sábado, enero 03, 2009

Homenaje a una nueva amiga...

O dia da Criação

I
Hoje é sábado, amanhã é domingo
A vida vem em ondas como o mar
Em bondes andam em cima dos trilhos
E Nosso Senhor Jesus Cristo morreu na cruz para nos salvar.

Hoje é sábado, amanhã é domingo
Não há nada como o tempo para passar
Foi muita bondade de Nosso Senhor Jesus Cristo
Mas por vias das dúvidas livrai-nos meu Deus de todo o mal.

Hoje é sábado, amanhã é domingo
Amanhã não gosta de ver ninguem bem
Hoje é que é o dia do presente
O dia é sábado.

Impossível fugir a essa dura realidade
Neste momento todos os bares estão repletos de homens vazios
Todos os namorados estão de mãos entrelaçadas
Todos os maridos estão funcionando regularmente
Todas as mulheres estão atentas
Porque hoje é sábado.


II
Neste momento há um casamento
Porque hoje é sábado
Há um divórcio e um violamento
Porque hoje é sábado
Há um homem rico que se mata
Porque hoje é sábado
Há um incesto e uma regata
Porque hoje é sábado
Há um espetáculo de gala
Porque hoje é sábado
Há uma mulher que apanha e cala
Porque hoje é sábado
Há um renovar-se de esperanças
Porque hoje é sábado
Há uma profunda discordância
Porque hoje é sábado
Há um sedutor que tomba morto
Porque hoje é sábado
Há um grande espírito de porco
Porque hoje é sábado
Há uma mulher que vira homem
Porque hoje é sábado
Há criançinhas que não comem
Porque hoje é sábado
Há um piquenique de políticos
Porque hoje é sábado
Há um grande acréscimo de sífilis
Porque hoje é sábado
Há um ariano e uma mulata
Porque hoje é sábado
Há uma tensão inusitada
Porque hoje é sábado
Há adolescências seminuas
Porque hoje é sábado
Há um vampiro pelas ruas
Porque hoje é sábado
Há um grande aumento no consumo
Porque hoje é sábado
Há um noivo louco de ciúmes
Porque hoje é sábado
Há um gardem-party na cadeia
Porque hoje é sábado
Há uma impassível lua cheia
Porque hoje é sábado
Há damas de todas as classes
Porque hoje é sábado
Há umas difíceis outras fáceis
Porque hoje é sábado
Há um beber e um dar sem conta
Porque hoje é sábado
Há uma infeliz que vai de tonta
Porque hoje é sábado
Há um padre passeando à paisana
Porque hoje é sábado
Há um frenesi de dar banana
Porque hoje é sábado
Há a sensação angustiante
Porque hoje é sábado
De uma mulher dentro de um homem
Porque hoje é sábado
Há a comemoração fantástica
Porque hoje é sábado
Da primeira cirurgia plástica
Porque hoje é sábado
E dando os trâmites por findos
Porque hoje é sábado
Há a perspectiva de domingo
Porque hoje é sábado


III
Por todas essas razões deverias ter sido riscado do Livro das Origens, ó Sexto Dia da Criação.
De fato, depois da Ouverture do Fiat e da divisão de luzes e trevas
E depois, da separação das águas, e depois da fecundação da terra
E depois, da gênese dos peixes e das aves e dos animais da terra
Melhor fora que o Senhor das Esferas tivesse descansado.
Na verdade o homem não era necessário
Nem tu, mulher, ser vegetal, dona do abismo, que queres com as plantas, imovelmente e nunca saciada
Tu que carregas no meio de ti o vórtice supremo da paixão.
Mal procedeu o Senhor em não descansar durante os dois últimos dias
Trinta séculos lutou a humanidade pela semana inglesa
Descansasse o Senhor e simplesmente não existiríamos
Seríamos talvez pólos infinitamente pequenos de partículas cósmicas em queda invisível na terra.
Não viveríamos da degola dos animais e da esfixia dos peixes
Não seríamos paridos em dor nem suaríamos o pão nosso de cada dia
Não sofreríamos mares de amor nem desejaríamos a mulher do próximo
Não teríamos escola, nem serviço militar, casamento civil, imposto sobre a renda e missa de sétimo dia.
Seria a indizível beleza e harmonia do plano verde das terras e das águas em núpcias
A paz e o poder maior das plantas e dos astros em colóquio
A pureza maior dos instintos dos peixes, das aves e dos animais em cópula.
Ao revés, precisamos ser lógicos, frequentemente dogmáticos
Precisamos encarar o problema das colocações morais e estéticas
Ser sociais, cultivar hábitos, rir sem vontade e até praticar amor sem vontade
Tudo isso porque o Senhor cismou em não descansar no Sexto dia e sim no Sétimo
E para não ficar com as vastas mãos abanando
Resolveu fazer o homem à sua imagem e semelhança
Possivelmente, isto é, muito provavelmente
Porque era sábado.

jueves, enero 01, 2009

Bolivia y la perdida del mar








Empieza a clarear el viernes. Las olas de un mar sereno de pleno verano besan las playas blancas de Antofagasta. A una playa cercana al puerto llegan los pescadores con una buena cosecha de congrio. Al descargar las redes, los pescadores divisan en lontananza la silueta de dos navíos, pero siguen su labor antes de que despunte el día. Por lo demás, a la bahía de Antofagasta suelen llegar navíos de toda laya y, desde enero, permanece anclado el acorazado de bandera chilena “Blanco Encalada”.
Los primeros rayos del sol iluminaron los vetustos edificios públicos, casi en ruinas a pesar de los modestos arreglos que se hicieron tras el maremoto de mayo de 1877.





