domingo, noviembre 16, 2008

La única manera de luchar contra los planes del imperialismo es enfrentar a los gobiernos que los aplican en todo el continente, los Chavez, los Evo, los Lula, los Kirchner, los Correa, los Lugo, los Tabaré…

La segunda etapa de los gobiernos “progresistas” o “nacionalistas” latinoamericanos: Cómo luchar contra el castro-chavismo- evomoralismo.


Por Daniel Polaco danielpolaco@ izquierdadelostr abajadores. org

La nueva etapa en la que han ingresado los gobiernos latinoamericanos, fue uno de los centros del debate del congreso de la LIT - CI.

Surgidos entre finales de los 90 y comienzos del 2000, todos estos gobiernos - Chávez, Lula, Kirchner, Bachelet, etc., abrieron una gran expectativa entre los trabajadores y el pueblo en general.

Esta situación está cambiando, porque estos gobiernos han continuado aplicando las políticas neoliberales de los años noventa a rajatabla, lo cual ha generado la insatisfacció n de las masas populares que ven incumplidas sus demandas. Esto los lleva a empezar a sufrir un importante desgaste.

Como estos gobiernos surgieron de importantes procesos de lucha popular, las luchas no se detuvieron, y los obligan a tomar medidas cada vez más autoritarias y bonapartistas contra los trabajadores. Hasta ahora estos intentos vienen siendo derrotados.

Quien mejor ejemplifica esta situación es Chávez. Fortalecido por la victoria frente al golpe en 2002 gracias a la enorme movilización popular, y después de haber ganado todos los procesos electorales en los que participó durante diez años, abrió un curso bonapartista: intentó eternizarse con el referéndum de 2007, fundó el PSUV, atacó a la central sindical UNT y quiere crear su propia central sindical.

Pero la derrota en el referéndum, del año pasado abrió una nueva etapa política en Venezuela. La gran lucha de los trabajadores de Sidor obligó al gobierno a nacionalizar la empresa, aunque, en manos de Chávez, haya terminado siendo otro buen negocio para Paolo Rocca.

En Argentina, una movilización de cuatro meses de los pequeños y medianos productores y de la clase media rural, con la participación de sectores de la patronal agraria, apoyada por la mayoría de los sectores urbanos y la simpatía de los trabajadores, le dio el golpe más fuerte al gobierno de los Kirchner desde 2003, debilitando al régimen, frenando sus pretensiones bonapartistas, obligándolo a llevar al Congreso la discusión del campo y, a partir de ahora, todas las cuestiones más importantes, como es el caso de la nacionalizació n de Aerolíneas Argentinas, abriendo mejores condiciones para las luchas obreras y populares, como lo demuestran las luchas en Córdoba y el no inicio de las clases por las huelgas docentes en seis provincias.

Y ahora Bolivia, donde el gobierno de Evo Morales ha dejado al frente de la economía a los ministros neoliberales, se opone a la Ley de Jubilaciones respaldada por la COB y ha permitido, con sus concesiones permanentes, el fortalecimiento de la burguesía autonomista. Evo está bebiendo de su propia medicina enfrentando el fuego cruzado de la burguesía opositora y de los mineros, maestros y estatales.

Estos gobiernos agitan el fantasma de la derecha, del imperialismo, de los golpes militares, para que los trabajadores dejen de luchar contra ellos, pero cada vez les creen menos.

En Argentina los Kirchner no pudieron convencer a los trabajadores de que detrás de la lucha del campo estaban los golpistas; en Venezuela cada vez creen menos en los falsos discursos antiimperialistas de Chávez, que se resistió hasta último momento a nacionalizar Sidor y que está pagando una jugosa indemnización, y en Bolivia, la COB no aplazó su lucha por la Ley de Jubilaciones contra el gobierno de Evo Morales, que entrega enormes yacimientos al imperialismo y que les hace tener las mayores ganancias de la historia.

Algunas corrientes de izquierda sacan la conclusión de que la derecha se fortalece y de que la situación es más negativa para los trabajadores. No es así. Lo que hay es cada vez más polarización de la lucha de clases: por un lado se fortalecen otras variantes del régimen, pero por otro, se fortalecen los sectores más combativos de los trabajadores, y se abren oportunidades para la izquierda, a condición de hacer una lectura correcta de la situación para poder aprovechar este proceso.

En Venezuela Chávez no pudo destruir a la UNT, se fortalecen los dirigentes clasistas como Orlando Chirino, en Brasil surge Conlutas como una alternativa al gobierno cada vez más proimperialista de Lula, en Argentina se fortalecen los partidos de izquierda que apoyaron con claridad la lucha de los pequeños y medianos productores y en Bolivia la COB resurge encabezando la lucha contra las multinacionales, la burguesía y Evo Morales. Lejos de un giro a la derecha, estamos frente a una profundizació n de los procesos revolucionarios.

No hay medidas progresivas

Ninguno de estos gobiernos ha tomado medidas progresivas. Todos ellos, desde el jefe mayor Lula pasando por Chávez, Kirchner, Morales, y ahora Lugo en Paraguay, aplican a rajatabla los planes liberales y de recolonizació n imperialista como plantea la LIT-CI.

Las tibias medidas que se les han arrancado, son producto de la enorme lucha de los trabajadores, pero son concesiones recortadas, otorgan lo mínimo que pueden, para pacificar los ánimos de lucha.

La nacionalizació n de SIDOR producto de la lucha obrera, se convirtió en un gran negocio para Rocca. El gobierno indigenista boliviano ha sido mejor para las multinacionales y la burguesía boliviana que los anteriores gobiernos blancos: la parcial nacionalizació n de los hidrocarburos en Bolivia ha dado paso a las mayores ganancias empresarias en la historia y a nuevas entregas como la del yacimiento El Mutun.

Ni qué hablar de los Kirchner, que han anunciado la nacionalizació n de Aerolíneas, es decir, hacerse cargo de las deudas contraídas por el grupo Marsans, sanear la empresa y volvérsela a entregar a los empresarios privados amigos del matrimonio presidencial.

Por eso no debe haber duda: la única manera de derrotar a la burguesía, las multinacionales y los terratenientes, es luchar contra los planes económicos, los intentos bonapartistas y los planes de colonización impulsados por estos gobiernos, que no enfrentan a la burguesía ni al imperialismo, sino al movimiento obrero y a los sectores medios y populares.

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