por Inés Hayes
No es primicia que los principales voceros del capital internacional están en bancarrota. En Estados Unidos, diarios centenarios se despiden de sus lectores para siempre dejando en la calle a miles de trabajadores. Las acciones de los emporios mediáticos se desploman en las Bolsas. Ciudades enteras se quedan sin periódicos impresos.
Derrumbe
Desesperados, algunos medios deciden pasar a Internet y cobrar por la lectura de sus artículos. El grupo español Prisa, editor de El País, ha perdido en este último período el 95% de su valor bursátil: una acción suya vale menos que un diario. En América Latina, aunque los empresarios nieguen los efectos de la crisis, sus ecos ensordecen a los trabajadores de todo el continente que ven reducidos sus salarios y desconocidos sus derechos laborales. La prensa del capital corre la suerte del sistema al que sirve.
La quiebra de los principales diarios del planeta es noticia desde mediados de 2008. Los grandes voceros del capital internacional caen como piezas de dominó dejando fuera del tablero a miles de trabajadores en todo el mundo.
A principios de marzo, la empresa editorial McClatchy Company, propietaria de 30 diarios, entre ellos el Miami Herald, anunció que proyecta eliminar 1.600 puestos de trabajo, equivalentes al 15% de su fuerza laboral.
La caída en las ventas publicitarias, producida por la crisis mundial del capitalismo, reducirá enormemente la tirada del Miami Herald, una de las puntas de lanza más filosas del imperialismo contra Cuba. Nacido en 1903 como Miami Evening Record, ha ganado numerosos premios Pulitzer y, aunque tiene una tirada diaria de 210 mil ejemplares, 175 trabajadores perderán su trabajo y el resto verá recortado su salario.
La compañía, que también es dueña del periódico The Sacramento Bee, planea una reducción profunda de costos para 2009: espera ahorrar entre 100 y 110 millones de dólares y reducir drásticamente su dividendo en un 90%. Como parte de las medidas de ahorro, los ejemplares de Miami Herald se comprimirán a un formato de 44 pulgadas y la edición internacional dejará de circular.
Al cierre de 2008, la empresa debía aproximadamente 2.040 millones de dólares; la mayor parte de la deuda estaba relacionada con la adquisición en 2006 de la cadena de periódicos Knight Ridder. Según informó el presidente y director de la empresa, Gary Pruitt, la reducción de personal se hará a través de jubilaciones adelantadas e incluirá cerca de 30 millones de dólares en costos de cesantía.
"El impacto de las reducciones de empleos en El Nuevo Herald no se corresponde con los beneficios que genera el diario, que ha mantenido creciendo su circulación en los últimos cinco años", manifestó Humberto Castelló antes de renunciar a su puesto de director de este diario que también pertenece a McClatchy Company. El Nuevo Herald, nacido en 1857, es uno de los tres grandes diarios en español de Estados Unidos. Tras 25 años de trabajo en el medio, el subdirector del periódico, Anthony Espetia, anunció también que dejará su puesto en junio. Además de la eliminación de puestos de trabajo, los empleados que ganen entre 25 mil y 50 mil dólares al año tendrán una reducción de salario del 5%, y para quienes perciben un salario de más de 50 mil dólares anuales, la disminución será del 10%.
El 18 de marzo, Seattle amaneció sin uno de sus diarios más importantes: The Post Intelligencer (The P−I). Luego de 146 años de historia, el matutino de la Corporación Hearst no llegará más a las casas de los 117.600 suscriptores diarios que tenía; desde ahora, sólo podrá leerse en Internet. Su cierre deja a la ciudad con un solo diario impreso, su rival The Seattle Times. El peso de la pérdida de 14 millones de dólares del año pasado cae, sin embargo, sobre las espaldas de los 140 periodistas que se quedarán sin trabajo. "Fue un día muy triste para todos los que trabajamos aquí", expresó Rita Hibbard, subdirectora del diario al que dedicó 25 años de su vida.
"Todavía no he logrado averiguar cómo se puede convertir en dinero un premio Pulitzer", afirmó Samuel Zell, propietario de Tribune y Los Angeles Times en declaraciones a la revista Portfolio (entre los dos diarios han recibido 62 de esos premios, considerados por la gran prensa como los Oscar del periodismo).