El prefecto Severino Zapata apuraba el desayuno. Día 14, es el día fijado para el remate de los bienes de la “Compañía de Salitre y FFCC de Antofagasta”, que se negó a pagar una y otra vez un tributo destinado a la reconstrucción de los edificios públicos de Antofagasta.
Las salvas de artillería, que provenían de la bahía, espantaron a gaviotas y palomas y despertaron a la población. Eran casi las siete de la mañana y pronto se supo que el “Blanco Encalada” saludaba con siete cañonazos a su gemelo el barco blindado de guerra “Lord Cochrane”, de 3.650 toneladas, y a la corbeta “O'Higgins”, que se acercaban lentamente al puerto.



Zapata convocó rápidamente a la gendarmería en la Prefectura, y los curiosos iban agolpándose en el puerto para ver de cerca a los pasajeros que se aproximaban en un bote que descendió del acorazado.
Ya en el puerto, el visitante, el capitán chileno José Borgoño, abriéndose paso entre sus compatriotas —que conformaban la mayoría de la población— preguntaba a modo de saludo: “El cónsul de Chile, el cónsul de Chile mis amigos, dónde está”.



Ahí estaba, entre los curiosos. “Yo, soy yo, Nicolás Zenteno”. Se saludaron. “Vengo en calidad de parlamentario ante las autoridades bolivianas. Quiere guiarme?”.
En la Prefectura esperaba el coronel Zapata, a quien Borgoño entregó el mensaje. Chile consideraba que Bolivia había violado el Tratado de Paz y Amistad de 1874 y ordenaba “tomar posesión del territorio comprendido hasta el grado 23” a sus fuerzas militares. “A fin de evitar todo accidente desgraciado —dijo Borgoño—, espero que tome las medidas para una posesión pacífica”.



Zapata, al mando de 60 gendarmes con fusiles de baqueta, apenas podía contar con el apoyo de los 500, o poco más, ciudadanos bolivianos afincados en Antofagasta. En realidad, no podía humanamente contrarrestar la acción que comandaba el general chileno Emilio Sotomayor.
“No hay fuerzas con qué poder contrarrestar a tres buques blindados de Chile, pero no abandonaremos este puerto sino cuando se consuma la invasión”, respondió la autoridad boliviana.



Iban a dar las ocho y media de la mañana, cuando desembarcaron en el puerto unos 200 soldados, que llegaron en el acorazado. En medio de la algarabía de sus compatriotas tomaron la calle Bolívar hasta la Washington hasta la plaza de armas Colón. “Más de tres mil rotos de poncho, encabezados por otros de levita, se amotinaron y, entre la algazara más espantosa se dirigieron a la Prefectura. Allí arrancaron el escudo boliviano y lo rompieron para izar después el pabellón chileno y tomaron el cuartel”, escribía un cronista de El Comercio el día 15.



Fueron dos largos días de burlas y humillaciones para los bolivianos, de quienes se sentían dueños de casa, hasta que llegó el “Amazonas”, un vapor de pasajeros obligado a cambiar su pabellón por una bandera chilena. En fila, asediados por los emigrantes chilenos, esperaban abordar la nave. En los registros del muelle y las mismas turbas les despojaban lo poco que alcanzaron a recoger de sus bienes. En medio, iba Genoveva Ríos, la hija de 14 años del comisario de la Policía Marítima, que salvó la bandera del agravio enfurecido y la escondió en su cuerpo para subir al “Amazonas”.

El vapor se alejaba del muelle, con su clásica bocina del adiós, que sonaba amarga y triste a los desolados bolivianos que lo perdieron todo. Hasta el suelo patrio.
En Antofagasta se organizaba la autoridad chilena y en sus calles circulaba de mano en mano la proclama del prefecto Zapata, impresa clandestinamente por El Litoral, periódico antofagastino.



“Hoy se ha realizado un atentado incalificable, un escándalo que jamás se presentará en pueblos civilizados. Sin fuerzas para combatir a los invasores que, alentados por nuestra debilidad, hacen gala de entereza usurpando derechos, hollando la dignidad de los bolivianos, aherrojando a las autoridades, consumando en fin, un hecho que no necesita definirse para ser conocido en toda su monstruosa deformidad e injusticia”, expresaba en párrafo sobresaliente la proclama que terminaba convocando a los bolivianos: “La primera autoridad, a nombre de la Patria abofeteada, os llama a que os reunáis en torno del desgarrado pabellón de Bolivia, para repetir nuestra protesta, único camino que nos deja la suerte”.

Día domingo, 16. El sol se ponía pintando de rojo el cielo en el verano, mientras se confundía en la línea del horizonte la silueta del “Amazonas”, y las olas volvían una y otra vez a besar las playas blancas cercanas al puerto de Antofagasta.



fuente
Especial Guerra del Pacífico - Historia

Expresiones.

