando pronto un gran desarrollo en todo el mundo, en el apoyo político, jurídico y económico a todos los presos políticos y perseguidos, sin diferencias ideo-lógicas o partidistas.
En 1930 Martí regresa a El Salvador y funda junto a otros compañeros el Partido Comunista Sal-vadoreño, partido que rápidamente se pone a la cabeza de los trabajadores y campesinos, descontentos con los regímenes oligárquicos de entonces. Sufriendo deportaciones y persecuciones Farabundo liderizará la insurrección popular de 1932.
Aquel año, El Salvador presenta una administración corrupta, una sociedad en crisis, un pueblo descontento y una economía casi en quiebra, derivada de los bajos precios internacionales del café y de los efectos de la Gran Depresión estadounidense de 1929. El 2 de diciembre de 1931, el corrupto e incapaz régimen del Partido Laborista, encabezado por el ingeniero Araujo, fue derrocado para asumir la presidencia el dictador Maximiliano Hernández Martínez, quien lo detentará por espacio de trece años, hasta mayo de 1944.
Los comicios fraudulentos de enero del ’32 fueron el factor detonante del estallido social. Varios sitios de votación fueron suspendidos en poblaciones en las que el Partido Comunista tenía fuerte presencia. La insurrección comenzaba.
Los días 18 y 19 se produjeron frustrados asaltos al Cuartel de Caballería por las fuerzas insurrectas. El gobierno decreta el Estado de Sitio y la ley marcial. Se implanta la censura estricta en la prensa.
Los siguientes días los alzamientos y combates se suceden en todo El Salvador. Miles de campesinos, obreros y trabajadores, portando machetes y algunos pocos fusiles "Mauser" asaltan cuarteles, guarniciones policiales, oficinas municipales, telégrafos, almacenes y fincas de terratenientes.
Las "tartamudas" del Ejército y la Guardia Nacional no se hacen esperar. Entre los días 24 y 25, las fuerzas militares gubernamentales entran en Nahuizalco, Juayúa, Ahuachapán y Tacuba. Mientras tanto, los norteamericanos e ingleses movilizaban buques de guerra para prestar apoyo al general Hernández Martínez; proponiéndole un desembarco de tropas en La Libertad para ayudar en la represión. Con toda la soberbia del dictador sanguinario, Hernández Martínez, una vez que se cerciora del éxito de las "Operaciones de Pacificación", envia a los almirantes yanquis e ingleses un telegrama que con el siguiente texto:
"En saludo a honorables comandantes declaramos situación absolutamente dominada fuerzas gobierno El Salvador. Garantizadas vidas propiedades ciudadanos extranjeros acogidos y respetuosos leyes de la República. La paz está establecida en El Salvador. Ofensiva comunista deshechada sus formidables núcleos dispersos. Hasta hoy cuarto día de operaciones están liquidados cuatro mil ochocientos comunistas".
La insurrección había sido barrida a sangre y fuego. El 31 de enero, un consejo de guerra presidido por el general Manuel Antonio Castañeda juzgó y condenó a Agustín Farabundo Martí y a los líderes estudiantiles Alfonso Luna Calderón y Mario Zapata a morir fusilados en el Cementerio General de San Salvador, previo traslado desde sus celdas en la Penitenciaría Central. Allí cayeron, bajo las balas asesinas del pelotón de fusilamiento, con la dignidad de los héroes revolucionarios, Farabundo Martí y sus compañeros.
Según distintos historiadores el saldo de la rebelión de 1932 fue de entre 5000 a 30.000 muertos. El viernes, 5 de febrero, en "El Diario de El Salvador" aparece el siguiente titular en primera plana: "Los Cadáveres Sepultados a Escasa Profundidad son un Peligro para la Salud. Los cuervos, cerdos y gallinas los desentierran para luego devorarlos". Y sigue la macabra crónica: "Actualmente en el departamento de Sonsonate y en muchos lugares de Ahuachapán y algunos de Santa Ana la carne de cerdo ha llegado a desmerecerse de tal manera, que casi no tiene valor. Por el mismo camino va la de res y las aves de corral. Todo se debe a que los cerdos comen en grandes cantidades la carne de los cadáveres que en los montes han quedado. La gente, por intimación, se está negando también a comer la carne de res y aves de corral. Desde luego, ellos tienen razón; pero en cambio, esta industria está sufriendo fuertes golpes". A la oligarquía salvadoreña sólo le pre-ocupaba los "fuertes golpes que estaban sufriendo los empresarios".
Sheila Candelario, en su obra "Patología de una insurrección; la Prensa y la matanza de 1932", cita el siguiente comentario: "El alzamiento del 32 dejó profundas huellas en la conciencia de todos los salvadoreños. La población india prácticamente dejó de ser la misma como resultado de la matanza, sobre todo porque de ahí en adelante existió el temor de mostrarse como 'indio'. El idioma, la vestimenta y las costumbres de los indios pasaron a ser formas peligrosas de identificarse y fueron reemplazadas por otras menos evidentes...".
Farabundo Martí vive hoy en la lucha del pueblo salvadoreño. Revolucionario cabal, patriota de la Patria Grande, salvadoreño, centroamericano y latinoamericano caribeño, Farabundo es un ejemplo de constancia, sacrificio y solidaridad. Allí está él, junto a Sandino, Bolívar, San Martín, Morazán, Artigas y tantos otros. Es seguro que, en el próximo triunfo del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, se lo verá a él, confundido y alegre con el pueblo salvadoreño, festejando, sonriendo y también dispuesto a comenzar nuevos combates. Porque como bien dijo el poeta cu-bano: "Y colosal se eleva y borda con mil estrellas Farabundo".
Fuente: www.espacioautogestionario.com
El Salvador: ancianos de Izalco recuerdan masacre de miles de indígenas en 1932
Izalco (El Salvador), 23 enero 2005 (EFE).- Los ancianos de la ciudad de Izalco recuerdan después de 73 años la masacre de miles de indígenas salvadoreños ordenada por el gobierno militar en 1932.
Por Lauri García Dueñas
En Izalco, en el departamento occidental de Sonsonate, a 65 kilómetros de la capital, los rasgos indígenas y el acento particular de la lengua "nahuatl" son también testigos de un pasado remoto que se niega a desaparecer.
La matanza fue perpetrada durante varios días de enero de 1932 por las fuerzas militares del gobierno del general Maximiliano Hernández Martínez, quien persiguió a los indígenas por organizarse en el Partido Comunista y hacer reivindicaciones sociales.
En la masacre, que se conmemora cada 22 de enero, murieron unos 30.000 indígenas, según datos históricos.
"No somos como el garrobo (reptil parecido a la iguana), que le sale una cola cuando se la cortan; la vida se nos va para siempre y entonces nosotros tenemos que aprender a vivir", dijo Ramón Esquina, de 92 años, indígena sobreviviente de la matanza, quien ayer, sábado, dio su testimonio en los actos de conmemoración de la masacre.
Cristina Ramírez, de 93 años, con su rostro moreno lleno de arrugas, recordó cómo se resistió ante la prohibición del gobierno de Hernández Martínez (1931-1944) de usar el típico vestido indígena de las mujeres: el refajo.
Doña Cristina no renunció a este atuendo: todavía viste la falda tejida de hilo de vivos colores y la camisa de manta, y un lazo que le sujeta sus abundantes canas.
"Yo regresaba de Guatemala cuando todo pasó y mis amigas me decían que no usara el refajo porque me iban a matar; hasta una de ellas se ofreció a acompañarme a comprar un vestido, yo le dije que iba a ir yo sola a comprarlo, pero en mi mente me decía a mí misma que yo no le debía nada a nadie", dijo la anciana.
Sus palabras fluyeron con facilidad a pesar de la edad: "en ese entonces nadie pateaba la calle, no se miraban hombres, los mataron a todos; a otros, pobres, se los llevaron capturados".
"Otra amiga me contó que sus hijos estaban ahí, nada más almorzando, llegaron los soldados y `pan`, !pan! los mataron sin preguntar nada", comentó.
Ramírez aseguró que muchos cadáveres fueron quemados por los militares.
Hijilio Marciano Ama, de 92 años, hermano del líder indígena Feliciano Ama, recordó los hechos de 1932 con un poco de turbación, hasta que alcanzó a pronunciar: "`todos se murieron!".
Feliciano Ama nació en 1881 y murió linchado por un grupo de ladinos pro gubernamentales, pero luego fue colgado de un árbol con un lazo para dar la impresión de que había muerto ahorcado, el 28 de enero de 1932.
El Museo de la Palabra y la Imagen, uno de los organizadores de los actos conmemorativos, montó en Izalco una instalación con fotos de la época, que muestran decenas de cadáveres de hombres apilados en las calles de piedra.
En el jardín de lo que fue el campanario de la iglesia del pueblo, decenas de indígenas recordaron ayer a sus antepasados con una ceremonia de fuego y tambores. Al fondo, un montón de flores se apilaban bajo un altar en honor de Feliciano Ama.
En una pared de la calle principal de Izalco una pintada en letras negras estaba fresca: "`Feliciano Ama vive!".
En esa calle creció Ricardo Armando Rodríguez, de 64 años, quien aseguró que cuando tenía diez años, debido a una nueva construcción, cerca de la iglesia fueron encontradas muchas osamentas.
Su vecino, Alejandro González, de 75 años, no recordó con exactitud cómo ocurrió la matanza, pero lamentó que ahora no le enseñen a los niños en la escuela lo que sucedió.
