LA CUARTA GUERRA MUNDIAL: GEOPOLITICA Y DEFENSA NACIONAL
Por Walter Moore
El concepto geopolítico más relevante de este siglo consiste en asumir que la Argentina es un país marítimo, pues hemos que reclamado nuestra soberanía sobre más de 6 millones de kilómetros cuadrados del Atlántico Sur, y tenemos el control territorial sobre partes de dos continentes: Suramérica y Antártida, lo cual conforma un espacio aéreo nacional de 10 millones de kilómetros cuadrados, que debemos proteger. (Ver mapa de retiración tapa)
La decisión del Presidente Néstor Kirchner de realizar los estudios para pedir a las Naciones Unidas la soberanía a partir de las 350 millas sobre el suelo marítimo, complementada con la decisión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner de cambiar el mapa oficial de la Argentina por otro que incorpore a nuestro Territorio Antártico en la misma escala que nuestro territorio en Suramérica, dejan en claro que las generaciones venideras tomarán una conciencia de la importancia de nuestras capacidades marítimas, y de nuestra soberanía sobre un importante sector del Continente Antártico, esa conciencia sobre lo nuestro ha sido permanentemente torpedeada por los intereses anglo-norteamericanos, que controlan sectores importantes de nuestro aparato cultural.
A pesar de la legitimidad de nuestros derechos, ese espacio se encuentra en disputa: una maniobra británica logró que la Unión Europea reclame como “territorios europeos de ultramar” gran parte de nuestra superficie marítima y las posesiones antárticas de la Argentina.
Si bien este reclamo está muy debilitado por el sólido apoyo a los derechos argentinos por parte de todos los países que integran la Unasur, sobre nuestros hombros queda el peso de defenderlos.
Un paso previo es lograr un acuerdo con Chile y Brasil, para consolidar las pretensiones del bloque sudamericano sobre la Antártida, lo que dejará en claro que se trata de un conflicto más vasto que una confrontación entre Argentina y Gran Bretaña, sino que el choque de intereses enfrenta a la Unión Europea con la Unasur.
El desarrollo de esta hipótesis de conflicto definirá la política de defensa de todo el continente sudamericano, y a la Argentina le corresponde soportar el mayor peso de defensa de estos territorios.
Para hacer frente a este compromiso se requiere un fuerte desarrollo de las industrias militares y conexas, en especial las industrias aeroespaciales y navales, puesto que la primera tiene que defender 10 millones de kilómetros cuadrados, y a los efectivos navales más de 6,5 millones de km2, la defensa terrestre es de “solo” 3,5 millones de km2.; tarea también muy difícil considerando que estando poco menos que un tercio de esta superficie en uno de los lugares más agresivos del planeta: El Polo Sur.
Y para lograr avances significativos en este campo de desarrollo es necesario alinear al conocimiento universitario, tecnológico y científico capaz de potenciar estas capacidades, y formar cuadros de conducción necesarios para implementar las políticas económicas, fabriles, de transportes, agrarias, marítimas, etc., desplegados en poblaciones del interior, para que los jóvenes se empapen de la problemática de cada región productiva, y conduzcan a los profesionales y empresarios para que sepan defender los intereses de su región.
La Defensa Nacional requiere también que el territorio argentino se encuentre armónicamente poblado y que los ciudadanos cuenten con similares niveles en la calidad de su vida en todos estos sitios, lo que hace imprescindible tanto construir Nuevas Ciudades Autosuficientes (una de las claves del veloz desarrollo de China) como poner bajo control el desbocado crecimiento de las grandes metrópolis, la mayor parte de las cuales se encuentra hoy bajo un control globalizado.
LA CREACIÓN DE LOS GUARDIANES DEL MAR, LA TIERRA Y EL AIRE
El mayor obstáculo para encarar una política de defensa eficaz lo constituye la actitud existente en buena parte de los cuadros de las actuales Fuerzas Armadas Argentinas, manipuladas desde hace siglos por las potencias extranjeras dominantes, llegando a la ridícula situación de que la oficialidad de estas no es nacionalista, sino liberal, o sea que no está predispuesta para defender al territorio, sino a los intereses de los monopolios internacionales.
Esta manipulación por potencias externa les resta confiabilidad y les quita capacidad operativa debido al alto nivel de corrupción instalado entre sus cuadros, tal como se pudo comprobar en la Guerra de Malvinas, donde el valor personal de los argentinos fue extraordinario, pero fracasaron los aspectos estratégicos y logísticos, a cargo de los cuadros superiores[1].
Por ese motivo es necesaria una transformación estructural del sistema defensivo, transformación factible, si utilizamos una Doctrina de Guerra que diferencia las acciones de Alta Intensidad y las de Baja Intensidad, confiando a las Fuerzas Armadas la preparación exclusiva de sus efectivos para participar en las acciones bélicas de alta intensidad, y liberándolas de todas las actividades accesorias, tales como las logísticas, la determinación de hipótesis de conflicto, la elaboración de doctrina estratégica, la formación profesional y el manejo patrimonial.