Tirar manteca al techo

Durante la década del 20 florecieron en Buenos Aires las patotas de los llamados pitucos o niños bien, hombres jóvenes de la mejor sociedad que mataban su aburrimiento en los cabarets de moda. Al llegar la madrugada, después de haber consumido unas cuantas botellas de champán, la diversión favorita consistía en colocar los pancitos de manteca que habían sobrado de la cena en la punta de algún cubierto, que hacía las veces de catapulta. Ganaba quien dejaba la mayor cantidad de cuadraditos de manteca pegados en el cielo raso. Desde entonces ,"tirar manteca al techo" ha quedado en la conversación corriente como expresión de juerga, de despilfarro un poco loco, de pasarla bien a todo



Si la montaña no viene a Mahoma

Mahoma convenció a sus seguidores de que a una orden suya se le iba a acercar una montaña desde la cuál predicaría. La muchedumbre se reunió, Mahoma llamó una y otra vez a la montaña y cuando ésta no se movió de lugar, el profeta dijo sin abochornarse: " si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña": Este texto no pertenece a ningún libro religioso ni procede de Oriente. Figura en los ensayos de Sir Francis Bacon (1561-1626), filósofo inglés y canciller del reino, quien fue precursor del método experimental en la ciencia y uno de los más firmes adversarios del conocimiento dogmático y supersticioso de la Edad Media. Esta parábola, que el gran pensador imaginó para desmitificar ciertos modos de razonar, acabó por transformarse en un dicho popular que muy poco conserva de la intención original. Se emplea hoy para significar que en determinadas circunstancias hay que renunciar a que algo suceda por favor o mediación ajena



Tomarse el olivo

Esta expresión, que traduce la idea de retirarse de un sitio repentina o bruscamente, hace juego con "dar el olivo", despedir a alguno, por lo general de su trabajo. La frase carece de explicación para quien no es español ni está familiarizado con las corridas de toros. Olivo, en el lenguaje taurino es, según el diccionario, la barrera que sirve de refugio a los toreros cuando están en situación comprometida. "Tomarse el olivo" proviene del sitio en el que se crían los toros de lidia, las dehesas. Estas se hallan rodeadas por olivares, ya nada mejor que subirse a uno de sus árboles para esquivar la cornamenta cuando un animal de ésos se vienen encima. "Dar el olivo", en cambio, es de invención argentina. Aunque deriva de la anterior, ni la persona despedida ni quien la echa piensa en toros o aceitunas.



Se armo la gorda

Expresión que describe una situación detonante, generalmente teñida por la confusión y las trifulcas. Se originó en tiempos de Isabel II, hija de Fernando VII y reina de España de 1833 a 1868. El cuarto de siglo de su reinado fue tormentoso. Sesenta gobiernos diferentes se sucedieron en el país y los golpes militares o pronunciamientos llegaron a ser habituales. Tanto, que el pueblo veía en cada uno de ellos la revolución definitiva, a la que con prudencia mencionaba como la gorda, para no ir a parar a la cárcel por insurgentes. Al descontento general se sumó el escándalo cuando Isabel se casó con un primo suyo, quien según “vox populi”, era impotente. Varios amantes fueron entonces objeto de los favores de la reina. La situación hizo crisis con la revolución de 1868, que depuso a Isabel y la obligó a exiliarse en Francia. Esta vez si se había armado la gorda



Lagrimas de cocodrilo

El llanto de aflicción del cocodrilo es una invención del hombre para poner en palabras sus propios sentimientos. Verdad es que del saco lacrimal de esos reptiles sale un líquido que bien puede ser considerado llanto. Pero éste no es el resultado de la tristeza, sino del esfuerzo. Por carecer de aparato masticatorio, el cocodrilo no puede reducir a trozos sus bocados, que llegan a veces al tamaño de un cordero...o de una persona. La dificultad para tragar los obliga a forzar al máximo las fauces y los músculos de la cabeza.Esa congestión tremenda es la causante de las lágrimas. La acción de llorar mientras se devora con ferocidad una presa ha sido tomada como arquetipo de la hipocresía. Una fábula. Como tantas que dejan mal parados a los bichos que nos rodean. Y que se aplica con mucha propiedad a algunos seres humanos



Ser una arpía

Calificar de arpía a una mujer equivale a atribuirle la mayor perversidad y una fealdad que al mismo tiempo despierta temor y rechazo. Las arpías son aves quiméricas, crueles y sucias, con un rostro horrible de doncella y el cuerpo de ave de rapiña. En su Manual de Zoología fantástica, Borges recuerda que Ovidio las describe con "garras encorvadas y vientre inmundo, pálidas por causa de un hambre que no pueden saciar. Invulnerables y fétidas, todo lo devoran, chillando, y todo lo transforman en excrementos". Arpía -también lo dice Borges- en griego significa la que rapta, la que arrebata ( una idea que flota en la mente de muchos maridos que en los juicios de divorcio comparan con ese monstruo a quien pronto será su "ex". El mito y el dicho prueban que el sexismo nació con el cosmos. NO hay que olvidar que las furias y las parcas pertenecen también al género femenino.
El Asado Argentino - Historia y Maneras de Cocinar y Comer Un Asado!