A las autoridades "no les interesa", susurró. EFE
La insurrección indígena de 1932
Por Redacción / El Periódico Nuevo Enfoque - 24/01/05
La masacre indígena
Con el auge del café, propagándose rápidamente, se fortalecía la clase social gobernante, aliada con los capitales extranjeros y condenaba a la explotación y a la miseria a los pueblos indígenas. La gran depresión mundial de 1929 devastó la economía salvadoreña, totalmente dependiente del café. Se produjo un colapso del mercado, afectando aún más la situación de las clases populares. El salario en el campo fue reducido.
El descontento llegó a un punto crítico en la zona de Sonsonate, donde se asentaron las bases de una gran revuelta indígena. Los trabajadores se organizaban en un movimiento popular de gran empuje. La Federación Regional de Trabajadores de El Salvador, creada en 1924, llegó a contar 75,000 afiliados, con el objetivo de luchar por la tierra y el aumento de salarios.
Se organizaron los movimientos indígenas, con el objeto de luchar contra el alto precio de los alquileres de la tierra y por una ley que librara de la expropiación por deudas, la violación a los derechos humanos, la injusticia e impunidad de la fuerza armada y de los funcionarios del gobierno, asimismo porque les devolvieran las tierras que les habían expropiado con el pretexto de impulsar el cultivo del café. La fuerza armada y la policía fueron reorganizados. Hubo despidos en masa.
Durante el período del dictador Maximiliano Hernández Martínez, en enero de 1932 se produjo un levantamiento insurgente indígena. Los pueblos de Tacaba, Juayúa, Ataco, Sonsonate, Santa Ana, Ahuachapán, Izalco, Cuisnahuat, Santo Domingo de Guzmán, Nahuizalco, y otras, fueron los campos de batalla entre los indígenas y los efectivos de la fuerza armada. El movimiento duró más de 72 horas, fue controlado por la fuerza armada con la colaboración de los terratenientes que también participaron en las masacres de los indígenas en diferentes lugares del occidente del país. Este comenzó capturando a las personas involucradas en la insurrección indígena y terminó persiguiendo, torturando y matando a toda aquella persona que vistiera, tuviera rasgos físicos y hablara nuestro idioma indígena.
Se estima que el número de muertos durante este levantamiento fue de 30,000 personas, en donde murieron ladinos, indígenas obreros y soldados del ejército del gobierno. El movimiento insurreccional indígena contó con la presencia de los pueblos indígenas, se destacó como líder nato en la lucha por la justicia y la paz, el cacique de Izalco, José Feliciano Ama.
El paternalismo predominaba en Izalco y después de las autoridades locales, el cacique era el personaje más respetado de toda la comarca. Ama fue apresado cuando los efectivos de la fuerza armada y los terratenientes reconquistaron la ciudad de Izalco. Linchado por un grupo xenofóbico de terratenientes, efectivos de la fuerza armada y miembros de la dictadura de Martínez, que pedía venganza y golpeado hasta matarlo. Luego colgaron su cadáver.
JOSÉ FELICIANO AMA: EL LÍDER DE LA INSURRECCIÓN indígena
El héroe nacional José Feliciano Ama, nació en Izalco, Depto. de Sonsonate, en 1881, y murió linchado por una turba enardecida y xenofóbica de ladinos, pro-dictadura y terratenientes, luego fue colgado de un árbol con un lazo, para dar la impresión que había muerto ahorcado el 28 de enero de 1932.
Usaba cabello corto, bigote y barba bien recortada, vestía camisa y pantalón de manta, caites de cuero y sombrero de palma, fue un hombre humilde, respetuoso, de voz apacible, firme y convincente, no hablaba mucho castellano sino en su lengua natal —el náhuat—, trabajó de jornalero, gustaba sembrar maíz negro, era devotamente cristiano, querido y apreciado por los demás indígenas. Casado con Josefa, hija de Patricio Shupan, quien era mayordomo principal de la cofradía del Corpus Christi y a la vez cacique de Izalco. Feliciano Ama recibió de su suegro respaldo y apoyo, él lo ayudaba a recibir a los mandaderos de la cofradía, recolectar las ofrendas y lo acompañaba a las reuniones importantes. Patricio Shupan murió a causa de un sorpresivo fortísimo dolor de estómago en 1917, luego de asistir a un almuerzo en la residencia presidencial con uno de los presidentes de la dinastía Meléndez-Quiñónez, Carlos Meléndez.
Para esos años Patricio Shupan ya reclamaba la expropiación de las tierras comunales que el gobierno le había arrebatado a los indígenas, la expropiación de éstas por parte del gobierno, el maltrato inhumano y la extrema explotación de que eran víctima los indígenas fue la semilla de la discordia que desembocó en la insurrección indígena y en donde la fuerza armada cometió el peor etnocidio del siglo XX. Fueron masacrados más de 30 mil indígenas; este hecho histórico es conocido y denominado por los historiadores gobiernistas como los "sucesos de 1932". Al fallecer Shupan, en 1917, Ama se convirtió en el cacique de los indígenas de Izalco y dirigente de la cofradía, constituida en su totalidad por indígenas. Continuó él la demanda por la devolución de las tierras comunales, la denuncia y la condena por la violación de los derechos humanos cometida contra su pueblo.
EL PCS INTENTA APROVECHAR LA SITUACIÓN
Mario Zapata y Alfonso Luna, jóvenes universitarios, al enterarse de los preparativos de la insurrección indígena liderada por el cacique Feliciano, llegaron a Izalco como dirigentes del Partido Comunista de El Salvador (PC), con el interés de aprovechar políticamente la situación con el propósito de que el PCS tomara la dirección. Pero era ya demasiado tarde, Feliciano y los otros dirigentes indígenas tenían previsto el levantamiento y al PCS no le quedó otra opción que adherirse a la revuelta indígena. En la noche del 22 de enero de 1932, Feliciano Ama ingresó a Sonsonate con centenares de indígenas, pero en la madrugada llegó gente extraña al movimiento, proveniente de Juayúa y ésta hizo destrozos, mataron al alcalde, cometieron acciones vandálicas y toda la responsabilidad se la atribuyeron injustamente al líder indígena Feliciano Ama, quien luego se replegó a unos huatales en las afueras de Izalco.
Los ladinos comenzaron a pedir su cabeza y desarrollaron un racismo paranoico. La misión de atrapar a José Feliciano Ama fue encomendado a Cabrera, comandante de la guarnición de Izalco y reconocido como un matón que odiaba a los indígenas. Él salió con varios perros hacia los alrededores de Izalco, iba con varias decenas de soldados armados "hasta los dientes" vestidos de "paisano" y cuando llegaron al lugar donde se encontraba el líder indígena, lo emboscaron, lo capturaron y amarrado se lo llevaron. a la alcaldía. Ama gritaba: ¡Vivan los indígenas!, ¡las tierras son nuestras¡ Con su asesinato quisieron de esta forma apagar su voz por la justicia. Feliciano quedó suspendido de una ceiba frente a la Iglesia de la Asunción, como ejemplo de lo que le podía suceder a todo aquel que reclamara lo que le habían robado los terratenientes y los altos funcionarios de la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez y de otros gobernantes anteriores.
Bibliografía
CONSEJO COORDINADOR NACIONAL indígena SALVADOREÑO, Pueblo indígenas, salud y condiciones de vida en El Salvador, San Salvador, CONCULTURA, 1999.
MARTINEZ PEÑATE, OSCAR y SÁNCHEZ, MARÍA ELENA, El Salvador diccionario (personajes, hechos históricos, geografía e instituciones), San Salvador, Editorial Nuevo Enfoque, Segunda edición, 2003.
José Feliciano Ama
Por (ESCRITOS DE MIGUEL MARMOL) - 24/01/05
JEFE DE LA INSURRECCION DE 1932
José Feliciano Ama, indígena oriundo de Izalco, fué uno de los jefes destacados de la insurrección obrera y campesina de 1932. Ama sustentó la causa del Partido Comunista, por haber sufrido en carne propia la soberbia y tropelía de quienes los explotan inmisericordemente, que los deja sin sus tierras, sin sus solares, que les negaron su autoridad local, su fuero, segregados y marginados en la indigencia, siendo los propios nativos del país.
ANTECEDENTES QUE LO CONFIRMARON REVOLUCIONARIO
La injusticia que por centúrias venía sufriendo la población indígena, se prolongo con el desarrollo de la agricultura, principalmente en el renglón del café. Para que los agrarios cultivaran el café en grandes extensiones, el gobierno que presidía el Dr. Rafael Zaldívar, llevó a efecto la reforma agraria burguesa. Con tal aviesa reforma, el nuevo régimen de la tierra despojó de sus tierras "legálmente" a las comunidades indígenas, y abolió los ejidos, dejando sin donde cultivar a masas de labriegos mestizos. Labriegos naturales y mestizos fueron sometidos al régimen salarial, unos, y otros al régimen de la servidumbre.
En 1881 fueron extinguidas las propiedades de las comunidades indígenas, y en 1882, decretada la abolición de los ejidos, propiedad municipal trabajada por los labriegos ladinos en aparcería y usufructo, pagándole al Alcalde los impuestos establecidos. Los terratenientes extendieron sus propiedades cuanto más pudieron, abarcando cientos de caballerías de tierra (64 mazanas de suelo conforman una caballería), unos para extender la caficultura, otros para ampliar la siembra de caña de azúcar y terceros para ampliar la ganadería. Fué así que se fué concretando el régimen salarial en el campo, y concretando el régimen de la servidumbre que somete a mozos, colonos y aparceros. Régimen de la servidumbre semejante al de la Edad Media en europea.
