viernes, enero 30, 2009

El origen de algunas marcas mundiales.

Amazon: El nombre de la compañía debía empezar por A, puesto que los buscadores de Internet recogían los resultados de las búsquedas por orden alfabético. Amazon fue el nombre que más les gustó: “Se trata del río más ancho del mundo, pero no solo es eso, sino que además es diez veces más ancho que su inmediato competidor”. El 9 de febrero de 1995, el nombre Amazon.com quedó registrado en una corporación de Delaware, y se convirtió en la primera marca que se registró con la coletilla “.com”.

Apple: Fue la primera empresa informática en romper con el género visual robusto de IBM. Steve Jobs decidió vender ordenadores con el nombre de esta fruta, en homenaje a la casa discográfica de los Beatles, que se llamaba de la misma manera. Además, Macintosh es una variedad de manzana californiana.

Aspirina: La sílaba “spir” indica la presencia del ácido salicílico, derivado de la familia botánica “Spiraea”. El acetil aportó el prefijo “A” y el sufijo “in” creó una palabra que pudiera deletrearse de la misma manera en alemán y en inglés. Ocurrió en el año 1898.

Audi: Audi procede de la traducción del apellido alemán de August Horch, diseñador de coches, al latín, con el significado de “escucha”. Con este nombre se denomina a un excelente vino de El Penedés por cuyos viñedos cruza la famosa Via Augusta.

Barbie: Ruth Handlers, viendo jugar a su hija Bárbara con muñecas recortables de papel, descubre que sería una buena idea fabricar una muñeca de plástico, de unos treinta centímetros de altura, que representase a una mujer entre los 16 y los 20 años, a la que las niñas pudieran vestir, peinar y transformar. Así nace la famosa Barbie en 1959 y su denominación procede del nombre de su hija.

Bluetooth: La tecnología Bluetooth, de procedencia nórdica, toma su nombre del rey Harald, segundo monarca de Jutlandia y unificador de Dinamarca y Noruega, más conocido como Harald Blatand. Aunque este apelativo fue traducido al inglés como Bluetooth (literalmente “diente azul”), parece que su significado original responde más bien a la idea de “el gran hombre de piel oscura”.

Bridgestone: Bridgestone, fabricante de neumáticos japonés, comenzó como una empresa familiar en 1931. Sus fundadores fueron la familia “Ishibashi”. Y el nombre de Brigestone viene de la traducción al inglés de este apellido: “puente de piedra”, con un intencionado parecido a Firestone, empresa adquirida por esta empresa japonesa.

Budweiser: Hacia 1870, el americano Carl Conrad descubrió una cerveza excepcional por su aroma y sabor en la recóndita aldea alemana de Budweis. Su proceso de elaboración consistía en inducir dos veces la fermentación, lo que le daba gran suavidad al producto resultante. Regresó a EE.UU. con la receta y allí, registró la marca de cerveza

Caprabo: La historia de Caprabo se remonta a 1958, cuando Pere Carbó, Jaume Prat y Josep Botet destinaron tres millones de pesetas y la primera sílaba de cada uno de sus apellidos a una empresa que se ha convertido en una cadena de primer orden de la distribución catalana.

Ceac: La empresa empezó en los años cuarenta del siglo XX impartiendo un curso por correspondencia para ingresar en Escuelas de

Aparejadores, de ahí el significado de sus siglas: “Centro de Estudios de Aparejadores por Correspondencia”.

Cisco: El nombre de Cisco, empresa relacionada con la informática y fundada en 1984, proviene de la ciudad natal de sus dos fundadores: San Francisco, y su símbolo es el puente Golden Gate.

Coca-Cola: En 1886, John Styth Perberton de Atlanta EE.UU elaboró una bebida no alcohólica a partir de hojas de coca y de extracto de nuez de cola, que comenzó a gozar de gran popularidad por su agradable sabor y por sus virtudes euforizantes.

Coronita: El Grupo Modelo de México, empresa fundada por emigrantes leoneses, eligió el nombre de Coronita en España para su cerveza porque el nombre de Corona estaba registrado.

Chiruca: A principios de los años cincuenta Mercedes Castañer, junto con sus hijos, sacan al mercado las primeras botas Chirucas. El nombre de Chiruca viene del gallego. Es un diminutivo cariñoso dedicado a la fundadora.