El asado forma parte del folklore argentino.- Cualquier actividad es una buena excusa para juntarse a comer un asado.- Él reune la Familia y los Amigos en todas las ocasiones: un cumpleaños, un feriado nacional, un sábado a la noche, un domingo al mediodía en una casa quinta, una salida al aire libre, etc.-

Vamos a hacer un poco de historia: El primer registro de ingreso de carne vacuna al territorio argentino data del año 1.556 cuando Juan de Salazar y Espinosa con los hermanos Goes trajeron desde el Brasil a Asunción, que integraba el Virreynato del Río de la Plata, un (1) toro y siete (7) vacas.-

De ese entonces los caballos y las vacas comenzaron a vagar abandonados en la pampa (pampa es una palabra que viene del quichua y que significa: "campo abierto y sin estorbos", y se multiplicaron extraordinariamente.- Los millones de animales abandonados eran considerados propiedad de nadie, o sea jurídicamente una "res nullius".- Para darse una idea de cuán poco era el valor del ganado, un dato histórico es que cualquiera podía apoderarse del mismo con tal de no pasar de doce mil cabezas de ganado.-

Como dijimos durante los dos siglos anteriores al XVII, vagaban por la hoy Pampa Argentina, en ese entonces denominada "El Desierto", millones de cabezas de ganado cimarrón, chúcaro o salvaje que se habían reproducido por millones y se nutrían de los pastos que crecían naturalmente.-

Se calcula que en el siglo XVIII había en la pampa unas 40.000.000 de cabezas de ganado más bien perdido porque andaban por allí sin que los gauchos aprovecharan ese recurso formidable más allá de comer gratis hasta hartarse.-

El gaucho no comía su carne, mataban las vacas para comer su lengua, que asaban en el rescoldo.- Otras partes que se les antojaban son los caracúes, que son los huesos que tienen el tuétano, y que revolvían con un palito alimentándose de aquella admirable sustancia.- Pero lo más prodigioso era verlos matar una vaca, sacarle el mondongo y todo el sebo que juntaban en el vientre, y con sólo una brasa, o un trozo de estiércol seco de las vacas, prendían fuego a aquel sebo, el que luego empezaba a arder y convertirse en una extraordinaria iluminación.- (Extraído del libro "El Lazarillo de Ciegos Caminantes desde Buenos Aires hasta Lima en 1.773".-

El gaucho iba acompañado de un buen cuchillo.- Éste era un instrumento muy preciado y sin duda muy valioso porque lo usaban para comer el asado, para cortar ramas, para trabajarlas, o para sus tareas, y además lo utilizaban como arma ya sea de defensa o de ataque.-

Existen varios tipos de cuchillo en el hombre de campo: el más largo era el carroñero que era un gran facón; luego el facón propiamente dicho que era como una daga de unos treinta centímetros de largo, o utilizaban simplemente un cuchillo de unos veinticinco centímetros de largo con vaina y uno chiquito llamado "verijero" que usaban para trabajos menores.-

Bien, con el facón o con cualquier otro de los cuchillos realizaban un hoyo de unos veinte centímetros en la tierra, allí ponían la leña y encendían una fogata frotando madera.- Una vez hecha la brasa colocaban la carne arriba de la misma, por lo tanto se cocinaba el exterior; y el interior quedaba casi crudo.-

Comían parados, en cuclillas o sentaban en el cráneo de una vaca.- Desde entonces han pasado muchos años, y el país se modernizó.- Ahora y desde hace años las Carnes Argentinas son las mejores del mundo.-

La gran tarea desarrollada por los ganaderos argentinos ha sido la selección de los animales más aptos para constituirse en los mejores productores de carne del mundo, y por que esas reses comen directamente de los pastizales naturales que abundantemente crecen en la pampa Argentina.-





El Fuego y las Brasas:
Un verdadero asado es el que se realiza con brasas de leña y madera y no con carbón vegetal.-



Hay quienes consideran un agravio el asar carne con carbón vegetal.- Las mejores maderas son las duras, porque las blandas se queman más rápidamente y no producen buenas brasas.-

Se empieza por encender el fuego con muchas ramitas secas, con hojas de diario arrugadas por debajo y mientras las llamas se avivan, coloca trozos de madera dura, como quebracho o algarrobo, formando una hoguera que arde despidiendo un gran calor. y se espera a que se vaya convirtiendo en brasas que caen rojizas en la base del montón de leños ardiendo.-

Un sabor especial surge de realizar el fuego con leña de vid, la gruesa y el sarmiento, que son las finas ramas de la vid o la parra.- Lo mismo ocurre con la aromática jarilla.- Algunos son partidario de echar unas cáscaras de naranja, o de orégano, o de tomillo, o de lavanda, o el ramerio de ajos.-

Una vez que "largó" brasas se las retira y se las esparce por debajo de la parrilla dejando a un costado algunos troncos encendidos el que seguirá alimentando con más leñas para ir reponiendo brasas por debajo de la parrilla.-

La Carne:
En cada provincia, o mas bien regiones argentinas, los cortes poseen nombres diferentes.- Los cortes de carne que habitualmente usamos cuando hacemos un asado son: Punta de Espalda, Matambre, Entrañas, Tapa de nalga, Tapa de Asado, y las infaltables costillas o tira de asado.- Es también recomendable algunos cortes de Cerdo, Pollo, Chivito y los "especiales" que hacen mérito al dicho "todo bicho que camina va a parar al asador" como el quirquincho asado en su caparazón, cola de iguana, etc.-


Volviendo a la clásica carne de ternera los cortes más habituales son:

- El Matambre:
Clásico corte argentino por derecho propio.- Se saca de la media res y cubre todo su flanco a lo largo, entre la paleta y el cuarto trasero.- Se le extrae la grasita gruesa y sobrante y está listo para ser asado.- Puede también ser preparado relleno con morrones, cuatro quesos y panceta atándolo o cociéndolo en forma de empanada con la grasa hacia fuera.-



- Entraña:
Conocida como la carne para el asador ya que su cocción es muy rápida.- Es la parte del diafragma pegado a las costillas: una tira envuelta en robusta membrana bordeada por grasita.- Ideal hacerla a la parrilla, bien jugosa.-



- El Costillar:
La estrella del asado argentino.- Puede ser en su estadio primario de desposte, dejándole el matambre, con tapa y falda.- O la más común de encontrar que es en tiras longitudinalmente de tres o cinco centímetros de espesor.-




- La Tapa de Asado: Cubre la parte alta y delantera del costillar.-




- El Vacío:
Es la parte de la última costilla hasta el cuarto trasero; en la hembra está cubierto por la ubre que se le saca antes.- Es un corte preferido para el horno y la parrilla. por ser muy tierno!