Con el nuevo régimen de la tierra, también pudieron adquirir derecho de la propiedad del suelo, decenas de miles de familias rurales tanto mestizos como naturales. En Izalco, la familia Ama tuvo propiedades en buena extensión, ya que eran de las familias emprendedoras, como en Ilopango mis abuelos Chicas; pero a partir de 1894, que los conservadores volvieron a recuperar el poder político por medio de los militares oportunistas y pancistas, los agrarios procedieron a expropiar campesinos con el agiotismo leonino del 25 por ciento de interés, con el acaparamiento barato de sus cosechas, con la Ley de Prisión por Deuda, ante lo cual los campesinos preferían entregar sus terrenos que ir a la cárcel. Para expropiar a los campesinos, los terratenientes se valían de mil marrullerías y de la tortura.
JOSE FELICIANO AMA TORTURADO Y EXPLOTADO
En Cután, Izalco, Ama me mostró sus dedos pulgares con cicatrices visibles, de cuando fue torturado por los esbirros del Presidente General Tomás Regalado (1882-1903), esbirros que le arrancaron el título de propiedad de la hoy floreciente Hacienda "San Isidro" de la familia Regalado (una de las familias más importantes de la oligarquía salvadoreña)
AMA SE INCORPORA A LA LUCHA REVOLUCIONARIA
Cuando el Partido Comunista arremetio contra la expropiación de campesinos, proclamando la confiscación de la tierra mal habida departe de los terratenientes y exmandatarios para restituirsela a sus antiguos dueños, Feliciano Ama, aún ya entrado en años, abrazó la causa comunista para organizar y movilizar a sus congéneres en vias de conquistar sus ligítimas reinvindicaciones. Los naturales para no ser observados, se reunían clandestinamente. Para la convocatoria usaban el caracol, instrumento antiquísimo de comunicación. El paso destinado para la reunión lo indicaba una hoja de plátano, una rama o una piedra. Aumentaron sus actividades cuando se intento elegir la autoridad local propia.
Por la actividad de Ama en la campaña electoral dirigida por el Partio Comunista, el Presidente General Martínez, invitó a Feliciano a Casa Presidencial para hacerle reflexiones, advirtiéndole que ese "hueso tenía hormigas coloradas". Ama le respondió: "Sin las hormigas coloradas me devoran, no importa".
EL FRAUDE ELECTORAL INSURRECCIONO TAMBIEN A LOS INDIGENAS
El 3 de enero del 32, los naturales de Izalco concurrieron a las urnas para depositar sus votos con fiesta en el alma, dispuestos a recuperar la autoridad perdida a partir de 1894, pero aún ganando los comicios masivamente, hubo el fraude descarado e indignante. Seguido del fraude electoral, las autoridades desataron la persecusión, y con la masacre de huelguistas en los campos de Ahuachapáan, también los nativos Nahuatl se insurreccionaron.
LOS INDIGENAS VAN AL COMBATE
Como el volcán de Izalco que al extractorar retumba estremecientemente, así los naturales nahuatl irrumpieron violentos al combate en la hora señalada, haciendo tambalear a la burguesía y al gobierno. Los Izalqueños lucharon con furor, con la Bandera Roja de la Hoz y el Martillo en alto, causándole al enemigo numerosas bajas, a filo de machete, a tiro de escopeta y revólver. Ama obtuvo del comercio local, todo cuanto necesitaron para ayudarle al pueblo necesitado, firmando vales a pagar después del triunfo. Se dijo insistentemente que la insurgencia indígena de Izalco, hizo a las burguesías del lugar, moler maíz y hacer tortillas para los revolucionarios.
Cuando Ama fué detenido, lo torturaron cruelmente para que revelara planes de la insurrección, pero el contesto carajudamente: "¡Eso no se dice!". Enseguida fué ahorcado en las ramas de un arbusto de aceituno (olivo) de la plaza pública, para saciar cobarde venganza y sembrar el terror en la población.
La prensa diaria decía que los comunistas engañaron al héroe Feliciano Amas(expresión mía) ofreciéndole tierras, cosa que fué falsa, ya que el compañero Ama tenía tierras y graneros.
El Frente Farabundo Martí (FMLN) que emprendió la lucha a muerte por conquistar definitivamente la libertad del pueblo salvadoreño, hizo honor a Feliciano Ama y a sus congéneres heróicos y elevo su nombre al denominar al Frente Occidental, Feliciano Ama.
Porque la sangre de nuestros héroes sigue y seguirá presente en la historia humilde y combativa de nuestro país.
Algo más sobre Ama
Por Oscar Martínez Peñate
Nació en Izalco, Departamento de Sonsonate, en 1881, y murió linchado por una turba enardecida y xenofóbica de ladinos, prodictadura y terratenientes, luego fue colgado de un árbol con un lazo, para dar la impresión que había muerto ahorcado el 28 de enero de 1932. Usaba pelo corto, bigote y barba bien recortada, vestía camisa y pantalón de manta, caites de cuero y sombrero de palma, fue un hombre humilde, respetuoso, de voz apacible, firme y convincente, no hablaba mucho castellano sino en su lengua natal —el náhuat—, trabajó de jornalero, gustaba sembrar maíz negro, era devotamente cristiano, querido y apreciado por los demás indígenas.
Casado con Josefa, hija de Patricio Shupan, quien era mayordomo principal de la cofradía del Corpus Christi (Espíritu Santo) y a la vez cacique de Izalco. Feliciano Ama recibió de su suegro respaldo y apoyo, él lo ayudaba a recibir a los mandaderos de la cofradía, recolectar las ofrendas y lo acompañaba a las reuniones importantes. Patricio Shupan murió a causa de un sorpresivo fortísimo dolor de estómago en 1917, luego de asistir a un almuerzo en la residencia presidencial con uno de los presidentes de la dinastía Meléndez-Quiñónez, Carlos Meléndez.
Fueron masacrados más de 30 mil indígenas; este hecho histórico es conocido y denominado por los historiadores gobiernistas como los "sucesos de 1932". Al fallecer Shupan, en 1917, Ama se convirtió en el cacique de los indígenas de Izalco y dirigente de la cofradía del Espíritu Santo, constituida en su totalidad por indígenas.
Continuó él la demanda por la devolución de las tierras comunales, la denuncia y la condena por la violación de los derechos humanos cometida contra su pueblo.
Mario Zapata y Alfonso Luna, jóvenes universitarios, al enterarse de los preparativos de la insurrección indígena liderada por el cacique Feliciano, llegaron a Izalco como dirigentes del Partido Comunista de El Salvador(PC), con el interés de aprovechar políticamente la situación con el propósito de que el PCS tomara la dirección.
Pero era ya demasiado tarde, Feliciano y los otros dirigentes indígenas tenían previsto el levantamiento indígena y al PCS no le quedó otra opción que adherirse a la revuelta indígena. En la noche del 22 de enero de 1932, Feliciano Ama ingresó a Sonsonate con centenares de indígenas, pero en la madrugada llegó gente extraña al movimiento, proveniente de Juayúa y ésta hizo destrozos, mataron al alcalde, cometieron acciones vandálicas y toda la responsabilidad se la atribuyeron injustamente al líder indígena Feliciano Ama, quien luego se replegó a unos huatales en las afueras de Izalco.
Los ladinos comenzaron a pedir su cabeza y desarrollaron un racismo paranoico.
La misión de atrapar a José Feliciano Ama fue encomendado a Cabrera, comandante de la guarnición de Izalco y reconocido como un matón que odiaba a los indígenas. Él salió con varios perros hacia los alrededores de Izalco, iba con varias decenas de soldados armados "hasta los dientes" vestidos de paisano y cuando llegaron al lugar donde se encontraba el líder indígena, lo embosca-ron, lo capturaron y amarrado se lo llevaron. a la alcaldía.
Ama gritaba: ¡vivan los indígenas!, ¡las tierras son nuestras¡, con su asesinato quisieron de esta forma apagar su voz por la justicia. Feliciano quedó suspendido de una ceiba frente a la Iglesia de la Asunción, como ejemplo de lo que le podía suceder a todo aquel que reclamara lo que le habían robado los terratenientes y los altos funcionarios de la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez y de otros gobernantes anteriores
Comentarios en el colectivo Indymedia Argentina con respecto a las notas anteriores
Sra
Por Elizabeth Ferrari - Sunday, Oct. 30, 2005 at 6:22 PM
info@dougzilla.com
Yo soy la nieta de Gen. Castaneda, y por la primera vez, estoy leyendo esta historia. (Disculpen mi Espanol).
No se que hacer con esto. Me siento fria, leyendo.
Lo Mas Triste
Por Edwin Flores - Monday, Oct. 31, 2005 at 11:53 AM
espeedy14@yahoo.com
Antes de empezar espero disculpen la pobre dramtica en que este humilde comentario fue expresado por mis entranas.
Me siento avergonzado de muchas maneras despues de haber leido este documento, la razon es muy sencilla; mi pueblo, mi gente, fue acribillada sin piedad y el pensar que despues de Farabundo Marti nadie tuvo el coraje de levantarse en armas para defender y levantar la cabeza en alto por los Indigenas. Esa es la triste verdad, nuestro pueblo ha sufrido humillacion tras humillacion la guerra civil de los ochentas acabo como un ideal traicionado el costo fue de 75,000 mil almas solo para terminar como partido politico.
