domingo, abril 19, 2009

Crack en la acumulación del capitalismo mundial (Marcha hacia la Depresión Global)

I. Punto de partida: El capitalismo es el responsable de la crisis
II. El carácter de la crisis financiera en Estados Unidos
- La política económica en EE.UU. y la acumulación financiera
- La “industria” financiera y la burbuja hipotecaria
III. La intervención del Estado y Recesión
- ¿Es Keynes la solución?
- Hacia la Depresión Global
IV. Conclusiones preliminares

I. Punto de partida:

El capitalismo es el responsable de la crisis Los ciudadanos del mundo somos testigos presenciales de una nueva crisis en el modo de producción capitalista a escala universal. Nadie duda que se presenta, en su origen y desarrollo previsible, como una crisis compleja y profunda que de seguro, al generar cambios estructurales y reacomodos de las fuerzas productivas, permitirá la apertura de una nueva etapa histórica de la civilización humana.
En una discusión fraterna con el compatriota Alberto Müller advertía sobre el peligro de lo que llama “sesgo economicista” en el análisis de la crisis mundial. Ciertamente, esta crisis primero que económica ya era histórica al cuestionar el paradigma de la modernidad que sustenta la acumulación de capital y la reproducción del sistema en la más grotesca especulación financiera explicada en las desregulaciones estatales dominantes bajo el formato neoliberal; el deterioro acelerado del ambiente planetario, particularmente los cambios climáticos; las hambrunas de millones de seres humanos en Asia y África, no por la “escasez” de alimentos sino por la falta de oportunidad de acceder a ellos; la inseguridad originada en el modelo energético que concentra su uso para el bienestar en una minoría de la población del planeta; el desproporcionado, despilfarrador e inhumano gasto en armas de destrucción masiva que alimentan guerras locales, el consumismo sustentado en el crédito, la profundización de la brecha científica-tecnológica en favor de los habitantes de los países desarrollados, entre otros. Las contradicciones inherentes al capitalismo -sistema sustentado en la producción para la ganancia y no la necesidad- permanecen y particularmente, el ciclo económico de auge y crisis enmascaró, en las últimas dos décadas, la financiación sin precedentes del sistema a través de la utilización masiva del crédito. De hecho, desde la década de los años ochenta la tasa de crecimiento del capital financiero fue mayor que la de la economía real (industria, agricultura, agro-industria). La “burbuja” financiera originada en la más inédita especulación con el valor de los bienes, léase el mercado de hipotecas, condujo a los EE.UU. a una crisis financiera devastadora que, de un plumazo, hizo desaparecer la banca de inversión, provocando en las finanzas y luego en la manufactura una enorme destrucción de capitales a escala mundial. De acá se extrae la primera gran conclusión: La crisis capitalista del siglo XXI es un crack en la acumulación de su esfera financiera mundial. Por ello es que marchamos a otra depresión económica con mayor profundidad, gravedad y alcance que la de los años treinta.

Lo de fondo y con rigor del tiempo histórico vivido es que estamos en una crisis del Modelo de Acumulación Capitalista Neoliberal Monetario dominante desde la década de los años Ochenta, cuando con Margaret Thatcher y Ronald Reagan se hizo hegemónico en el plano de la política económica negadora de la intervención estatal o de mecanismos de regulación. El capitalismo y solamente el capitalismo es responsable de la crisis. Sus contradicciones internas para centralizar y concentrar capitales, para sostener una tendencia histórica que conduce a la sobreacumulación (exceso de capitales), para producir lo que Carlos Marx llamó “conflicto entre la expansión de la producción y la valorización”, así como la insuficiencia del poder de compra de los trabajadores que generan el subconsumo en medio de la generación de riqueza, son la explicación científica de las crisis cíclicas capitalistas. Por tanto, de lo que hoy ocurre con el capitalismo universal no son responsables los trabajadores del mundo, tampoco los países petroleros, ni los llamados del tercer mundo. No existe el capitalismo sin crisis. De la actual crisis es responsable el capitalismo.
Lamentablemente, conviviremos con una recesión mundial por lo menos de tres años. No estamos ante una breve pausa temporal en el proceso de desarrollo económico, ésta pudiera ser la crisis más importante del modelo de explotación capitalista desde su génesis. La crisis económica global no nos puede ser indiferente, porque todo lo domina. El “desplome” del consumo y la inversión en EE.UU., Europa y Japón, impacta en sus necesidades energéticas y ello es el cordón umbilical con la economía venezolana. El destino de nuestra revolución, su persistencia medida por las necesidades satisfechas que eleven el bienestar de nuestras familias, está inexorablemente ceñido por las respuestas que sepamos dar a los problemas planteados por la crisis económica capitalista. Y las respuestas condicionadas por una conciencia de sus dimensiones y de sus exigencias.