- El Asado del Carnicero o Escondido:
Se obtiene del cuarto trasero; se encuentra en la concavidad del hueso ilíaco.- A veces posee muchas nervaduras, pero es tierno y sabroso.-

- Las Achuras: Palabra originaria del araucano "achuraj" = lo que no sirve o se tira.- Aquello que los indios despreciaban al igual que los gauchos.- Encontramos aquí chinchulines, tripa gorda, riñones, tratados previamente con vinagre, perejil y ajo; las criadillas, y la exquisita molleja.-




Asar la Carne:
Hay que limpiar la parrilla antes de poner la carne para asar.- Para ello mientras el fuego está en todo su esplendor se le coloca encima la parrilla por un tiempo de 10 minutos luego se la retira y se pasa un papel hasta que quede seca y sin restos de grasa de un asado anterior.-

El asado a la parrilla no lo hace el fuego, lo hace la brasa.- Uno de sus secretos fundamentales es la cocción lenta con un poco y sabio calor que preserva los jugos esenciales, sin resecar ni quemar las fibras.- Por lo que el secreto de un buen asado está no sólo en saber elegir los cortes de la carne sino también la sabia administración del fuego.-

Se puede estimar el tiempo que lleva hacer un asado en una hora y media a dos.- Se puede colocar la carne en la parrilla para asar cuando aproximadamente se puede tener la palma extendida a unos diez centímetros de distancia de la parrilla durante diez segundos sin gritar!!

La carne debe estar a temperatura ambiente antes de cocinarla y previamente salada con sal gruesa o parrillera (sal entrefina).- También podemos haberla rociado con zumo de limón.-

Luego comenzamos a volcar la carne sobre la parrilla colocando primero las achuras, los chorizos, las costillas por el lado del hueso y los cortes anchos para volcar luego la entraña y el matambre y las morcillas.-

Luego, y si opta por ello, puede ir pincelando las carnes con chimichurri.- (Ya hemos visto su forma de preparación y usos dentro de este SubForo).-

Para preparar un buen chimichurri basta con pelar 6 u 8 dientes de ajo picado, Jugo de limón, 1 chorrito de aceite de oliva, 1 cucharadita de ají molido, 1 hoja de laurel picado, 2 cucharaditas de orégano.- El matambre obtiene un sabor especial si se le agrega a la mezcla una pizca de estragón.-

La paciencia, distribuir el calor hacia los cortes que más lo necesitan, mientras acompañamos la espera con un Cabernet o un Malbec hace el secreto de un buen asado.- No hay asado sin probar o regalar los mejores pedazos y la experiencia de ir cortando y distribuyendo en un ritual especial que incluye preferencias, distinciones y sanciones.-

Asado con Cuero:
Para prepararlo, se mata una vaca o vaquillona, sin perseguirla, porque el cansancio perjudica el sabor y la frescura de la carne.- Sin sacarle el cuero, se la divide en grandes trozos que se dejan orear durante toda la noche; en la madrugada se hace un buen fuego y, cuando sólo hay brasas, se asa lentamente sobre grandes parrillas, poniendo la carne con la parte de cuero hacia arriba.-



El asado está a punto cuando al tirar de los pelos, éstos se desprenden con facilidad.- Según la costumbre, suele darse vuelta la carne y dejar que se queme bien el pelo. luego se retira del fuego y se sirve.-

Costillar Entero al Asador:
Se espeta la carne en un hierro o trincha de madera, se lo clava por su extremo agudo en el suelo, oblicuamente sobre el fuego, de manera que la carne queda, así, expuesta a la llama de la leña encendida.- El asador gira de la lanza de tanto en tanto y de este modo todas las partes del trozo quedan expuestas al calor.-



Es uno de los procedimientos.- La rapidez de la operación evita la pérdida del jugo que queda dentro de la carne.- No se retira el espetón del fuego, y a medida que se va asando cada uno corta tajadas o bocados bastante grandes, directamente del trozo.-

Fuente: http://www.facundoallia.com.ar/paginas/asado.htm

reflexiones en el 2009 (1)

La intimidad en Uruguay según J.P. Barrán

Demonio, mundo y carne


HACE YA CASI veinte años, los dos tomos de Historia de la sensibilidad en el Uruguay (1989, 1990) de José Pedro Barrán, generaron un suceso de lectura inédito para una investigación erudita producida por un académico. El historiador creó un vínculo con un círculo amplio de lectores interesados en la historia del país y su cultura, que se mantuvo en sus libros posteriores y persiste en el último. En Intimidad, divorcio y nueva moral en el Uruguay del Novecientos, Barrán retoma un momento de nuestra historia especialmente incitante, repite la fluidez de la escritura, y se atreve a un desenfado que admite como prerrogativa de la vejez. A las preguntas que cada vez se hace el historiador, agrega en este libro la introspección que devela los motivos "íntimos": establece así la temperatura adecuada para el tratamiento del tema.

