Tirar manteca al techo
Durante la década del 20 florecieron en Buenos Aires las patotas de los llamados pitucos o niños bien, hombres jóvenes de la mejor sociedad que mataban su aburrimiento en los cabarets de moda. Al llegar la madrugada, después de haber consumido unas cuantas botellas de champán, la diversión favorita consistía en colocar los pancitos de manteca que habían sobrado de la cena en la punta de algún cubierto, que hacía las veces de catapulta. Ganaba quien dejaba la mayor cantidad de cuadraditos de manteca pegados en el cielo raso. Desde entonces ,"tirar manteca al techo" ha quedado en la conversación corriente como expresión de juerga, de despilfarro un poco loco, de pasarla bien a todo
Si la montaña no viene a Mahoma
Mahoma convenció a sus seguidores de que a una orden suya se le iba a acercar una montaña desde la cuál predicaría. La muchedumbre se reunió, Mahoma llamó una y otra vez a la montaña y cuando ésta no se movió de lugar, el profeta dijo sin abochornarse: " si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña": Este texto no pertenece a ningún libro religioso ni procede de Oriente. Figura en los ensayos de Sir Francis Bacon (1561-1626), filósofo inglés y canciller del reino, quien fue precursor del método experimental en la ciencia y uno de los más firmes adversarios del conocimiento dogmático y supersticioso de la Edad Media. Esta parábola, que el gran pensador imaginó para desmitificar ciertos modos de razonar, acabó por transformarse en un dicho popular que muy poco conserva de la intención original. Se emplea hoy para significar que en determinadas circunstancias hay que renunciar a que algo suceda por favor o mediación ajena
Tomarse el olivo
Esta expresión, que traduce la idea de retirarse de un sitio repentina o bruscamente, hace juego con "dar el olivo", despedir a alguno, por lo general de su trabajo. La frase carece de explicación para quien no es español ni está familiarizado con las corridas de toros. Olivo, en el lenguaje taurino es, según el diccionario, la barrera que sirve de refugio a los toreros cuando están en situación comprometida. "Tomarse el olivo" proviene del sitio en el que se crían los toros de lidia, las dehesas. Estas se hallan rodeadas por olivares, ya nada mejor que subirse a uno de sus árboles para esquivar la cornamenta cuando un animal de ésos se vienen encima. "Dar el olivo", en cambio, es de invención argentina. Aunque deriva de la anterior, ni la persona despedida ni quien la echa piensa en toros o aceitunas.
Se armo la gorda
Expresión que describe una situación detonante, generalmente teñida por la confusión y las trifulcas. Se originó en tiempos de Isabel II, hija de Fernando VII y reina de España de 1833 a 1868. El cuarto de siglo de su reinado fue tormentoso. Sesenta gobiernos diferentes se sucedieron en el país y los golpes militares o pronunciamientos llegaron a ser habituales. Tanto, que el pueblo veía en cada uno de ellos la revolución definitiva, a la que con prudencia mencionaba como la gorda, para no ir a parar a la cárcel por insurgentes. Al descontento general se sumó el escándalo cuando Isabel se casó con un primo suyo, quien según “vox populi”, era impotente. Varios amantes fueron entonces objeto de los favores de la reina. La situación hizo crisis con la revolución de 1868, que depuso a Isabel y la obligó a exiliarse en Francia. Esta vez si se había armado la gorda
Lagrimas de cocodrilo
El llanto de aflicción del cocodrilo es una invención del hombre para poner en palabras sus propios sentimientos. Verdad es que del saco lacrimal de esos reptiles sale un líquido que bien puede ser considerado llanto. Pero éste no es el resultado de la tristeza, sino del esfuerzo. Por carecer de aparato masticatorio, el cocodrilo no puede reducir a trozos sus bocados, que llegan a veces al tamaño de un cordero...o de una persona. La dificultad para tragar los obliga a forzar al máximo las fauces y los músculos de la cabeza.Esa congestión tremenda es la causante de las lágrimas. La acción de llorar mientras se devora con ferocidad una presa ha sido tomada como arquetipo de la hipocresía. Una fábula. Como tantas que dejan mal parados a los bichos que nos rodean. Y que se aplica con mucha propiedad a algunos seres humanos
Ser una arpía
Calificar de arpía a una mujer equivale a atribuirle la mayor perversidad y una fealdad que al mismo tiempo despierta temor y rechazo. Las arpías son aves quiméricas, crueles y sucias, con un rostro horrible de doncella y el cuerpo de ave de rapiña. En su Manual de Zoología fantástica, Borges recuerda que Ovidio las describe con "garras encorvadas y vientre inmundo, pálidas por causa de un hambre que no pueden saciar. Invulnerables y fétidas, todo lo devoran, chillando, y todo lo transforman en excrementos". Arpía -también lo dice Borges- en griego significa la que rapta, la que arrebata ( una idea que flota en la mente de muchos maridos que en los juicios de divorcio comparan con ese monstruo a quien pronto será su "ex". El mito y el dicho prueban que el sexismo nació con el cosmos. NO hay que olvidar que las furias y las parcas pertenecen también al género femenino.
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