Que diria Atlacatl? Me imagino que muchos no saben ni quien es este ilustre heroe que dio todo por su gente, su raza, su pueblo nuestro pueblo. Nos sentimos orgullosos de ser Salvadorenos pero en verdad nos sentimos avergonzados cuando nos llaman indios y hasta levantamos los punos para que no nos insulten de esa manera. Entramos en el nuevo milenio y cada vez que voy a El Salvador veo a mi alrededor menos y menos rasgos de nuestra cultura de nuestra gente Maya/Pipil la cual nosotros los mestizos nos sentimos avergonzados de reconocer nuestros rasgos.
Pueblo Salvadoreno escucha mis palabras recuerda quien eres y cada vez que te llamen indio levanta la cabeza en alto y da patada en el pecho y di que si "SOY INDIO Y QUE?" .
LA HISTORIA AUN NO LA HEMOS TERMNADO DE CONSTRUIR!
Por TECMAN TULA ARUCHA - Monday, Nov. 21, 2005 at 2:33 AM
indioporsiempre@hotmail.com none CHIAPAS MEXICO, SAN CRSITOBAL DE LAS CASAS, QR
Pido a TODO AQUEL QUE ESCIRBE CON UNA PLUMA TOME NOTA DE LO QUE UN INDIO DEL SIGLO XXI SIENTE LUEGO DE VER ESTAS IMAGENES QUE ME QUEMAN LA MENTE, LA PIEL Y ME HACEN CORRER LAS LAGRIMAS POR MIS CUENCAS LLAMDOS OJOS DE ALCON ! generacion que nacimos entre los años 70´s y 90`s poder cambiar las estructuras sociales, politicas, economicas e Ideologicas de nuestra America Central y principalmente la de nuestro País El Salvador, ya que es una verguenza que no hayamos podido durante la pasada ofensiva de 1989 hasta el tope, donde la alta comandancia del FMLN no tomó el verdadero liderazgo para vencer la FAES, y al gobierno arenero y militarista que todavia a estas horas gobierna impunemente nuestro país El Salvador, y además la historia y el pueblo les demandaba en ese momento para cambiar lo que hasta ese momento se habia pretendido, los acuerdos de paz fue una burla a los mas de 1,000,000.00 de muertos de esos años de guerra desde 1932 hasta 1992. Actualmente, es una veguenza en la politiqueria que han caído todos sin exlusion de nadie de toda esa casta de buenos comandantes valientes que ahora son parte de la oligaquia de El Salvador, pelinadose los curiles de 84 puestos de esa Maldita Asamblea legislativa, que deberia en todo caso ser nada mas de 14 y pasar ese dinero a los hospitales, quitar las cantinas, los focos de distribucion de drogas en la Capital, los antros de prostitucion y otras cosas tipicas que no se pueden tolerar ni idelogicamente ni politicamente, Basta de Corrupción , es necesario que dejen los espàcios para nuevos lideres de tantas buenas Universdidades que actualmente existen el El Salvador, Señores la Historia a sido venebolente con ustedes y los ex coroneles asesinos que masacraron a la otra parte de Indigenas que habia sobrevevido de la masacre de los años 32 -1944, Por que no los mandaron a un Juicio por Genosidio? delitos de lesa humanidad a un tribunal penal Internacional? Será porque los gringos los protegen, soloi porque son aliados del Imperialismo? baya usted a saber-------------........? :-( pero............. aun habemos muchos Indios y la lucha continúa Intelectualmente, No con Armas pero si con ideas frescas, y con seguridad la Ultima potencia que se levantará prontpo sera LATINOAMERICA UNIDA, la ganaremos y haremos del Salvadore un pais que garantize Justicia por Igual,. Trabajo digno y pagado concientemente y ademas con UN VERDADERO SENTIDO DE LA RESPÒNSABILIDAD HISTORICA QUE DEBERIA DE JUGAR LOS POLITIQUEROS EX-GUERRILLEROS Y LOS EXMILITARTES ASESINOS! SALUDOS EL NIETO DEL INDIO EL CIPITIO DE NAHUILINGO, SONSONATE- VIVAN LOS PUEBLOS MAYAS-LENCAS, QUICHES, AZTECAS,PECOMANES, Y LOS PIPILES-AMAYAS, ASI COMO LOS APACHES, Y LOS TOLTECAS,! AMERCANISHE CUISTL NOSPE COSTLI MOCNHIS SUTL! ATUHSHNA: TECMAN TULA ARUCHA
http://argentina.indymedia.org/news/2005/01/258611_comment.php#350724
Por Leida Jara (17 de Enero de 2005)
Inicio de la explotación agrícola en Centroamérica
A finales del siglo XIX la economía centroamericana fue dirigida por sus gobiernos liberales al monocultivo del café, que comenzó en Costa Rica pero llegó a su supremacía de producción en Guatemala y El Salvador. La expropiación de tierras a la población rural garantizó a los grandes terratenientes mano de obra abundante y barata. Los mecanismos de cultivo no superaban por mucho los de la jardinería común. Para acelerar la producción y distribución, Guatemala en 1908 y Costa Rica en 1890, concluyeron la construcción de vías ferroviarias al océano Atlántico, éstas trajeron como consecuencia la penetración y colonización bananera y de vías de comunicación por la burguesía norteamericana: United Fruit Company, la Cuyamel Fruit Company (fusionada con la primera en 1929) y la Standard Fruit and Steamship Company.
Políticamente se excluyó completamente a la población, que vivía en condiciones esclavistas y miserables, mientras los gobiernos estaban en manos de personajes dictatoriales, como Manuel Estrada Cabrera (retratado en El Señor Presidente por Miguel Ángel Asturias) en Guatemala o por familias como los Meléndez-Quiñones en El Salvador que gobernaron de 1913 a 1927. El papel del proletariado agrícola, de sus nacientes sindicatos, la autonomía universitaria en Guatemala y la invasión política, económica y militar del imperialismo estadounidense, fueron los elementos detonantes de explosiones sociales que han marcado el desarrollo revolucionario centroamericano. Es el contexto donde surgieron figuras importantes para la lucha de clases, entre ellas el salvadoreño Agustín Farabundo Martí.
Farabundo Martí y su lucha junto a los trabajadores
Farabundo Martí nació en Teotepeque, La Libertad el 5 de mayo de 1893, fue el sexto de 14 hijos. Creció en un ambiente agrícola en las montañas de la costa balsamera. Ingresó a la Universidad Nacional de su país a la carrera de Jurisprudencia y Ciencias Sociales. Participó desde su juventud en la lucha contra el régimen Meléndez-Quiñones que gobernó El Salvador durante 14 años.
En Guatemala la dictadura de Estrada Cabrera, quien gobernó 22 años, estaba siendo derrotada a través de la lucha del pueblo y dirigida por el Partido Unionista Guatemalteco. La Asociación de Estudiantes Unionistas fue apoyada directamente por Farabundo Martí en un acto que le costó la prisión en Zacatecoluca. Fue deportado a Guatemala en 1920 y continuó sus estudios en la Universidad San Carlos de Guatemala (USAC).
El espíritu de unidad de clase no nacionalista, lo vemos reflejado en la vida de Farabundo Martí quien, expulsado de su país, llegó a Guatemala y trabajó como obrero y peón, se comprometió con la lucha de los trabajadores hasta que fue denunciado por sus patrones alemanes en las fincas de café y decidió partir a México. En México se relacionó con el movimiento obrero y estudió la revolución de 1910.
En 1925 se fundó en Guatemala el Partido Comunista Centroamericano como seguimiento del movimiento de izquierda que terminó con la dictadura de Estrada Cabrera. Sin embargo, el dictador Jorge Ubico era presidente entonces y aplastó el movimiento que representaba un intento de organización política y de unificación obrera centroamericana. Farabundo Martí tenía el cargo de secretario del exterior. Después de la disolución del PC centroamericano, Martí regresó a El Salvador clandestinamente y trabajó entre 1925 y 1928 con la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador.
En 1928 Martí viajó a Nueva York, Estados Unidos donde la dirección central de la Liga Antiimperialista de la Américas le encargó viajar a Nicaragua como representante ante Augusto César Sandino que dirigía una de las luchas más importantes contra el imperialismo en Centro América. Al lado de Sandino alcanzó el grado de coronel del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, fue miembro del estado Mayor Internacional de Sandino y su Secretario Privado.
En 1930 regresó a El Salvador y fundó el Partido Comunista Salvadoreño que se puso a la cabeza de trabajadores del campo y la ciudad descontentos con el régimen burgués de su país y sus condiciones de vida. La depresión económica estadounidense de 1929 agudizó la crisis económica y con ella la organización de la clase trabajadora. A finales de los años 30 Martí fue deportado nuevamente a Florida en una embarcación con trabajadores que le brindaron su apoyo para volver al Puerto de Corinto en Nicaragua donde huyó en bote a El Salvador en febrero de 1931.
Mientras tanto el imperialismo norteamericano e inglés enviaban buques de guerra en apoyo al general Hernández Martínez, quien escribió el siguiente telegrama avisando su suficiencia: En saludo a honorables comandantes declaramos situación absolutamente dominada fuerzas gobierno El Salvador. Garantizadas vidas propiedades ciudadanos extranjeros acogidos y respetuosos leyes de la República. La paz está establecida en El Salvador. Ofensiva comunista desechada sus formidables núcleos dispersos. Hasta hoy cuarto día de operaciones están liquidados cuatro mil ochocientos comunistas" . La insurrección fue sanguinariamente reprimida.