Barrán se ve en la necesidad de confesar su obsesión personal por la ópera de Richard Wagner Tristán e Isolda para en seguida definir uno de los asuntos a estudiar: cómo y cuándo la pasión ligada al adulterio, "la transgresión moral más imperdonable y transida de culpa del siglo XIX", comenzó a admitirse en la sociedad uruguaya de comienzos del siglo XX. En un sentido más amplio, esto implica la posibilidad de percibir cómo se desplazan los límites de lo permitido y lo prohibido en un grupo social en un tiempo acotado.

Como en libros anteriores, el archivo, en diálogo con las hipótesis de trabajo, se despliega minucioso y envolvente. Genera una explicación y adquiere al mismo tiempo cierta autonomía, porque el lector va entendiendo y se va prendando de algunas historias, de personas y sucesos. Es lo que sucede, por ejemplo, con la "tragedia" o el "doble crimen" del Hotel del Prado: la triste historia del asesinato de Celia Rodríguez Larreta, perpetrado en 1904 por su marido, y la venganza del abogado y conocido "hombre de letras" Teófilo Díaz (Tax). Recuperar el presente del pasado significa volver a lo que sucedió y a lo que pudo haber sucedido, dice el historiador. La misma situación, unos años más tarde -leyes del divorcio aceptadas- pudo no haber tenido el mismo desenlace. Decirlo es una trivialidad, pero comprenderlo en su dimensión humana de historia personal y colectiva es una experiencia importante.

Esta cronista no puede hallar sino lógico -y apasionante- que en un libro sobre la intimidad, el arte sea una fuente de conocimiento privilegiada. La novela, la poesía, el teatro traen al mundo de la "luz", de las sensaciones, de las realidades apreciables y compartidas a los habitantes de la "oscuridad": las obsesiones, los deseos, las culpas, las vergüenzas. La lectura de Barrán actualiza, y por lo tanto circunscribe, algunos de los sentidos de las obras y las ubica en un contexto histórico preciso y conceptualmente acotado. Desde la actual marginalidad de la literatura, resulta removedor leer que Casa de muñecas de Ibsen fue utilizada como argumento en la lucha por la conquista del derecho al divorcio.

El espacio de la intimidad. Para estudiar la intimidad el historiador relativiza el valor explicativo de la contraposición espacial "adentro"/"afuera" en el sentido de propio o ajeno al individuo. "Detrás nuestro -escribe- siempre acecha la sospecha de que lo estrictamente individual carece de significación, es irrelevante por no representativo del todo. Error, ciertos misterios sociales residen y se expresan en nuestro `adentro`, de seguro porque ese `adentro` no es solo nuestro y es menos original de lo que pensamos con orgullo". Piensa que sucesos históricos trascendentes, como el control de la natalidad a comienzos del siglo XX por ejemplo, se resuelven en la esfera de lo íntimo más que de lo público.

Insiste, interpretando otro juego de opuestos, "Noche" y "Día", en algunas obras de arte, en que no se puede deslindar lo exterior de lo interior para explicar la experiencia de los hombres del pasado y del presente. "La Noche a la que se refiere el Tristán de Wagner, Tolstoi en su Diario y Céline en su novela [Viaje al fin de la noche], es el tiempo de los deseos, confesos e inconfesables, de las fantasías generosas y perversas, del amor y los asesinatos del pensamiento -los más siniestros-, en una palabra, de la intimidad. La Historia no solo debe dar cuenta de ella para conocer al hombre de carne y hueso que es su materia prima, sino también para comprender al Día, a lo público, lo colectivo".

Circunscribe lo íntimo diferenciándolo de lo cotidiano y lo privado. "Lo íntimo aludiría inequívocamente, a nuestro entender y el de los hombres del Novecientos, a la interioridad psíquica del sujeto, a sus secretos más que a lo visible, sus angustias, iras, temores y amores, a su mundo de sueños y proyectos; podía ser el lugar del refugio del yo ante las intemperancias del "afuera", pero era también el lugar del conflicto consigo mismo, el otro, la familia o la sociedad".

Barrán revisa, en este libro, la contraposición entre lo bárbaro y lo civilizado planteada en el capítulo X del tomo II de Historia de la sensibilidad en el Uruguay, "Las desvergüenzas del yo". Dice que su supuesto fue erróneo, que "aquellos hombres y mujeres no se exhibían ni mostraban sus historias familiares, simplemente continuaban con la tradición colonial y defendían públicamente, en los tribunales y en los periódicos, su honor, su honra y la decencia presidiendo el `buen nombre` del individuo".

En la perspectiva de una tradición, el "buen nombre" puede pensarse como una herencia, un legado a los descendientes. El apellido de un individuo establece una procedencia, reafirma la existencia de un mundo anterior al nacimiento en el que el sujeto se inscribe. Entre el nombre y el apellido se establece un juego de relaciones que mucho tiene que ver con el espacio de la intimidad y la identidad del sujeto. Suele considerarse que la noción de intimidad tiene un origen en Las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau. Según Hannah Arendt (La condición humana) Rousseau fue "el primer explorador claro y en cierto grado incluso teórico de la intimidad". En su caso, dice, "era como si Jean-Jacques se rebelara contra un hombre llamado Rousseau". Es memorable el inicio del Libro Primero (1712-1719) de Las Confesiones: "Emprendo una obra de la que no hay ejemplo y que no tendrá imitadores. Quiero mostrar a mis semejantes un hombre en toda la verdad de la Naturaleza y ese hombre seré yo…". Se imagina (¿Jean-Jacques?) en el Juicio Final argumentando: "He aquí lo que hice, lo que pensé y lo que fui. Con igual franqueza dije lo bueno y lo malo. Nada malo me callé ni me atribuí nada bueno; si me ha sucedido emplear algún adorno insignificante, lo hice solo para llenar un vacío de mi memoria. Pude haber supuesto cierto lo que pudo haberlo sido, mas nunca lo que sabía que era falso. Me he mostrado como fui, despreciable y vil, o bueno, generoso y sublime cuando lo he sido. He descubierto mi alma tal como Tú la has visto, ¡oh Ser Supremo!...". Con el Ser Supremo por testigo, plantea el problema de los límites de la honestidad, pues la voluntad de ser honesto no garantiza el llegar a serlo. Esta inseguridad, esta necesidad de un trabajo consigo mismo para encontrar una verdad personal son descubrimientos importantes para el desarrollo de una moral que reclamará también el derecho al secreto y a la reserva.