Chupa Chups: Enric Bernat registró en 1955 este caramelo “con tenedor” para que los niños ni se atragantaran ni se mancharan al comerlo y lo bautizó con el nombre de “Chups”. La primera campaña radiofónica, con la tonadilla “Chupa, Chupa el Chupa Chups”, se encargó de proporcionarle el nombre definitivo a su nuevo invento. Bernat había llamado “Chups” a su caramelo, pero el mercado empezó a llamarlo “Chupa Chups” y en 1961 adoptó el nombre actual.

Danone: La empresa Danone nació en 1919 en Barcelona cuando su creador Isaac Carasso fabricó el primer yogur industrial comercializado en Europa Occidental. El nombre de la marca, Danone, deriva de Daniel, el nombre de su hijo. Otra versión complementaria, es que Danone proviene de Daniel y de la palabra inglesa “one”. La suma de la primera sílaba y el vocablo

inglés dió lugar a “Dan-one”.

Delaviuda: La historia de esta empresa se inicia en 1927 de la mano de Manuel López, un productor artesano de mazapanes y dulces asentado en Sonseca, Toledo. Tras la muerte de Manuel, su mujer, María Rojas, se tuvo que hacer cargo del negocio. La fama de sus productos hizo que se les comenzara a conocer como “Los de la viuda” y eso fue lo que al final le dió el nombre.

Dunkin Donuts: Cada mañana, en casi todos los hogares estadounidenses se repite el mismo ritual a la hora del desayuno: remojar (to dunk) el bollo (donuts) en el café. La cadena Dunkin Donuts quiso reflejar en su marca precisamente esta acción e incorporó en su nombre las dos palabras clave para sus establecimientos.

Ebay: El sitio de subastas más famoso recibe su nombre de “East Bay”, uno de los distritos de San Francisco.

El Corte Inglés: César Rodríguez, un empresario asturiano que ha hecho fortuna en Cuba, compra en 1935 la sastrería El Corte Inglés en la calle Rompelanzas de Madrid.

El Pozo: En 1936, Antonio Fuertes abrió un pequeño negocio de charcutería en la localidad de Alhama (Murcia), en la plaza del pueblo llamada El Pozo.

Endemol: En 1979 John de Mol crea su propia empresa de producciones y durante años solo tuvo un rival: Joop van den Ende, empresario teatral cuya productora arrasaba con Holiday on ice. En 1994 se unen formando Endemol.

Eroski: El nombre de esta cooperativa de consumo viene de la contracción en euskera de dos vocablos que se traducen como “comprar y socio”.

Freixenet: La palabra Freixenet viene de la \”Freixenada\”, una finca rica en fresnos que desde antiguo pertenece a la familia Ferrer, dueños de la empresa.

Google: Este buscador, ideado por dos estudiantes de Stanford en 1995, recibe el nombre del término con que el matemático Eduard Kasner definió el número 10 elevado a 100. Un uno seguido de cien ceros, un Googol. Sin embargo, debido a un error al registrar dicho nombre, al final quedó registrado como “Google”.

Gore Tex: El secreto de este tejido, inventado por Bob Gore en 1969, es muy simple. Su funcionamiento se basa en que una gota de agua de lluvia es 20.000 veces mayor que los poros del Gore Tex. Mientras que la molécula del vapor de agua que desprende el cuerpo en forma de sudor es 700 veces más pequeña.

Häagen-Dazs: El nombre de estos helados posee la asociación exótica de lo blanco y lácteo correspondiente a un lejano país nórdico. Pero realmente no es el nombre de nada ni de nadie, sino una palabra inventada estrictamente por su riqueza posicionadora.

Harley Davidson: La Harley nació en 1903 en un taller de Milwaukee, donde los veinteañeros William S. Harley y Arthur Davidson fabricaron su primera moto. Pero el mito nace en los cincuenta: Elvis Presley y Marlon Brando cabalgan una Harley como símbolo del espíritu rebelde y libre de su generación.

Helios: Helios comenzó su actividad como una empresa familiar que fabricaba cabello de ángel de manera artesanal. Posteriormente

ampliaron su oferta a toda clase de dulces y mermeladas, frutas confitadas y dulce de membrillo. El primer establecimiento se llamó El Sol. En 1936, cambiaron su denominación por la de Helios, la acepción griega de “sol”.