La experiencia histórica abunda en lo referente a demostrar que la pérdida del bienestar material debido a las crisis capitalistas tienen un resultado: el malestar social, las protestas, las huelgas. Los militantes socialistas venezolanos tenemos la obligación de profundizar en nuestra capacidad de comprender, explicar y prever el desenvolvimiento de la crisis económica mundial y su impacto en nuestro país y desempeñar un papel de vanguardia en la lucha ideológica, en las batallas sociales y de clase que nos demanda aquella para insistir en el proyecto de una sociedad socialista por igualitaria, libertaria y justiciera, capaz, en el plano de lo material, de resolver, de atender las necesidades humanas básicas para una vida plena en grandeza y en sabiduría.



II. El carácter de la crisis financiera en EE.UU.

La política económica en EE.UU. y la acumulación financiera En 1988 Maurice Allais, premio Nóbel de Economía, advertía a tiempo que la economía estadounidense “parece haberse abandonado a una especie de delirio financiero especulativo, donde aparecen ganancias enormes sin fundamento real, cuyo efecto desmoralizadores realmente se subestiman” (libro “Capitalismo contra capitalismo”. Pág. 69). Se correspondía esa apreciación con el dominio en el campo de la política económica mundial del pensamiento neoliberal, cuya expresión principal la daba la corriente conservadora contra la intervención estatal en la voz y acción de Margaret Thatcher y Ronald Reagan.
La política económica en EE.UU. favoreció la acumulación de capital en el área financiera en las tres últimas décadas. Su sustento era la ausencia total de reglas, ganancias a corto plazo y la preponderancia de la economía virtual sobre la real (industria). El sistema financiero de los EE.UU. se multiplicó 3.3 veces de lo que era luego de la posguerra. Antes de que estallara la actual crisis mundial, “las finanzas” representaban el 30% de las ganancias de las corporaciones capitalistas. Un Estado que daba la espalda a la regulación de los mercados financieros permitió el surgimiento de un capitalismo financiero altamente especulativo, concentrando el proceso de acumulación de capital en la esfera financiera dado que le garantizaba de una parte, el crecimiento de EE.UU. basado en el consumo a crédito, y de la otra, obtener “la ganancia inmediata”. La “industria” financiera y la burbuja hipotecaria Las bajas tasas de interés propiciaron el endeudamiento, el consumo y la demanda de viviendas por parte de la familia americana. Los precios de la vivienda se dispararon un 70% por encima de la tasa de inflación (1996- 2006). El crecimiento del valor de éstas entre 1997 y 2007 fue de un 401% en Sudáfrica, 220% en Irlanda, 195% en España, 174% en Australia, 150% en Francia y Suecia y de 100% en EE.UU. Para darnos una idea veamos esta cifra: en enero de 2000 el precio promedio de una vivienda en EE.UU. era de 