El 31 de enero de 1932 Farabundo Martí junto con los líderes estudiantiles Alonso Luna Calderón y Mario Zapata fueron condenados a muerte en el Cementerio General de San Salvador. El saldo de la rebelión de 1932 varía ente 10 mil y 30 mil muertos. Catastróficas escenas de la masacre podían observarse en todo El Salvador, las víctimas fueron enterradas casi en la superficie de la tierra donde pensaría la burguesía que podía ocultarse la opresión sufrida por el pueblo trabajador y la conciencia de clase salvadoreña.
Por la unificación de la lucha en Centroamérica
Los marxistas sabemos que debemos resumir las experiencias para aprender y prepararnos para nuevas luchas. No es una utopía burocrática, como dijo Trotsky en "Problemas de la insurrección y de la guerra civil", estudiar y enriquecer el arte militar revolucionario. A pesar de las diversas situaciones bajo las cuales se desarrolla una insurrección, no debe perderse de vista la subordinación de las acciones a la línea política general la cual tiene que tener como principal fundamento la orientación al movimiento obrero y a sus organizaciones tradicionales, sindicatos y partidos, y basada en los métodos que les han permitido a los trabajadores sus más importantes conquistas: las movilizaciones masivas y la huelga general.
Las movilizaciones del proletariado deben prepararse minuciosamente, contar con una planificación que abarque a trabajadores de diferentes sectores y que base su estrategia en la experiencia y la teoría marxista. El papel que jugaron los trabajadores centroamericanos y mexicanos permitió el desarrollo y actuación política de Farabundo Martí, sin embargo la lucha obrera debe actuar unificadamente para no ser sangrientamente reprimida como lo fue en 1932 en El Salvador.
A un poco mas de siete décadas de la insurrección revolucionaria del 31, el pensamiento internacionalista de este que fuera uno de los gigantes en la lucha de clases de Centroamérica y de toda América Latina durante el siglo XX, sigue más vigente que nuca. La unificación de la lucha del conjunto de los trabajadores y campesinos pobres de toda Centroamérica acompañada de un programa de clase que exponga claramente y sin ningún tipo de prebendas para la burguesía, aun aquella que algunos llaman "progresista" o "nacionalista", la necesidad de aniquilar la propiedad privada sobre los principales medios de vida (las fábricas, la tierra, los bancos, etcétera) es la calve para poner fin la larga pesadilla del capitalismo. Esas fuerzas deben ser puestas bajo el control democrático de los trabajadores y campesinos pobres por medio de comités que planifiquen y administren la producción ya no para el beneficio de algunos cuantos, sino para el conjunto de todos aquellos que bajo la sociedad burguesa solo podemos obtener explotación, represión y miseria.
Sólo bajo estas condiciones podrá ser derrotada la oligarquía centroamericana y erradicado para siempre el feroz yugo que el imperialismo le ha impuesto a las diferentes naciones de esta región del mundo. Recuperemos el legado revolucionario de Farabundo Martí.
¡Contra la opresión imperialista!
¡Contra la tiranía de la oligarquía!
¡Viva la Revolución Centroamericana!
¡Por una Federación Socialista de Centroamérica!
http://militante.luxza.net
Por Christian Guevara
La mujer maldijo en voz baja: "Hijos de puta". Acababa de encontrar un juguete, un humilde caballito de plástico, en la bolsa de atrás del pantalón de uno de los cadáveres que había recuperado. Los restos pertenecían a un niño de pocos años de edad. Había sido asesinado por una ráfaga de un arma de fuego, seguramente un fusil norteamericano M-16.
El hallazgo y la injuria eran obra de Patricia Bernardi, una joven argentina experta en antropología forense. Bernardi había sido destinada, en octubre de 1992, a la investigación del caso de El Mozote, un caserío en el norte del departamento de Morazán en donde la Fuerza Armada salvadoreña había masacrado a unas ochocientas personas en diciembre de 1981, durante un operativo militar de gran envergadura.
Al ver el juguete, Mercedes Doretti, colega de Bernardi en el Equipo Argentino de Arqueología Forense, reflexionó: "Normalmente, podríamos utilizar esto para identificar a la víctima. Aún después de once años, cualquier madre podría reconocer que esto perteneció a su hijo. Pero aquí también mataron a todas las madres". Según los rumores, los supervivientes de El Mozote y de los caseríos de los alrededores no alcanzaban ni la media docena.
A pesar de que habían transcurrido once años desde la masacre, era la primera averiguación oficial que se realizaba. Las denuncias públicas del hecho fueron desmentidas una y otra vez; y tanto la Fuerza Armada como los gobiernos que habían presidido durante la guerra pusieron trabas para que se iniciara un proceso judicial.
Pero el caso dio un giro radical cuando, el 26 de octubre de 1990, un campesino llamado Pedro Chicas Romero puso una denuncia penal y abrió un proceso formal en el Juzgado de Primera Instancia de San Francisco Gotera. Pedro Chicas había sido uno de los supervivientes y estaba dispuesto a llevar a la justicia a los culpables de asesinar a toda su familia y a sus vecinos.
El olor de la verdad
Después de que los forenses argentinos descubrieran 141 cadáveres durante la primera etapa de exhumación, en lo que fue la ermita Santa Catarina de El Mozote, el periodista norteamericano Raymond Bonner rompió a llorar. El llanto no fue porque conocía a las víctimas, sino porque el tiempo le ayudó a demostrar que él estaba en lo cierto.
Bonner, un corresponsal del New York Times asignado a Centroamérica, fue el primer periodista en reportar en el extranjero lo sucedido en El Mozote. La nota fue publicada en el periódico estadounidense el 27 de enero de 1982, un mes y medio después de la masacre. El trabajo de Bonner se divulgó tan sólo cinco días antes de que se decidiera la aprobación de un nuevo aumento en la ayuda estadounidense al gobierno salvadoreño, desencadenando un torbellino en el seno político norteamericano y salvadoreño.
La polémica se desató porque el congreso estadounidense había condicionado la ayuda a cambio de que el gobierno salvadoreño se comprometiera a respetar los derechos humanos. Al instante, el Departamento de Estado negó que tal situación se hubiera dado y mucho menos que los militares salvadoreños tuvieran alguna participación e inició una campaña en contra de Bonner. La presión del gobierno republicano llegó a tal grado que el New York Times aceptó trasladar a su corresponsal de Centroamérica hacia otra zona. El periodista que había logrado llegar hasta el lugar del crimen apenas un mes después y que logró ver decenas de cadáveres diseminados por los alrededores había perdido la batalla: su verdad fue transformada en una aberrante mentira por el poderoso aparato estatal estadounidense.
Pero un segundo reportaje apareció, esta vez en el Washington Post, otro importante periódico, obra de la periodista Alma Guillermoprieto, y confirmó todo lo que Bonner había documentado: una masacre de grandes proporciones se había llevado a cabo en un pequeño caserío en la zona norte de Morazán y los pocos supervivientes aseguraban que la única responsable era la Fuerza Armada salvadoreña. Guillermoprieto también había llegado hasta el sitio del crimen y era testigo. La carnicería, el número de cadáveres al descubierto y las pruebas de la violencia con las que se asesinó, habían llegado a tal grado que Guillermoprieto entró en una crisis nerviosa.
Pero los dos reportajes sobre la matanza y su magnitud no hicieron eco y, un día después de su publicación, la Embajada Norteamericana en Washington envió un documento al Congreso certificando que "el gobierno de El Salvador está comprometido con el respeto de los derechos humanos". Cuatro días después, el aumento del presupuesto de la ayuda económica y militar era aprobado.
El 10 de diciembre de 1981 fue un día muy agitado para los militares. En la base aérea de Ilopango se había concentrado la totalidad del Alto Mando del ejército salvadoreño para celebrar el Día de la Aviación Militar y para graduar a 18 nuevos pilotos. El acto era presidido por los miembros de la Tercera Junta Revolucionaria de Gobierno, incluyendo los que pertenecían a la Democracia Cristiana. Pero a 160 kilómetros de ahí, en la zona norte del Departamento de Morazán, las tropas del batallón Atlacatl realizaban una operación de "limpieza" en los cantones o caseríos de La Guacamaya, Cerro Pando, Los Toriles, Jocote Amarrillo, La Joya y El Mozote.
Mientras que los 18 nuevos pilotos eran encomendados a la protección divina de la Virgen de Loreto, patrona de los aviadores, los oficiales que estaban a cargo del operativo en Morazán daban la orden a sus tropas de decomisar y destruir todas las biblias, crucifijos y afiches religiosos. Una extraña contradicción teológica, pero no militar, porque, un día antes, los periódicos salvadoreños habían publicado que el ejército salvadoreño desarrollaría la llamada "Operación Rescate", con el fin de expulsar a los "insurgentes y marxistas del departamento de Morazán".
La parte norte del departamento de Morazán era considera como la principal "zona roja" del país, es decir, el sitio con mayor concentración y control por parte de la milicia guerrillera del FMLN. La idea de despojar a los campesinos de sus crucifijos y biblias venía de la teoría militar de que el apoyo de la población civil a los insurgentes se debía, en gran parte, a la penetración de la Teología de la Liberación como labor de algunos sacerdotes católicos.
El Mozote era un lugar singular. Ahí los católicos eran minoría, al contrario de todos los caseríos y cantones de los alrededores, y la Teología de la Liberación no había tenido gran impacto. Además, sus relaciones con la Fuerza Armada siempre habían sido estables porque no eran colaboradores de la guerrilla. Licho (alias), uno de comandantes guerrilleros destacado en la zona norte de Morazán, afirmó que la "gente de El Mozote nos temía".