A fines de 2008, Tribune Company, el segundo grupo mediático de Estados Unidos, propietario además de The Baltimore Sun, se declaró en quiebra por las deudas acumuladas: 12.100 millones de dólares. El gigante mediático pidió ampararse bajo el capítulo 11 de la Ley de Bancarrota para reestructurar su deuda. Tribune Co. es también propietaria del equipo de béisbol Cachorros de Chicago y del estadio Wrigley Field y maneja 23 canales de televisión; sus principales prestatarios son JP Morgan Chase y Merrill Lynch. Tribune ya ha despedido a cientos de empleados y debe pagar en junio próximo una deuda de 512 millones de dólares (casi 400 millones de euros).
Entre 2007 y 2008, Gannett Company, la editora de diarios más importante del país, propietaria de 85 diarios, eliminó más de 8.300 puestos de trabajo y analiza un plan de suspensiones para la mayoría de sus 31 mil empleados.
Otro de los gigantes mediáticos EW Scripps Company, dueño de 15 diarios y 10 estaciones de televisión, despidió a 400 trabajadores y cerró su periódico Rocky Mountains News dos meses antes de que cumpliera 150 años.
La empresa que publica USA Today, el diario de mayor circulación del país, echó a mil trabajadores en agosto pasado. Otros periódicos estadounidenses como The New York Sun y Baltimore Examiner han saludado a sus lectores para siempre dejando a cientos de trabajadores en la calle.
El efecto dominó sacude también a gigantes como The New York Times, Wall Street Journal y a las revistas Time y Newsweek. A fines de 2008, The New York Times tuvo que ofrecer su edificio con sede en Manhattan como garantía para pedir un préstamo: necesitaba 177 millones de dólares para afrontar un crédito de 412 millones que vence en mayo.
La falta de anunciantes, la caída de las acciones, de las ventas y de los lectores hace que los medios busquen desesperadamente cualquier acción para salvarse.
Walter Isaacson, ex director de la revista Time y presidente de la cadena CNN ideó un sistema en Internet a través del cual los ciberlectores deben pagar entre 2 y 10 dólares por los artículos que deseen leer. Por su parte, Newsweek, propiedad de The Washington Post también apuesta a los poderes de Internet para no sucumbir ante la crisis. Incluso, el famoso Washington Post pasó de una planta de 900 periodistas hace seis años, a menos de 700 en la actualidad.
En enero de 2009, la quiebra llegó hasta The Star Tribune de Minneapolis y a mediados de febrero, las empresas editoriales del New Haven Register de Connecticut se declararon en bancarrota.
Una semana más tarde, el grupo de prensa Hearst Corporation anunció el recorte de personal del diario San Francisco Chronicle que en 2008 registró pérdidas por más de un millón de dólares por semana. El grupo empresario dijo que su objetivo era reducir costos y evitar el cierre del periódico de más tirada de la ciudad californiana.
Ni siquiera News Corp, el grupo mediático del australiano Rupert Murdoch, se salva del colapso: el consorcio propietario de The Wall Street Journal y de The Sun acumuló pérdidas durante el último trimestre de 2008 por 6.400 millones de dólares. Los periódicos estrella The New York Times, The Washington Post, The Chicago Tribune y Los Angeles Times ganan un 25% menos que hace 15 años.
Jornada nefasta para los matutinos europeos
En el viejo continente las crónicas del colapso no son muy distintas. Prisa, el complejo mediático español que edita el diario El País tiene una deuda de más de 5 mil millones de euros. Además de ser propietario del diario de mayor tirada de España, posee el cotidiano deportivo As, la Editorial Santillana y la mega empresa de televisión Sogecable. Las acciones del grupo cerraron a principios de marzo a 0,99 centavos de euro, menos que el precio de un diario.
Desde los 20,8 euros del año 2000, cuando las acciones de este grupo salieron al mercado, a los 0,99 centavos de este año, Prisa ha perdido más del 95% de su valor bursátil.
El consejero delegado del grupo empresario, Juan Luis Cebrián, pidió la intervención del Gobierno y del Parlamento para evitar la ruina del conglomerado mediático. "Miles de periodistas han ido a la calle o están amenazados de ser despedidos en las próximas semanas o meses. Los medios de comunicación tienen problemas para sobrevivir; ésta es una cuestión que afecta al contenido de la democracia", dijo Cebrián en el Foro de la Nueva Comunicación que reunió en Madrid a los directivos de los medios hispanos más poderosos. La intención de Prisa de convertirse en un agente político contra los gobiernos que en América Latina encabezan un proceso de cambios radicales se desvanece en el aire junto con sus acciones.