163,5 mil dólares, en mayo de 2007 alcanzó los 262,6 mil dólares. En este país la construcción de viviendas se hace “boom”: En 2002 se construyen 1.5 millones. En 2006 llega a 2.3 millones de casas. Había nacido una gigantesca burbuja hipotecaria que colocó el valor de esos activos lejos de lo real. De 1996 a 2006 la burbuja creó 8 billones de dólares en riqueza ficticia. La banca de EE.UU., valiéndose de esta expansión inusitada del mercado inmobiliario, buscó liquidez creando instrumentos financieros estructurados en créditos de baja calidad (hipotecas Sub-prime) que llegaron a representar el 12,5% del mercado hipotecario en el año 2007. De esta manera se masificó lo que sería un grave problema. En estos años de falta de regulación el capitalismo sofisticó de forma fenomenal, todos los productos y los mercados, al titularizar (o empaquetar) prácticamente todo tipo de activos y flujos de caja. El capitalismo especulador se inventó su “industria” financiera, capaz de “producir” los llamados productos o derivados que no eran otra cosa que papeles, títulos complejos, diversos, no transparentes, con subyacentes extremadamente riesgosos.
La banca titularizó las hipotecas de bajo y alto riesgo en productos o derivados llamados MBS (Obligaciones garantizadas por hipotecas) y CDO (Obligaciones de deuda colateralizadas). Es increíble, pero cierto. Convirtieron 15 millones de créditos hipotecarios en “títulos” (papeles transferibles). Al reventarse la burbuja, 10 millones de esos créditos eran incobrables. Regístrese que en 1999 el Congreso de EE.UU. aprobó permitir a las compañías tenedoras de acciones bancarias convertirse en sociedades holding que a su vez podrían realizar cualquier actividad financiera. De esta manera, se igualaba a la banca de inversión con la banca comercial que desde la gran depresión (1933, Ley Glass-Seagall) estaban debidamente separadas de actividades y operaciones. Es así como el gigantesco banco de inversión Lehman Brothers especula en la legalidad neoliberal americana hasta desplomarse abruptamente en 2008.
La Bolsa de Nueva York (Wall Street) se sobrecargó de estos complejos y desregulados instrumentos financieros con deuda hipotecaria como colateral (especie de garantía) que, al producirse una elevación de los tipos de interés, hacían impagable (insolvencia) la hipoteca inmobiliaria por parte de millones de familias. Al mismo tiempo, a finales de 2007, los bancos de inversión y otras empresas de servicios financieros ajustaron sus libros contables para incluir la pérdida de valor de los títulos, desencadenó el colapso del mercado de valores y de crédito en los EE.UU. Comenzaba formalmente la crisis que pronto llegó a Europa, Japón y Asia y, lo más delicado, se trasmitía a la economía real más rápidamente de lo previsto. El tinglado Neoliberal temblaba y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se sumergía en silencio.