Todas estas tareas serían confiadas a la Guardia Nacional, que funcionará como nexo entre las Fuerzas Armadas y el resto de los recursos de la Nación aptos para participar en la defensa, tales como las relaciones entre la Industria Militar y su conexión con las industrias básicas de la Nación, y también en la administración y control de insumos, espacios y movilidades con valor estratégico.
También los Guardianes serán los responsables de las tareas de inteligencia y capacitación de todo el personal asignado a la Defensa y al Desarrollo Nacional vinculado con esta, a la administración de los recursos inmuebles asignados a la defensa, a la protección del patrimonio nacional conformado por los recursos naturales, participarán y promoverán desarrollos de tecnología de punta y serán los responsables de las tareas logística y aprovisionamiento integral de las Fuerzas Armadas, además de disponer de los recursos necesarios para sus propias necesidades.
Estos Guardianes del Mar, del Aire y de la Tierra, cortarán todos los lazos y tradiciones que vinculen a sus mandos con todas las naciones que usurpan nuestro territorio, saquean nuestros recursos, nos debilitan endeudándonos, o imponen sus valores a través del sistema de corporaciones mediáticas, y lo mismo debe hacerse con los miembros de las Fuerzas Armadas tradicionales.
La capacitación de estos cuadros defensivos debe incluir el manejo y despliegue de contramedidas tanto para la agresión bélica tradicional, en todas sus escalas de violencia, como de las capacidades necesarias para responder a los ataques francos o encubiertos de actos de Guerra Financiera, Psicológica, Cultural, Económica, Diplomática, Tecnológica, Ambiental y Logística.
DEBEMOS DEFENDERNOS:
Nuestros enemigos tienen dos propósitos principales con respecto a nuestras naciones: El Saqueo y el Debilitamiento, por ese motivo, la autosuficiencia integral debe combinarse con una interacción mínima con ellos, aunque siempre en buenas relaciones, y una máxima interacción mancomunada con nuestros hermanos latinoamericanos y con los países no asociados al Imperio Global con los cuales podamos interactuar creando beneficios mutuos.
El Plan Nacional de Defensa y Desarrollo debe organizar las capacidades de la Guardia Nacional Argentina con los Sistemas de Defensa de las naciones de la Unasur, asumir la totalidad del manejo de la industria militar, definir las hipótesis de conflicto y las estrategias necesarias para enfrentarlas, planificar la investigación y desarrollo de defensa y ocupar estratégicamente a todo el territorio nacional, en especial las zonas de frontera, como así también a nuestro mar soberano, y a las regiones que tienen recursos naturales valiosos, tales como el litio y el cuarzo, el cobre, acero y carbón, y cualquier otro materia prima imprescindible para las industrias avanzadas de movilidad eléctrica y energía limpia, tomar posesión de toda la minería extractiva de metales preciosos o de valor estratégico y asegurar la generación y distribución de energía y el funcionamiento del sistema de comunicaciones en cualquier circunstancia.
La Guardia Nacional también debe participar activamente en la fundación de Nuevas Ciudades Autosuficientes, destinadas a poblar armónicamente todo nuestro vasto territorio, y facilitar su ocupación, pues la defensa de nuestras fronteras y de las regiones y ecosistemas agredidos o invadidos, es parte del dispositivo de la defensa nacional. Buena parte de la producción realizada en estas nuevas poblaciones debe destinarse a integrar al sistema de industrialización argentino.
También es una función de la Guardia Nacional participar en su construcción, colaborar con su desarrollo económico y social, entrenar a sus poblaciones para que resistan cualquier intento de usurpación y contribuir con la integración a la vida propia de cada lugar, de las personas procedentes de otros países.
Ante estas responsabilidades, los miembros de la Guardia Nacional deben mantener una conducta ética ejemplar, y en eso sus dirigentes deben ser implacables en la erradicación de cualquier actividad que implique corrupción o abuso de poder.
Así instalado nuestro dispositivo de defensa, es necesario interesar a los países que han desarrollado industrias militares y de tecnología avanzada a emprender programas conjuntos que compartan saberes y capacidades con nosotros, pues tenemos adversarios comunes y podemos consolidar otros intereses mutuos.
Una vigorosa recuperación de nuestras capacidades, instalará a nuestro país en una situación de liderazgo político en toda América Latina. Liderazgo refrendado por la confrontación directa que hemos mantenido con los invasores británicos, tanto en las Islas Malvinas ahora como en Buenos Aires un par de siglos atrás. En esas circunstancias pudimos comprobar quienes son nuestros amigos, y quienes se alían a nuestros enemigos.
Algunas de las nuevas alianzas que debemos establecer son con la industria aeroespacial y misilística de Rusia, con los responsables la organización defensiva de Suiza, integrar las capacidades informáticas de la India, los desarrollos en construcción veloz de nuevas ciudades de China, las técnicas agrícolas de Vietnam,
Tenemos toda la riqueza y el empuje como Pueblo necesarios para reconstruir rápidamente la Argentina Potencia que fuimos hace cincuenta años.
· [1] Ver el Informe Rattenbach
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