El diario El Mundo, principal competidor de El País, también afronta problemas económico−financieros que podrían significar su quiebra.
Otro de los periódicos españoles de gran tirada, ABC, registró en febrero pérdidas por 43 millones de euros y sus ingresos publicitarios se redujeron un 26%. 220 trabajadores fueron despedidos en el último período y se recortaron los sueldos de los directivos. La Razón, propiedad de Editorial Planeta, sigue los pasos de El Mundo y El País: ya no toman colaboraciones externas y han acordado con los sindicatos congelar los salarios de los trabajadores.
"En ocho meses 1.850 periodistas quedaron en la calle", informa la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape).
Aunque es el más golpeado por la crisis internacional, España no es el único país europeo en ver cómo sus emporios mediáticos se convierten en escombros. Los periódicos británicos The Times, The Guardian, The Independent, The Finantial Times y The Daily Telegraph pierden diariamente cientos de lectores y avisos publicitarios en toda Inglaterra. En Italia, los medios afrontan el más profundo derrumbe de la publicidad en 16 años: las acciones de las 10 compañías más grandes del país caen en picada. En Francia, el presidente Nicolas Sarkozy tuvo que inyectar 765 millones de euros para sostener a la industria mediática. Aun así, Le Monde ha reducido su plantel en un 20% con el despido de 130 trabajadores y jubilaciones forzadas. El periódico Libération, nacido en la primavera del Mayo Francés para desnudar los efectos intrínsecamente inhumanos del capitalismo, fue comprado por el banquero Edouard de Rothschild.
América Latina: malas noticias para los grandes diarios
Aunque en América Latina todavía no se han registrado quiebras en los grandes diarios, los efectos de la crisis empiezan a palparse. En Argentina, el grupo La Nación cerró la revista Cinemanía y planea reducir el formato de la Rolling Stone. Si bien desde la empresa afirman que los periodistas de la revista de cine serán ubicados en otras publicaciones, ya ha habido varias cesantías.
"Hay ajustes y despidos encubiertos", dice Edgardo Miranda, prosecretario gremial de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (Utpba). Hasta el cierre de esta edición, más de 50 empleados administrativos del grupo La Nación estaban en conciliación obligatoria, analizando si aceptaban los retiros voluntarios propuestos por la empresa.
Clarín, por su parte, mascarón de proa de un poderosísimo grupo que incluye el monopolio de la televisión por cable, a estas horas duramente cuestionado por las multinacionales de la telecomunicación, abrió un listado de retiros voluntarios y presiona con los métodos habituales a los periodistas para reducir su plantel tratando de evitar un conflicto gremial. Otros medios de escasísima circulación en Argentina (tanto oficialistas como opositores que venden entre dos y cuatro mil ejemplares diarios) se mantienen artificialmente por razones políticas y sus trabajadores sienten que en las nuevas condiciones determinadas por la crisis su trabajo está amenazado.
Si bien las quiebras de los grandes diarios estadounidenses y la caída del grupo español Prisa aparecen en las primeras planas de La Nación y Clarín, los matutinos de mayor tirada en Argentina, sus propios problemas económicos quedan fuera de sus agendas mediáticas. Nada dicen de las caídas de sus ventas. El promedio de ventas de Clarín cayó por tercer año consecutivo y no logra que su promedio se ubique por arriba de los 400 mil ejemplares que eran su piso hasta hace tres años. Luego de un leve crecimiento de 2004 a 2006, las ventas de La Nación cayeron por segundo año consecutivo. Su promedio anual de ventas se ubicó por debajo de la media obtenida en los últimos cuatro años. Los 160 mil ejemplares que hasta hace unos años eran su piso, se convierten en el máximo de ventas.
En Venezuela, hasta el cierre de esta edición, no se conocen clausuras de grandes periódicos por razones económicas. Sólo salió de circulación el vespertino El Mundo para transformarse en un matutino de información económica, abandonando su perfil original de periódico generalista, con peso especial en política y sucesos.
El Mundo pertenece a la Cadena Capriles, también propietaria de Últimas Noticias (UN), el diario de mayor circulación del país.
Ese grupo económico tiene al frente de UN a un periodista partidario del presidente Chávez, Eleazar Díaz Rangel, y tenía a un antichavista al frente de El Mundo, Enrique Rondón, lo que puede leerse como una manera de estar bien con Dios y con el Diablo.