III. Intervención del Estado y recesión ¿Es Keynes la solución?

La sorpresiva desaparición de la totalidad de la Banca de Inversión, más 10 millones de créditos hipotecarios incobrables que llamaron “tóxicos”, desencadenó no sólo la caída de las acciones en Wall Street sino un pánico generalizado en el sistema financiero que explica la grave contracción de la actividad crediticia en los EE.UU. y en el resto del mundo. En consecuencia, se puede afirmar en rigor histórico que la desaceleración inicial de la economía norteamericana en 2008 está directamente vinculada a esta contracción del crédito que resultó del colapso en el mercado de valores respaldados por hipotecas. Ahora nadie quiere prestarle a nadie, ni dentro ni fuera de sus países.
El neoliberalismo se daba a la fuga y el Estado norteamericano regresaba para lidiar con la que podría ser la mas grave crisis del sistema de producción capitalista. Tanto Bush como Obama hacen aprobar lo que llaman Programas de Rescate y Estímulos, que significan una política fiscal o de gasto expansiva. A la fecha, marzo de 2009, el rescate financiero en EE.UU. es de 2.6 billones de dólares. Cifra realmente espectacular que implica las más grande intervención y las transferencias más cuantiosas de deuda de la historia mundial. El rescate financiero mundial (2008-2009) alcanza la astronómica cifra de 6,2 billones de dólares (Ver anexo). Adicionalmente, todos los Bancos Centrales del capitalismo desarrollado han recortado sustancialmente las tasas de interés para intentar contrarrestar el congelamiento del crédito y han colocado a disposición líneas de créditos con la intención de mantener los mercados financieros en funcionamiento. Por todo lo expuesto anteriormente es que el mundo de la ciencia económica se ha preguntado si esto significa el regreso de Keynes o el neokeynesianismo.
Pensamos que tal pregunta no es lo trascendente. Importante es conocer qué orientación le han dado a estos recursos. Podemos afirmar que hasta ahora el carácter de la intervención ha sido a favor del gran capital y no de la sociedad afectada. Por ejemplo, ¿por qué no se renegoció la deuda de las personas o familias cuyas hipotecas inmobiliarias excedieron su capacidad de pago, en lugar de comprar los títulos “tóxicos” dañados de los banqueros o inyectarles capital? Ha ocurrido que el millonario intento de “salvar” los bancos de los países desarrollados no ha detenido la contracción de los mercados globales de crédito, haciendo que la economía mundial profundice su camino a la depresión global. La verdad es que la mayoría de los grandes bancos globales están completamente insolventes a pesar del auxilio multimillonario. En la coyuntura hay una conclusión preliminar: el mayor esfuerzo de estímulo fiscal en la historia capitalista, la mayor rebaja del tipo de interés y el mayor plan para ayudar a la banca a reanudar el crédito en los mercados han fracasado dramáticamente. Es el comienzo de un círculo vicioso universal que nos lleva a varios años de estremecimiento del capitalismo planetario. Hacia la Depresión Global
Las economías de EE.UU., Europa y Japón están muy debilitadas. No sólo por sus bancos insolventes es que la recesión llegó a la economía real de forma brutal. Este año el mundo tendrá resultado negativo en su crecimiento y ello era inesperado. El comercio mundial descenderá un 6%. El derrumbe en la acumulación de capital financiero arrastra a la economía real sin clemencia. Estamos en un punto en el que se produce más de lo que se compra y ello implica menor tasa de ganancia en la producción real y mayor tasa de desempleo. No existe una sola gran corporación capitalista que no haya anunciado una reducción de la inversión y por tanto liquidación de personal. El paro es en la economía real la demostración de lo ruinoso de esta crisis mundial. Se ha estimado conservadoramente que en la actualidad existen 241 millones de desempleados en el mundo desarrollado. Del total, 12,5 millones de desocupados están en EE.UU. (de los cuales 4,4 perdieron el empleo desde diciembre de 2007 a febrero de 2009, a un ritmo nunca visto en esa sociedad) y 17,5 millones de desempleados están en la Unión Europea. El evento del paro (desempleo) refuerza la caída también ya dramática del consumo, fortaleciendo las expectativas negativas para la inversión real; que al seguir cayendo impacta de nuevo el empleo.

Lo grave es que en materia de política monetaria ya no hay donde recortar en los tipos de interés para reanimar el crédito y de esta manera levantar la economía por el lado del consumo y la inversión. Estamos frente a un ciclo de contracción mayor. Lo peor no ha llegado. Recuérdese que la economía de EE.UU. sostenía su crecimiento en el endeudamiento ascendente de sus familias y empresas. Los primeros llevaron a cota cero la tasa de ahorro por persona y al no demandar crédito, contraer su consumo y ahorrar, dan el puntillazo a su economía. En su más reciente informe, elaborado en marzo de 2009, el Banco Mundial (BM) prevé que la producción industrial del planeta será 12% menor que el año pasado y que las necesidades de financiamiento del tercer mundo serán entre 270 y 700 mil millones de dólares.
El carácter de la crisis medida en su profundidad (índice de actividad económica y empleo, deterioro patrimonial empresarial privado y publico, el crédito, comercio mundial, expectativas por personas, familias y empresas), gravedad (contemplada a través de su duración, temporalidad y la vuelta a un estado normal) y alcance (mundial, regiones o local) superan las previsiones iniciales de 2007 y 2008.