Hennes & Mauritz (H&M): En 1947, el sueco Erling Persson abrió una tienda de ropa sólo para mujeres, llamada Hennes (en sueco significa “para ella”) en la que reproducía el modelo de tienda de ropa basado en grandes volúmenes de venta que permitían mantener los precios bajos, desarrollado en Estados Unidos. En 1968, Mauritz Widforss adquirió la empresa y pasó a llamarse Hennes & Mauritz.

Heno de Pravia: Esta es una larga historia y surge durante un viaje. Allá por 1903, Salvador Echeandía Gal se pierde por tierras asturianas y queda literalmente prendado del aroma que deja el heno recién cortado en el pueblo de Pravia. Una vez de vuelta a Madrid, comenta con Lesmes Sainz de Vicuña, su compañero en la fundación de Perfumería Gal lo que había llegado a convertirse en una obsesión: plasmar en un perfume el recuerdo que guardaba del aroma del heno de Pravia. Ninguna duda

saltó a ambos sobre el nombre de un producto, entonces imaginario, que fiel a la imagen grabada en la mente de Salvador Echeandía iba a ser de color verde, como el heno, y con un envoltorio amarillo, a imagen y semejanza del color del heno seco.

Ikea: La empresa fue fundada por en 1943 en una de las regiones más pobres de Suecia por Ingvar Kamprad, nacido en la ciudad de Elmtaryd Agunaryd, cuando sólo tenía 17 años. El nombre Ikea está formado por las iniciales de su nombre y apellido (IK) y por las inicales de su lugar de origen (EA).

Intel: Intel nació de la mano de Gordon Moore y Robert Noyle en 1968. El nombre original iba a ser “Moore-Noyce”, pero en vista de que en inglés suena muy parecido a “más ruido” (more noise) se decantaron por la abreviatura de “Integrated Electronics”.

Jacuzzi: Los siete hermanos italianos Jacuzzi, que vendían bombas de agua para las granjas, construyeron en 1956 una bomba sumergible para bañeras. La idea nació dada la necesidad de un familiar de recibir tratamientos diarios de hidroterapia. El resultado fue una nueva forma de relajarse.

James Bond: Cuando Ian Fleming creó este personaje, escogió el nombre propio de un ornitólogo americano al cual el autor admiraba.

Kas: Este nombre se compone de la primera letra del apellido de la familia Knörr, antiguos dueños de la empresa, más el nombre de la embotelladora vitoriana de gaseosas “El As”, hoy desaparecida. El primer refresco Kas apareció en 1955.

Kelme: Esta marca perteneció a un industrial alicantino del calzado, llamado Francisco Riquelme, a quien le compraron dicha marca los hermanos Quiles, fundadores de la actual empresa. El nombre procede de dicho apellido.

Kleenex: El término Kleenex procede de la palabra inglesa “clean” que significa limpio, a la que se le añadió la “K” de Kimberley-Clark y la terminación “ex” para señalar que formaba parte de la familia Kotex.

Kodak: Así se creó el nombre según George Eastman, fundador de la empresa. “Yo mismo ideé el nombre. La letra “K” había sido siempre mi favorita. Parece fuerte, incisiva. Fue cuestión de hacer un gran número de combinaciones de letras para formar palabras que empezaran o terminaran con “K”. Y el resultado fue “KODAK”.

Lego: Las raíces de Lego están en Dinamarca, donde Ole Kirk Christiansen comenzó en 1932 a construir artículos de madera. Entre los productos se incluían escaleras de tijera, tablas de planchar y juguetes. Ole observó buenas perspectivas para estos últimos. Se concentró en ello y le dio el nombre a su trabajo: Lego, una combinación de las palabras danesas: “Leg godt”, que significa “jugar bien”.

Levi’s: Los primeros Levi’s fueron ropa de los mineros de San Francisco, hacia 1850. Se trataba de unos petos de loneta marrón que el emigrante bávaro Levi Strauss les había confeccionado.

Linux: Este sistema operativo informático se llama así por su primer desarrollador, Linus Torvald, con un cambio de la “s” por “x” en honor a Unix, el sistema operativo (líder en el mundo de los grandes servidores) del cual procede.