La decisión de cambiar el vespertino por el matutino obedece también al interés por disminuir los costos de distribución. Los camiones de la red de distribución debían circular por las principales ciudades del país llevando desde Caracas únicamente los ejemplares de El Mundo.
Ahora éstos, bajo el nuevo formato, podrán viajar en los mismos camiones que distribuyen UN en la madrugada: dos periódicos de un solo tiro.
Por su parte, el político antichavista Teodoro Petkoff se había anticipado a convertir en matutino su periódico Tal Cual, originalmente vespertino, pues así también podía aprovechar la red de distribución de los periódicos tradicionales, y de paso aumentar el tiempo de vigencia de cada ejemplar, que en el caso de los matutinos es varias horas más que los vespertinos. Conocedores del sector afirman que en el campo de la distribución de periódicos quedó erradicada hace tiempo la competencia, pues las empresas de distribución se reparten el país por zonas determinadas, de modo que todos los periódicos llegan a cada puesto de venta en un mismo camión.
Los coletazos del colapso económico mundial se sienten también en Paraguay. La circulación de los principales periódicos se ha retraído. Según un estudio de Auditores Publicitarios, empresa que releva el mercado publicitario para la Cámara de Anunciantes de Paraguay (CAP), entre enero de 2008 y el mismo mes de 2009 se registró una baja del 4,5% en la inversión publicitaria en revistas, diarios, radios y televisión.
Aunque no se han registrado despidos masivos en el país, el 90% de los periodistas consultados para una encuesta realizada por el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP), manifestó no contar con el seguro del Instituto de Previsión Social (IPS). El 30% de los consultados afirmó recibir menos del escaso salario mínimo de 1.341.000 guaraníes mensuales (unos 259 dólares).
"Existe una evasión escandalosa que históricamente está postergando el bienestar de los compañeros en la tercera edad", expresan los representantes del sindicato de periodistas de Paraguay. "A consecuencia de esta deficiencia casi delictiva, muchos trabajadores no se pueden jubilar porque los patrones descuentan los aportes y no los transfieren al instituto previsional", denuncian los sindicalistas. "Como ejemplo tenemos el caso de los trabajadores del desaparecido diario Noticias, cuya patronal quedó adeudando más de 1.200 millones de guaraníes (unos 230 mil dólares al cambio actual), evadiendo cerca de cuatro años de aportes de los trabajadores. Hasta el momento el Instituto de Previsión Social no inició demanda alguna contra el ex dueño de este malogrado diario, Eduardo ’ Bilo’ Bo".
Casi como si fuera una respuesta, se escucha la voz de los trabajadores uruguayos: "Si frente a la crisis se toman medidas de apoyo a sectores que arriesgan la competitividad de sus productos en el exterior como el automotriz o el de la industria láctea, ¿por qué no tomar medidas para atender la situación de la prensa? ¿Vamos a dejar que se recorten los salarios o que los trabajadores vayan al seguro de paro?", se pregunta Víctor Abelando, presidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU).
Desde una visión opuesta, Federico Fasano, director y propietario del grupo mediático Multimedio Plural, integrado por el diario La República, la emisora 1410 AM Libre y TV Libre, declaró que la crisis económica global no ha golpeado las puertas del matutino, segundo periódico de circulación nacional: "Contrariamente nos ha beneficiado ya que bajaron los precios de los insumos y de la publicidad, y no disminuyeron las ventas de periódicos. No dependemos del poder económico sino de los lectores".
Según la mayoría de los analistas económicos uruguayos, los efectos de la crisis van a notarse en el segundo semestre del año. Las afirmaciones del titular del gremio de prensa parecen poner blanco sobre negro: "Todavía no hay despidos o envío de trabajadores al seguro de paro, pero sí una importante pérdida del salario real, y es frecuente que los sueldos, los salarios vacacionales y los medios aguinaldos se paguen con atraso.
Sabemos que cuando las crisis llegan, los grandes empresarios hacen que los costos se reduzcan por el lado de los trabajadores".
Cada día, miles de trabajadores de todo el mundo se quedan en la calle. Las rotativas funcionan a media máquina y las noticias sobre las quiebras y los cierres de los principales diarios del globo se suceden unas a otras, testigos del capitalismo de papel que se deshace en el aire.