Sólo en EE.UU. la cantidad de producción por debajo del potencial se estima, en círculos académicos, en 2,9 billones de dólares y el paro en 10% a finales de año. Sostenemos que marchamos a otra depresión capitalista con mayor profundidad que la de los años treinta del siglo XX. Por ello debemos estar preparados para defender el proyecto libertario y justiciero que supone la propuesta socialista para Venezuela conviviendo con una crisis mundial con epicentro en 2009, que se extenderá hasta 2011 y tendrá un período de recuperación mínimo de una década. Todo esto en combinación con los altos grados de dependencia que aún tenemos del flujo de divisas originada en la actividad industrial del petróleo, que se convierte en uno de los mecanismos trasmisores de la crisis. El Gobierno revolucionario y el pueblo organizado pueden enfrentar la crisis del capitalismo mundial colocando el máximo grado de conciencia social para salir airoso de este episodio histórico del ruinoso capitalismo.



IV. Conclusiones preliminares

Primero. La crisis mundial que estremece al capitalismo se origina en un Crack en la Acumulación de Capital de un sector del capitalismo financiero.
Son las contradicciones capitalistas que explican la crisis, particularmente las que colocaban el acento de la acumulación y reproducción del sistema en la esfera de la ganancia fácil y rápida, en las finanzas. Se identifica una bancarrota histórica de la banca de Inversión que especulo descaradamente por décadas.

Segundo. Vamos aceleradamente a una Depresión Económica grave, profunda y de alcance mundial. La caída del Crédito arrastra el consumo y la Inversión. Los mecanismos o instrumentos anticíclicos convencionales de la política económica se han agotado impresionantemente. Debemos prepararnos para un mínimo de tres años de caída de la producción y el empleo.

Tercero. Crisis del pensamiento económico neoliberal por largo tiempo. El fundamentalismo del “Libre Mercado” ha fracasado. Hay un resurgimiento de esquemas Keynesianos (La política fiscal se convierte en la principal herramienta para la política anticíclica). Un papel relevante de los Estados en la materia económica.

Cuarto. Perdida de influencia en la economía mundial de EE.UU.
El FMI y el Banco Mundial desprestigiados. La crisis debe servir para intentar echar las bases de un nuevo orden económico financiero internacional. Debemos respaldar el esfuerzo disidente del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China), en el seno del G-20 que reclaman cambios en el FMI y BM, así como en la posibilidad de crear “una divisa de reserva supranacional” y la diversificación obligatoria de la estructura de las reservas de divisas y de las operaciones de los bancos nacionales y organizaciones financieras internacionales.

Quinto. El Gobierno Revolucionario y el pueblo organizado de Venezuela enfrentaran los coletazos de la crisis mundial siendo leales en la coyuntura a los programas de la igualdad (gasto social) e intentando preservar la inversión para sostener el crecimiento y el empleo y, en el mediano y largo plazo, lo estratégico, sosteniendo el proyecto de sociedad socialista que nos permita un stadium superior para poder vivir en libertad y con justicia, sustentado en la igualdad y la solidaridad de la especie humana. Caracas, 19 de marzo de 2009.

Anexo Plan de Rescate Financiero Mundial (2008- 2009)
País Monto (Mill de us$)
EE.UU. (G. Bush) 1.809
EE.UU. (B. Obama) 787 (1)
Reino unido 691 (2)
Alemania 679 (3)
Irlanda 549 (4)
Francia 494 (5)
Noruega 57.4 (6)
Japón 555 (7)
China 585 (8)
Total 6.206.4

(1) Plan de estimulo a la economía presentado por B. Obama al congreso de EE.UU. (Enero 2009) (2) 400.000 Millones de Libras (3) 500.000 Millones de Euros (4) 400.000 Millones de Euros (5) 460.000 Millones de Euros (7) 50 Billones de Yenes (8) 4 Billones de Yuanes para dos años 2009-10

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