Lois: Los fabricantes españoles de esta ropa vaquera pretendieron darle un toque francés a la denominación de su marca. Pensaban que “Lois” era la traducción del nombre masculino “Luis”, a dicha lengua. Cuando en realidad es “Louis”.

Lucky Strike: Su creador, el doctor R.A. Patterson, asoció su tabaco con los buscadores de oro californianos. De ahí surgió el nombre de “Lucky Strike” o “golpe de suerte”.

Mafalda: Quino creó esta tira cómica como apoyo publicitario para una empresa de electrodomésticos. El nombre de Mafalda pretendía recordar al nombre de la marca.

Mango: Isak Andic, propietario de esta firma de moda, lo tenía todo preparado para su lanzamiento: la tienda de Paseo de Gracia a punto de abrir, la mercancía, el personal, las autorizaciones,…¡Solo le faltaba el nombre!. Buscaba una marca con gancho, fácil de recordar y que, además, sonara prácticamente igual en cualquier idioma. Una misión que parecía imposible, hasta que el empresario se acordó de un viaje a Filipinas, donde había probado el mango por primera vez. Esta fruta dulce y fuerte, casi inédita en España, y que le había impactado entonces, era justo el nombre que quería. Corrió al Registro y tuvo la suerte de a nadie se le hubiera ocurrido antes utilizarlo. Fue en 1984.

María: Esta marca de las galletas más famosas es el nombre de la nieta del fundador de la empresa, Eugenio Fontaneda.

Mercedes: El nombre de estos coches corresponde a una niña vienesa de once años, hija de una dama de origen español, casada con el comerciante y cónsul general, Emil Jellinek, un entusiasta del incipiente automovilismo de principios del siglo XX. Dicho cónsul hace un pedido importante de un nuevo diseño a Daimler, inventor y constructor automovilístico, con la proposición de otorgar a dichos coches el nombre de su hija Mercedes. Este nombre tuvo tanta aceptación que se decidió denominar así a todos los coches de Daimler.

Mercromina: La Universidad John Hopkins descubre en 1917 los beneficios de la solución de mercurocromo. En 1927, el español José Antonio Serrallach conseguiría alcanzar la excelencia en su formulación. Había nacido Mercromina, el antiséptico rojo. El nombre procede de “mercuro y cromo”.

Miko: El fundador de esta empresa, de procedencia española, le puso el nombre del perro de su vecino.

Minute Maid: Esta empresa fue fundada en Florida (Estados Unidos) en el año 1946 y su nombre coquetea con el significado de la palabra inglesa “minute” (minuto) y con el sonido de la palabra “maid”, que recuerda a la palabra “made” (hecho). Una vez unidas, el conjunto se podría traducir como: “Hecho en un minuto”. Que según sus responsables remite a la facilidad y comodidad de un zumo que no hay que exprimir.

Motorola: En 1928, Paul Galvin funda la Galvin Manufacturing Company para fabricar radios de coches, adaptando las radios de la época, conocidas como vitrolas. Galvin llamó a su radio Motorola, fusión de las palabras “motor” y “vitrola”. Fue en los años 60 del siglo XX cuando comienzan a fabricar teléfonos móviles.

Napster: Shawn Fanning es el fundador de Napster. En los foros virtuales se le conocía con el apodo de Napster, tal y como le llamaban de pequeño en casa. Con este nombre bautizó el programa que permitiría a los usuarios conectar sus ordenadores entre sí para intercambiar ficheros sin pagar un duro.

Navidul: Manuel Díaz Ruiz y Lourdes Díaz del Río pusieron en marcha en la década de los cincuenta una pequeña empresa de matanza y elaboración de productos cárnicos que llamaron Navidul, que procede de la combinación de “natural, viejo y dulce”.

Netscape: Entre el escepticismo y la curiosidad general, en marzo de 1994 se puso en marcha Netscape (de “Net-Landscape”, “Paisaje de Internet”).

Nike: Nike es la diosa de la Victoria en la cultura clásica griega. Es el caso de la empresa española que registró esta marca en 1932 y empezó a fabricar sus famosos “nikis”. En 1972, Phil Knight y Bill Bowerman fundaban la empresa Nike

americana.

Nivea: En 1911, el científico Oskar Troplowitz logró desarrollar la primera emulsión de aceite en agua. Después, añadió agua de colonia, un perfume de lirio de los valles y un nombre de marca infalible. Bautizó su crema blanca con el nombre de Nivea, del término latino nivis (nieve).