El Mozote contaba con unos trescientos habitantes, pero muchos otros moradores de caseríos más pequeños habían llegado a refugiarse ahí por temor a morir en fuego cruzado o para no ser ejecutados por los soldados si los llegaban a confundir con guerrilleros. La Operación Rescate había sido planeada desde hace mucho tiempo y era de gran envergadura; y las fuerzas rebeldes no estaban dispuestas a irse de manera fácil de su principal bastión: los combates iban a ser duros y recios. Los campesinos sabían eso y tenían miedo, por eso decenas de ellos y sus familias se habían refugiado en El Mozote, porque lo consideraban un sitio seguro: la guerrilla estaba ocupada en preparar una huida estratégica y era casi absurdo que en ese lugar tuvieran problemas con los militares. Pero lo absurdo comenzó a convertirse en realidad cuando un avión dejó caer dos poderosas bombas en la escuela del caserío.
Rufina oyó el llanto de sus hijos
El Atlacatl era el mejor batallón del Ejército Salvadoreño a principios de la década de los 80. Estaba especialmente diseñado para cercar y aniquilar a las fuerzas armadas izquierdistas, sus hombres estaban mejor preparados y salían de la categoría de simples reclutas. El adjetivo calificativo de "las fuerzas especiales entrenadas por los Estados Unidos" lo acompañaba siempre que aparecía en los periódicos. Pero no era la única tropa élite que había entrenado Estados Unidos. También lo había sido el Belloso. Pero el Atlacatl tenía algo que el Belloso ni siquiera aspiraba a soñar: estaba al mando del Coronel Domingo Monterrosa, posiblemente el militar salvadoreño más brillante en el campo de batalla que ha existido, y uno de los más crueles.
Monterrosa había planeado el operativo que buscaba expulsar a los guerrilleros de la parte norte de Morazán y recuperar el control de la zona. Él mismo le había dado el nombre: Operación Rescate. La enorme maniobra militar tenía también otro objetivo muy claro, que era eliminar a los integrantes de la clandestina Radio Venceremos, definida por Monterrosa como "un alacrán en el culo".
No estaba solo en la Operación Rescate. Lo respaldaba por el coronel Jaime Flores Grijalva, Comandante de la Tercera Brigada de Infantería y que tenía a cargo la supervisión del operativo; por el Mayor Natividad de Jesús Cabrera y el Mayor José Armando Azmitia.
El batallón Atlacatl ya era conocido en Morazán, pero su reputación entre los habitantes rayaba en lo cómico, al contrario de lo que sucedía en los periódicos y con la embajada norteamericana. Ocho meses antes, en el municipio de Arambala, la primera fuerza élite del batallón Atlacatl había sido derrotada por una sección de guerrilleros dirigidos por Mena Sandoval, un capitán que había desertado del ejército. La derrota militar del flamante batallón en su primera batalla y a manos de un traidor le había valido innumerables bromas de parte de otros oficiales del ejército y de los divertidos campesinos de los alrededores: la denominación BIRI que antecedía al Atlacatl y que significa Batallón de Infantería de Reacción Inmediata se transformó durante los sarcasmos en Batallón de Infantería de Retirada Inmediata. Monterrosa, que llamaba cariñosamente a sus tropas como "mis angelitos de la muerte", no había olvidado la afrenta.
Pero Rufina Amaya no sabía nada de esas frustraciones y odios, y jamás se imaginó que su familia y sus vecinos pagarían por la ofensa.
Rufina había nacido y crecido en El Mozote. Estaba casada con Domingo Claros, otro habitante de El Mozote, y había procreado cuatro hijos. El destino la llevaría a convertirse en una de las pocos supervivientes del caserío y testigo clave de la masacre. Su relato fue parte principal de las publicaciones de Bonner y Guillermoprieto en los periódicos estadounidenses y, con el paso del tiempo, ha sido la principal fuente de información para los estudios que ha realizado las misiones de Naciones Unidas y de la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado.
Un día antes de la llegada de los militares, Marcos Díaz, el dueño de la única tienda del lugar y el hombre más rico de El Mozote, había convocado a la mayoría de los pobladores del caserío para comunicarles que había tenido un encuentro con un oficial del ejército. Según Díaz, el oficial le confió que lanzarían un gran operativo militar para despejar de guerrilleros la zona norte de Morazán y que, además, le había prometido que los habitantes de El Mozote no tenían nada que temer mientras se encontraran en su casa. Rufina recuerda que "un montón de gente quería dejar el caserío, es que había un gran miedo... pero la mayoría de gente aceptó lo que él les aseguraba, porque, si dejaban el caserío, caían en el riesgo de ser atrapados durante el operativo.
Según el Informe de la Comisión de la Verdad y por relatos de Rufina, el batallón Atlacatl entró en la tarde del 10 del diciembre al caserío y obligó a todos los habitantes a que salieran de sus casas y que se formaran en filas en la pequeña plaza del lugar. A la medianoche, se le ordenó a todos que regresaran a sus casas.
El Mozote estaba atestado de gente, pues por el temor del operativo muchos otros moradores habían llegado a refugiarse. En total, se calcula que habían entre seiscientas y ochocientas personas, la mayoría niños.
Poco después, el helicóptero despegó y los gritos de muerte comenzaron a resonar. En grupos de cinco y vendados y amarrados de manos, los hombres eran sacados de la iglesia y fusilados. Los pocos que quedaban agonizando eran brutalmente decapitados con golpes de machete en la nuca. "A las doce del mediodía ya habían terminado de matar a todos los hombres", recuerda Rufina. Domingo Claros, el esposo de Rufina, fue uno de los primeros en morir. "Iba en uno de los primeros grupos, pero comenzó a forcejear y le dispararon. Estaba vivo, un soldado se acercó y con un machete lo degolló".
Las mujeres no corrieron mejor suerte, excepto una: Rufina. Los soldados entraron a la fuerza en la pequeña casa y comenzaron a seleccionar a las mujeres más jóvenes. La mayoría de madres se opuso, pero fueron sometidas con golpes de culata de fusil o a patadas. Algunas, para horror de los niños y las mujeres, fueron asesinadas en el mismo lugar. Las jóvenes fueron llevadas a las afueras del caserío para ser violadas. Un testigo que ha permanecido en el anonimato durante todo el proceso de investigación, un hombre obligado a servir como guía por los oficiales del Atlacatl, reconoció que las adolescentes fueron violadas durante todo ese día. "Los soldados hablaban sobre las violaciones. Contaban y bromeaban sobre lo mucho que les habían gustado las niñas de doce años". Después de violarlas, los soldados las mataban a tiros o las decapitaban.
Las mujeres fueron asesinadas con el mismo método practicado a los hombres: se les transportaba en grupos de cinco y se les fusilaba; posteriormente se decapitaban los cadáveres o a las agonizantes. En el penúltimo grupo iba Rufina, pero dos de las mujeres que iban con ella armaron una trifulca, pidiendo a gritos por su vida y tratando de huir. Rufina aprovechó la confusión y escapó. Permaneció toda la noche escondida y pudo ver cómo los soldados terminaban de matar a las mujeres y a todos los niños, incluso a los recién nacidos. Después permaneció escondida ocho días en una cueva cercana a El Mozote, hasta que fue hallada por un tropa de guerrilleros que la recogió, le dio atención médica y la transportó a un campo de refugiados. Antes de que Rufina se marchara, el equipo de prensa de la clandestina Radio Venceremos la entrevistó y el 24 de diciembre publicó la noticia de la masacre. La Junta de Gobierno y la Embajada de Estados Unidos declararon que el informe "era propaganda izquierdista" y que "provenía de fuentes consideradas no confiables". La voz de Rufina sería permanentemente acallada durante once años más.
Angelitos de la Muerte y angelitos muertos
"Este es un operativo de Tierra Arrasada y tenemos que matar a los niños también", fue la decisiva respuesta de uno de los oficiales a cargo. Según el hombre que fue obligado a servir de guía, muchos soldados no querían matar a los niños porque les tenían lástima. Uno de los soldados había protestado diciendo: "La orden que traemos es que de esta gente no vamos a dejar a nadie porque son colaboradores de la guerrilla, pero yo no quisiera matar niños".
Pero de nada sirvió ese tímido intento de compasión: para demostrar qué era lo que se debía hacer, un capitán tomó a un niño de pocos años y le disparó. Otros siguieron su ejemplo y un oficial atravesó a otro infante con un puñal y después lo degolló. La masacre de los angelitos había comenzado.
Los niños estaban histéricos. Sus madres habían sido asesinadas y ellos se encontraban encerrados, llorando y suplicando, viendo cómo algunos de compañeros de juego eran asesinados. Un pequeño grupo de soldados se colocó en la puerta y la ventana de la habitación y vació los fusiles M-16 en el grupo de niños que se había arrinconado en una esquina, en un vano intento de escapar de la muerte. Después los soldados lanzaron un par de granadas de mano y le prendieron fuego a la habitación. Si uno de los niños sobrevivió a las balas y a las explosiones, murió carbonizado por el incendio. El informe de los forenses argentinos reveló que en esa habitación murieron más de 120 niños menores de 12 años. Rufina escuchó el llanto y, según ella, pudo reconocer los gritos de sus hijos cuando los masacraban.
El batallón Atlacatl había practicado a la perfección en El Mozote la "Táctica de la Tierra Arrasada", que consiste en asesinar a todo ser viviente, incluyendo gallinas, perros y cerdos, y destruir todo vestigio de construcción. El objetivo es quitarle el "agua al pez", como los mismos militares reconocen. "El Mozote estaba en una zona controlada en un cien por ciento por la guerrilla. Cuando tú tratás de secar esas zonas, sabés que no vas a poder trabajar con población de ese lugar. Allí nunca vas a tener una base permanente, por eso simplemente decides matar a todos. Se hace más por frustración que por cualquier otra razón", reflexionó uno de los asesores del Batallón Atlacatl. Lo cierto es que los Angelitos de la Muerte de Monterrosa hicieron honor a su nombre en esas vísperas de navidad.