Iglesia y "nueva moral". El cristianismo concibió a un hombre "ocupado" por el enemigo. Barrán cita a San Pablo que, "en el siglo I, en su Epístola a los Romanos, expresó la condena extrema de la `carne`. Advirtió nuestra `servidumbre` al cuerpo, y juzgó el acceder a sus deseos como la forma perfecta de la esclavitud mientras la libertad del alma solo podía obtenerse negándolos: `Pues bien sé yo que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, no soy quien lo obra, sino el pecado que habita en mí`". San Pablo luchó contra el pecado de la carne para conquistarse como ser libre y devoto. El proceso que se abre a mediados del siglo XIX en el Uruguay hará del admitir los reclamos del cuerpo y el deseo el primer paso hacia la manifestación de un sujeto libre.

El "pecado de la carne", tormento de curas y feligreses, postuló a la mujer como principal tentación y al matrimonio "para toda la vida" como una de las formas de contención. Intimidad, divorcio y nueva moral en el Uruguay del Novecientos tiene un apéndice documental en el que se encuentran las "Memorias de Adriana Bustamante", la madre del historiador Raúl Montero Bustamante. "La mujer honrada no tiene historia", escribe, luego de aclararle a su hijo que no espere nada "novelesco ni extraordinario" sino "la simple relación de una hija del hogar, esposa y madre más tarde". Si fuera posible establecer un "grado cero" de la integración y la aceptación de un orden dado, las declaraciones de Adriana podrían estar en ese rango. Hannah Arendt plantea en La condición humana una noción de lo privado que parte de un sentido originario: "privado de…". Dice que lo público para la democracia griega era la posibilidad de realización más alta del sujeto libre. El que tiene solucionadas sus necesidades y puede opinar y ejercer como ciudadano de la polis. También señala que lo privado, en otro sentido, es el lugar de realización de las necesidades; el refugio de la mirada de los otros, el lugar del cuerpo. Las dos acepciones de lo privado parecen seguir siendo pertinentes para explicar la situación de la mujer en el Uruguay durante el siglo XIX.

Pero lo que le interesa al historiador es justamente señalar el cambio: la lucha del individuo por vivir de acuerdo a una moral más deudora de sus convicciones que de una tradición o cualquier orden ya constituido. Barrán da ejemplos de cómo el conflicto, la transgresión y el deseo "de la piel de otro" son creadores de subjetividad. Su investigación postula que desde mediados del siglo XIX en la sociedad uruguaya "el espacio de lo íntimo se hizo más denso en el sujeto, a la vez que creció el individualismo en la sociedad"; el sujeto reclamó el control de su conducta, al mismo tiempo en que la sociedad vivía un proceso de secularización.

"El divorcio y el control de la natalidad aparecerán como los protagonistas tempranos y desafiantes de las novedades éticas en los primeros treinta años del siglo XX uruguayo". Batllistas, anarquistas e intelectuales unieron sus fuerzas contra el poder de la Iglesia y su moral tradicional. El batllismo radical peleó contra "prejuicios" y "lugares comunes". "Ser batllista, socialista o anarquista era algo más que una posición ideológica, exigía determinado tipo de conductas, desde la no concurrencia a la Iglesia al envío de los hijos a escuelas laicas, desde la comprensión de los orígenes sociales del delito y la prostitución…".

En esta perspectiva, la lucha por el divorcio por la sola voluntad de uno de los miembros de la pareja, fue política, social y moral. El minucioso análisis de las tres leyes de divorcio permite seguir un apasionante y apasionado ir y venir de argumentos. La primera ley, del 26 de octubre de 1907, presentada por Carlos Oneto y Viana, mantenía en sus causales el juicio discriminatorio sobre las acciones del hombre y la mujer, pero hizo que se despenalizara el adulterio, pues el código penal consideraba al amante como "co-delincuente". La segunda, del 11 de julio de 1910, eliminó restricciones: uno se podía divorciar cuantas veces deseara y la mujer podía alegar también "malos tratamientos", causal restringida en la anterior solo al marido. La tercera, del 9 de setiembre de 1913, presentada por Ricardo J. Areco agregaba un inciso que decía que también procedería el divorcio por "la sola voluntad de uno solo de los cónyuges". El proyecto de Areco implicaba el triunfo del derecho a una moral personal. Juan Pedro Castro, colorado, liberal, "prudente", lo consideró un exceso: era "salir del terreno verdaderamente humano y colocarse en el absolutamente romántico" en el que solo el "amor" justificaba las uniones; era, y la referencia a Ibsen y su Casa de muñecas de 1879 es obvia, identificarse con "algunos dramaturgos contemporáneos" y su afirmación "`de que cada cual viva su vida` sin respetar los derechos de los demás". Areco enarboló argumentos feministas de defensa de la mujer, que fueron rechazados. Como alternativa, Domingo Arena presentó el divorcio por la sola voluntad de la mujer, que fue aprobado por el senado.

¿Cien años no es nada? Si propiciar una mirada "nueva" sobre la actualidad es un rasgo propio del ensayo, este libro de historia también lo es. La inscripción del yo del investigador, al que "todavía le cuesta expresarse en primera persona", tal vez sea una huella menor de lo ensayístico, pero no es un rasgo menor el juego de contrastes entre algunas conductas, formas de vida, sensibilidades surgidas y asentadas en el Novecientos y nuestro presente cercano e inmediato.

El historiador invita a percibir el "afuera" en una parábola de cien años: 1875-1975. "El 26 de agosto de 1875, Julio Herrera y Obes, en plenos preparativos revolucionarios contra el gobierno surgido de un motín militar, desde un vapor que lo llevaría de Montevideo a Buenos Aires, escribió a su novia, Elvira Reyes: `Yo he sacrificado a la política y a mi país, mi tiempo, mi tranquilidad, mis más tiernas y dulces afecciones…´". En paralelo toma del libro de Clara Aldrighi, La izquierda armada, unas palabras de Carlos Liscano: "Representar dos vidas, no tener futuro, la ausencia de un horizonte, aunque fuese imaginario, la imposibilidad de construir una familia, era duro".

En esa perspectiva larga el historiador percibe la irrupción, en los años sesenta del siglo pasado, de una ética de la militancia, sacrificial y de "entrega" a una causa, como un quiebre de aquella noción de vida amable y más permeable a los deseos que el batllismo había conquistado en las primeras décadas del siglo. En los sesenta, "el practicante del individualismo de las clases medias, aun las acomodadas, sintió (siente) la nostalgia del colectivo, del `afuera`, y respondió a ella integrándose a movimientos que sirvieron de cobijo, resguardo, compañerismo, escape frente a la angustia o la responsabilidad de enfrentar solos el destino. Entonces el joven que se había rebelado contra la moral y las conductas de sus padres, que con insolencia proclamó los derechos de su yo y sus deseos, tornó a rendir culto a las disciplinas de afuera, a los `límites`, bajo las rígidas formas éticas y políticas que asumieron a menudo en el Uruguay ciertas izquierdas, fuesen de signo laico o religioso". El batllismo defendió una "vida fácil y agradable"; hay que esperar a la dictadura, a los economistas neoliberales y a la izquierda militante para que esa noción fuera nuevamente condenada, para que se exaltaran más los deberes que los derechos, explica el historiador.

El otro gran contraste señalado se articula en el contrapunto de mostrarse (hoy) y esconderse (en el Novecientos). El hilo que otorga sentido a estos cambios es "la creciente individualización del sujeto". "Ahora sí, este proclama a su diversidad la forma de ser de la normalidad, y a sí mismo, la fuente legitimadora de la moral".

INTIMIDAD, DIVORCIO Y NUEVA MORAL EN EL URUGUAY DEL NOVECIENTOS, de José Pedro Barrán. Banda Oriental. Montevideo. 382 págs.

martes, diciembre 30, 2008

Fabula

Y te cuentan como él se transformó
en árbol porque así lo deseo y se quedó
plantado alli mirando
la tierra en que nacían flores nuevas
fue
refugio del conejo y colibrí
y el viento le enseño a que saben sí
la miel y la resina silvestres y...
la lluvia lo bañó
y mi felicidad -decía para sus adentros-
eso... eso sé que ahora la encontré
eso... porque tengo
todo el tiempo ya para mi
ya no necesito más de nadie
toda la belleza de la vida es para mi
"y un dia pasaron por allí
los ojos de una niña
que le habían robado al cielo
el brillo de dos estrellas"
y se estremecieron
sus raíces
cuánto desconcierto de improviso dentro de él
eso que solamente siente el hombre sin la mujer
y alargó sus ramas
hacia ella
sintió que la felicidad no es nunca la mitad
del infinito
luego era al tiempo sol y luna
nube y música
era al tiempo risa y llanto
y entretanto
era un hombre que a la vida despertó
era
como el canto oue llenaba
sus enormes soledades
esa parte verdadera
que una fábula encantada
esconde en sí
para ser auténtica.

lunes, diciembre 29, 2008

Hoy lunes....

Despues de 5 dias de descanso me toca trabajar dos, lunes y martes..... mueranse de envidia....

Y la verdad que estos ultimos 5 dias fueron muy lindos ya que conoci Santiago de Chile, hermosa ciudad, la verdad que me sorprendio, confieso que aunque no le tengo bronca a los chilenos, ya que nuestras diferencias son creadas por las superpotencias, si estaba casi convencido que no hiba a encontrar una ciudad o un pais muy diferente a la Argentina y la verdad que si es bastante, diferente por lo menos en lo que respecta a Buenos Aires. Es una hermosa ciudad, es limpia, es ordenada, por lo que estube en la calle (y fue mucho) vi que hasta respetan el transito..... cosa que aca.... La verdad me senti muy comodo y fueron muy hospitalarios, un gran saludo a mis amigos chilenos. y Gracias por la amabilidad y la hospitalidad que me brindaron, seguro que estoy volviendo en un tiempito.