"Hemos tenido muchos enemigos... no sólo no están interesados en que se sepa la verdad, sino que están interesados en que esa verdad no se descubra", explicó María Julia de Hernández, la directora de Tutela Legal. Según Hernández, las instituciones gubernamentales han obstaculizado el trabajo de investigación y han refutado las pruebas que han presentado.
Una parte crucial de la investigación ha sido la pregunta de cómo murió la gente encontrada en El Mozote. Los datos concluyentes del equipo forense de antropólogos argentinos desmienten muchas versiones de los militares. Por ejemplo, la Fuerza Armada, después de admitir que sí hubo considerables muertes de víctimas civiles, tras la publicación del Informe de la Comisión de la Verdad, propuso la tesis de que la muerte de los pobladores de El Mozote se produjo en una situación de fuego cruzado entre la guerrilla y los soldados que participaban en el operativo militar. Pero el informe de balística efectuado en la habitación donde murieron los niños y sus alrededores determinó que se habían encontrado 263 casquillos de bala provenientes de 24 armas diferentes y, de esos disparos efectuados, 240 proyectiles habían impactado en los cuerpos de los niños. Un porcentaje de acierto demasiado alto para una situación de fuego cruzado. Además, los casquillos fueron encontrados sólo en dos lugares, cerca de la ventana y de la puerta. Es decir, fueron ametrallados a corta distancia. La única posibilidad es que los niños murieron arrinconados en una esquina de la habitación, mientras les disparaban desde esos dos lugares, porque los únicos impactos de bala que se hallaron estaban en el piso y en el lado interior de las paredes y ninguno en la parte exterior.
Cuando se supo que la mayoría de cadáveres correspondía a niños, Juan Mateu Llort, director del Instituto de Medicina Legal, declaró que "ese era un cementerio guerrillero", porque en la "guerrilla andaban un montón de niños". Pero según el equipo argentino, varias decenas de cadáveres corresponden a niños muy pequeños, entre ocho meses y cuatro años. Una edad imposible para cargar un arma y pertenecer a una milicia.
La conclusión de los forenses, de que los niños de El Mozote no murieron durante un enfrentamiento sino que fueron fusilados a corta distancia, se ve respaldada por otras pruebas: se halló la trayectoria de nueve proyectiles que atravesaron a su víctima y después se incrustaron en el suelo. Es decir, los hombres se vieron obligados a disparar hacia abajo, en diagonal, debido a la corta distancia que los separaba de sus blancos y a la baja estatura de los niños. No se descarta que más de algún soldado se paró sobre su pequeña víctima y disparó directamente encima de ella.
El Mozote es hoy un pueblo fantasma y los aterradores recuerdos en la mente de los pocos sobrevivientes. La investigación y las exhumaciones continúan, más con el objetivo de identificar a las víctimas que de iniciar un juicio. Los encargados están conscientes de que la Ley de Amnistía, aprobada por unanimidad en 1992, exime a los responsables de cualquier crimen cometido en el contexto de guerra, aún de uno en el que se asesina a ochocientos inocentes
Fuente: www.elfaro.net
Durante cuarenta años (1930-1970) el Partido Comunista de El Salvador, PCS, fue la única organización de izquierda que luchó por los ideales de la democracia, la justicia social y autodeterminación nacional. La lucha por estos ideales cobró un gran impulso en los años setenta con el nacimiento de las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí" (FPL) en abril de 1970, el Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS), más conocido como Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en marzo de 1972; la Resistencia Nacional (RN), como escisión del PRS, en mayo de 1975, y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos, PRTC, constituyó el 25 de enero de 1976.
El multifacético proceso de diferentes formas de lucha armada, político-electoral, económica y social, desplegadas por separado por cada una de las cinco organizaciones durante la segunda mitad de los setenta, aceleró la maduración de la crisis nacional, la cual, junto con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el 19 de julio de 1979, y el estallido de la situación revolucionaria tras el golpe de estado del 15 de octubre de 1979 y la posibilidad de resolver el problema del poder, fueron factores objetivos que estimularon la necesidad de la unificación de la izquierda revolucionaria.
Así, el 17 Diciembre de 1979, en la cresta de la crisis nacional, las FPL, la RN y el PCS suscribieron el primer acuerdo de unidad con la constitución de la Coordinadora Político-Militar, CPM, cuyo primer manifiesto fue dado a conocer el 10 de enero de 1980. En el mismo se dejaba abierta la posibilidad para que se incorporaran el resto de organizaciones de izquierda y se proclamaba el carácter democrático de la revolución, sus fundamentos históricos, la orientación socialista de la misma y los contenidos programáticos inmediatos.
El 11 de enero de 1980 se constituyó la Coordinadora Revolucionaria de Masas, CRM, integrada por las organizaciones de masas siguientes:
a) Bloque Popular Revolucionario, BPR, de las FPL, nacido el 30 de julio de 1975;
b) el Frente de Acción Popular Unificado, FAPU, de la RN, nacido en septiembre de 1974;
c) las Ligas Populares 28 de Febrero, LP-28 del ERP, nacidas en marzo de 1977, tras las luchas populares en contra del fraude electoral de febrero de ese año;
d) la Unión Democrática Nacionalista, UDN, partido político legal utilizado por el PCS para la lucha política electoral y la creación de la coalición Unión Nacional Opositora, UNO, con los partidos Demócrata Cristiano, PDC, y Movimiento Nacional Revolucionario, MNR, adherido a la socialdemocracia, coalición que ganó las elecciones presidenciales de febrero de 1972 y 1977, victorias electorales arrebatadas con fraudes por la dictadura militar; y
e) la Liga para la Liberación del PRTC nació en abril de 1975 y luego en 1979 se transformó en el Movimiento de Liberación Popular, MLP, quedando así integrada la CRM con todas las organizaciones populares de la izquierda revolucionaria.
Paralelamente, a comienzos de marzo de 1980, se avanzaba en la construcción del Frente Democrático Salvadoreño, FDS, con las siguientes organizaciones: Movimiento independiente de profesionales y técnicos de El Salvador (MIPTES), Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC), desprendimiento importante del Partido Demócrata Cristiano, PDC, Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), de la Internacional Socialista; Federaciones Sindicales; pequeños empresarios así como agrupamientos de militares retirados, incluyendo el Coronel Ernesto Claramont quien fuera candidato presidencial de la Unión Nacional Opositora en 1977, así como personalidades políticas y sociales. Como observadores se afiliaron: La Universidad de El Salvador y la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas ".
Con la confluencia del Frente Democrático Salvadoreño, FDS, que duró 17 días, y la CRM, nació el Frente Democrático Revolucionario, FDR, que hizo su aparición pública el 17 de abril de 1980.
El 22 de mayo de 1980 se constituyó la Dirección Revolucionaria Unificada, DRU, con la participación de las FPL, RN, ERP y PCS, integrada con tres miembros de las Comisiones Políticas de cada uno de esos partidos revolucionarios. En el manifiesto dado a conocer se dijo: "Habrá en adelante una sola dirección, un solo plan militar y un solo mando, una sola línea política".
El 10 de Octubre de 1980 fue creado el FMLN, integrado originalmente con aquellas cuatro organizaciones y luego, en diciembre de ese año, se incorporó el PRTC. Esta decisión precedió al lanzamiento de la Ofensiva General del 10 de enero de 1981, con la cual comenzó el despliegue de la Guerra Popular Revolucionaria propiamente tal.
La profundización de la guerra, la intervención creciente del gobierno de los Estados Unidos en la misma y el nuevo ascenso de la lucha social, fueron factores objetivos que presionaron al avance del proceso unitario. En mayo y junio de 1985, la Comandancia General, además de definir los aspectos fundamentales de la estrategia y el programa para el período, de cara al problema del poder, trazó la línea de avanzar gradualmente hacia un partido unificado y asumir como estratégica la alianza FMLN- FDR. La unanimidad dentro del FMLN en todos los aspectos claves de la lucha para el período, permitieron superar obstáculos para el avance del proceso unitario y por supuesto para la lucha.
Desde entonces la unidad fue cada vez más profunda. Las organizaciones miembros dejaron de elaborar líneas y planes propios, y pasaron a ejecutar la líneas y los planes elaborados por la Comandancia General. Así, con línea general, estrategia y planes comunes, se llegó al desenlace negociado de la guerra, a la ejecución de los acuerdos de paz y -hasta cierto punto- a las elecciones generales de 1994 y, en una carrera contra los tiempos políticos, el FMLN tuvo que transformar sus estructuras y fuerzas que funcionaron para la guerra, en estructuras y fuerzas para la lucha política y social.
Los enemigos del FMLN habían asegurado que al desarmarse desaparecería, pues, sostenían, que su única fuerza descansaba en las armas. La derecha se esforzó por que el FMLN mantuviera atados a la mayoría de sus cuadros al cumplimiento de los acuerdos de paz, de manera de neutralizar sus fuerzas para la lucha política electoral de las llamadas elecciones del "siglo" y asegurar así una derrota estratégica del FMLN y de la revolución, lo cual no ocurrió, sino todo lo contrario.
Después del largo proceso de guerra revolucionaria, la tarea de forjar un nuevo partido no fue fácil, hubo que superar el muro del terror levantado por más de sesenta años de represión, las actitudes mañosas de los políticos de derecha que querían impedir la legalización del FMLN como partido político y las dificultades de la organización del partido a nivel nacional. El trabajo fue enorme, el proceso orgánico multiplicó por varias veces la cantidad de sus miembros y en pocos meses el FMLN se convirtió orgánicamente en el segundo partido político más importante del país.
LUCHA DEL FMLN COMO PARTIDO POLITICO
Luego de superados los obstáculos políticos, el uno de septiembre de 1992 fue firmada la escritura pública de fundación legal del FMLN, contando como testigos de ese acto histórico a Monseñor Arturo Rivera y Damas, Arzobispo de San Salvador y Monseñor Gregorio Rosa Chávez, y fue hasta el 14 de diciembre de ese año, un día antes de finalizado formalmente el cese del enfrentamiento armado, que el Tribunal Supremo Electoral admitió su registro legal y le otorgó al FMLN la personería jurídica. Así quedaban atrás más de sesenta años de lucha clandestina de los revolucionarios y comenzaba una nueva etapa histórica de luchas dentro del marco de la legalidad y nueva institucionalidad generada por el Acuerdo de Chapultepec.
A partir de entonces el FMLN comenzó una intensa jornada de esfuerzos organizativos y de institucionalización del partido, de realización de convenciones municipales y departamentales hasta culminar en la Primera Convención Ordinaria del 4 de Septiembre de 1993. Pese a los grandes esfuerzos de la derecha por debilitar profunda y estratégicamente al FMLN, esa primera Convención fue una demostración de la vitalidad política de que gozaba el FMLN.
No obstante las dificultades internas que impidieron definir la estrategia política electoral, en aquella Convención se aprobó la participación del partido en las elecciones generales de marzo de 1994, se autorizó al Consejo Nacional a concertar coaliciones, pactos y entendimientos políticos que fueren necesarios, se ratificó a los candidatos a la Asamblea Legislativa, se aprobó un documento base de plataforma programática y tomó la decisión de apoyar la candidatura presidencial del doctor Rubén Zamora por la Convergencia Democrática y eligió al doctor Francisco Lima como candidato a la vice-presidencia de la República. En suma, la primera Convención Nacional preparó políticamente al FMLN para la batalla electoral de marzo-abril de 1994.
Independiente de los resultados de esas elecciones, el ERP y la RN, principalmente, optaron por seguir el camino "socialdemócrata" , abandonar las filas revolucionarias y pasarse al campo de la derecha, supuestamente de "centro", llevarse siete de los 21 diputados y crear el Partido Demócrata, PD. Esto último solo después de haber intentado, en la Convención Extraordinaria del 28 de Agosto de 1994, apoderarse del control del FMLN y conducirlo por el camino "socialdemócrata" y, como último esfuerzo, tras haber fracasado en aquel intento, hacer desaparecer al partido y llenar el supuesto vacío que el FMLN dejaría creando el mencionado PD.
En septiembre de 1994, tras la Convención Extraordinaria del 28 de agosto de ese año, quedó evidenciado que la multiplicación de estructuras y recursos de cada partido, paralelas a las del FMLN, habían entrado en conflicto con la necesidad de avanzar con eficacia en la lucha política y social y obstruían el proceso de unificación. Por ello, en su resolución especial de la Segunda Convención Ordinaria del 18 de Diciembre de 1994, resolvió "avanzar con paso firme hacia la unificación del FMLN como un partido democrático, revolucionario y pluralista" y "llamar a los afiliados a trabajar con entusiasmo y seguridad para impulsar la unificación del partido y construir un FMLN más fuerte, más democrático, más ligado al pueblo y sus luchas y, sobre todo, más unido".
Atendiendo esas orientaciones, en junio de 1995, tras varios meses de debates, el Consejo Nacional determinó que el FMLN debía transformarse en un partido de tendencias y, además, en un partido socialista. Ello significaba trabajar por la gradual disolución, durante 1995, de las estructuras de cada partido y organización integrantes del FMLN y dar paso a estructuras únicas. Las convenciones municipales y departamentales que se desarrollaron en adelante, hasta culminar en la Tercera Convención Nacional Ordinaria de los días 17 y 18 de diciembre de 1995, se realizaron con esa perspectiva . Así, por resolución de esta convención, el FMLN dejó de ser un partido de partidos y agrupamientos, y transformarse en un partido de tendencias en transición hacia una nueva fase superior en el proceso de construcción de un solo partido unificado.
La desaparición de las anteriores estructuras paralelas de cada partido le permitió al FMLN preparar la propuesta de estrategia de desarrollo económico y social (abril, 1996), la realización en nuestro país del VI Encuentro del Foro de Sao Pablo ( 26-28 de julio, 1996), las convenciones municipales y departamentales que culminarían con la IV Convención Nacional Ordinaria, en octubre de 1996, cuyas resoluciones sobre la plataforma electoral y ratificación de candidaturas a la Asamblea Legislativa y Concejos Municipales, dotaron al partido de las herramientas para librar las batallas electorales del 16 de marzo de 1997.
De las elecciones para diputados y alcaldes de marzo de 1997 el FMLN salió fortalecido, obtuvo una importante cuota de poder legislativo y municipal[1], y por lo mismo con mayores compromisos y responsabilidades ante los desafíos nacionales y los retos internos de democratización y modernización, reforzando su naturaleza revolucionaria, pluralista y socialista.
En la unidad y su profundización ha descansado la fortaleza del FMLN y la convicción de quienes, desde dentro y fuera del país, siguen viendo al partido como la esperanza de los anhelos populares y factor principal de las transformaciones democráticas y revolucionarias que nuestro país necesita.
A partir de julio de 1997 comenzó una intensa jornada de convenciones municipales y departamentales, que culminaron con la realización de la V Convención Nacional Ordinaria, en diciembre de ese año, y de la cual surgieron las nuevas autoridades que guiaron la lucha del partido en las elecciones presidenciales de 1999. Pero, en lugar de terminar con las tendencias como fase de transición, de esa Convención el partido se estructuró en agrupamientos de corrientes de pensamiento, discrepantes entre si acerca de aspectos fundamentales, como, por ejemplo, el proyecto de la revolución democrática, la estrategia política y programa para las elecciones presidenciales de 1999, lo cual incidió en la victoria electoral, en primera vuelta de los neoliberales: de hecho se configuraron y estructuraron dos agrupamientos, el de la corriente revolucionaria socialista y el de la corriente socialdemócrata, en disputa por el control del partido, formalmente en manos de este último agrupamiento (los así llamados renovadores).
Pese a ello, la estructuración en grupos alrededor de "corrientes de pensamiento", con funcionamiento incluso paralelo, se acentúo debilitándose la cohesión interna del partido. Fue en la Convención de diciembre del año 2000 que se decidió dar pasos en la dirección de fortalecer la unidad del FMLN: separar las funciones electivas de la Convención para que la misma se dedique a definir estrategias y líneas, dejando en manos de la votación secreta y directa de los afiliados del partido la elección de autoridades del partido y candidatos a cargos de elección popular, en aras de avanzar en la democratización interna del partido y, al mismo tiempo, reformar los estatutos confirmando el carácter revolucionario y socialista del partido, así como no reconocer estructuras paralelas de funcionamiento de agrupamientos o corrientes de pensamiento.
El 25 de noviembre del 2001 se realizaron las primeras elecciones de autoridades del partido, nacionales, departamentales y municipales, mediante voto secreto y directo de los afiliados del partido, claramente identificados con los principales agrupamientos, los revolucionarios y los "reformistas" o renovadores. La victoria surgida de la votación fue contundente a favor de la corriente revolucionaria socialista, y derrotada y fracasada en sus propósitos los renovadores.
Los nuevos organismos de dirección, derivados de los resultados de las elecciones internas, le imprimieron el carácter revolucionario al estilo de conducción y a la lucha política y social del partido, debilitada principalmente por los conflictos internos. En el FMLN dio comienzo a un proceso de unificación y cohesión alrededor de la estrategia de lucha para período, proceso favorecido por la decisión de los "renovadores" o reformistas, de abandonar las filas del partido y la lucha por la revolución democrática.
Así, prepararse para asegurar importantes avances en las elecciones legislativas y municipales del 2003 y organizar un poderoso movimiento social, y, junto a otras fuerzas democráticas, obtener la victoria presidencial en las elecciones del 2004, son las tareas estratégicas principales de este período. Para ello el partido ha comenzado a dar pasos de avance en su proceso de unificación, organizativos, pero sobre todo alrededor de su programa, estrategia y reafirmación de su naturaleza revolucionaria, para actuar en consecuencia con los desafíos y retos históricos planteados, hacer del partido una organización de "luchadores sociales, de trabajar por hacerse llegar "mas pueblo y más revolucionarios "y a "unificarse más"en aras de la lucha por el poder
Comisión Nacional de Educación Política, FMLN Septiembre, 2002
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[1] De 14 diputados con que se quedó después de que el ERP y la RN decidieron abandonar al partido, el FMLN ganó 27 diputados ( 370 mil votos),con el 33.02% de los votos válidos, y 54 alcaldías..
[2] El FMLN obtuvo 31 diputados, dos más que el partido del gobierno de derecha neoliberal, con 426 mil votos, equivalentes al 35.22% de los votos válidos, convirtiéndose en el partido con más diputados y obtuvo 80 alcaldías, incluyendo ocho de las 14 cabeceras de Departamento. Al abandonar al partido, los llamados así mismos Renovadores, seis diputados renovadores se retiraron del FMLN.
Fuente: http://fmln.org.sv