Nokia: Nació en 1865 a orillas del río Nokia en la parte suroccidental de Finlandia cerca de la ciudad de Tampere, como una Empresa de pasta de papel. Su fundador fue Fredrik Idestam. En 1963, la compañía desarrolló su primer radioteléfono, claro antecedente de los móviles de hoy. En 1990, se convierte en una Empresa de telecomunicaciones.

Old Spice: La marca Old Spice fue lanzada en 1934 y es obra de William Lighfoot Shultz, un amante de los barcos de la época colonial que además contaba con una colección de frascos como los utilizados en los antiguos barcos mercantes para llevar las especias, y cuya forma han adoptado los envases de la marca. El barco que aparece en sus envases es The Grand Turk, construido en 1781 para el comercio norteamericano.

Panda: El nombre de esta empresa dedicada al desarrollo de sistemas antivirus procede del grupo de amigos que la iniciaron. Una “panda” de amigos.

Pepsi-Cola: Caleb Bradham, un farmacéutico de New Bern (Carolina del Norte), elaboró la primera Pepsi-Cola en 1893 mezclando nuez de cola con pepsina, azúcar, vainilla y diversos aceites esenciales y especias. Cuando la “bebida de Brad” se hizo popular en las comarcas circundantes, le cambió el nombre y el 30 de Diciembre de 1902 constituyó la razón social Pepsi-Cola Company.

Pikolín: El nombre de estos famosos colchones parte de una palabra italiana: “piccolino”, que es una cosa pequeña, agradable, coqueta. El Director de la empresa solía viajar mucho a Italia y un amigo suyo se lo propuso. Al final, hizo esta adaptación de dicho vocablo.

Pizza Hut: En 1958 Da y Frank Carney abrieron el primer Pizza Hut en Kansas (EE.UU.). Lo llamaron Pizza Hut porque hacían pizzas y la tienda se parecía a una choza (hut, en inglés).

Ray-Ban: El primer cristal Bay-Ban tenía color verde, protegía de la fuerte luminosidad y tenía un añadido que hasta ese momento no se encontraba en ninguna otra lente: eliminaba los rayos ultravioletas e infrarrojos. Estas tres características dieron pie a que naciese su nombre: Ray-Ban, una especie de juego de palabras que viene a significar en inglés algo así como “prohibido a los rayos”.

Red Bull: El austríaco Dietrich Mateschitz se asocia a finales de la década de los ochenta del siglo pasado con un empresario tailandés que vendía una bebida en las gasolineras para evitar que los conductores se durmieran al volante. En el diseño de su marca aparecía un toro y un sol. Y de aquí nace el Red Bull. Posteriormente adaptó el sabor al gusto europeo creando una bebida que expresa potencia, energía, fuerza y valor. Otra versión es que la bebida contiene un componente llamado la “taurina” y de ahí el nombre de Bull (toro en inglés).

Scalextric: En 1947, el empresario británico Fred Francis fabricó unos cochecitos de hojalata que funcionaban con una maquinaria a cuerda de reloj, denominados Scalex. Los prototipos avanzaron más tarde, con la incorporación de la alimentación eléctrica. Así nació Scalextric.

Schweppes: El suizo Jacob Schweppe (sin la “s” final) comenzó en 1783 vendiendo agua mineral en Ginebra.

Sony: El presidente de la compañía, Akio Morita, creó este nombre en 1946 basándose en la palabra latina “sonus” (sonido) y en la canción “Sonny boy”.

Sun: Tres ingenieros fundan en 1982 Sun (Stanford University Network) para fabricar servidores que faciliten la comunicación entre grandes ordenadores de empresas y la conservación y trasvase de datos.

Talgo: El nombre del tren insignia de los ferrocarriles españoles tiene las iniciales de: “Tren articulado ligero Goicochea Oriol”. El artífice de este milagro tecnológico fue el ingeniero Alejandro Goicochea. Una idea arriesgada en la que creyó el empresario José Luis de Oriol.

Tampax: El médico americano Earle Cleveland Haas de Colorado (Estados Unidos) patentó este invento el 19 de noviembre de 1931. Cuando se decidió por una marca comercial, registró el nombre de Tampax, de “tampon-vaginal pack”.

Toyota: Kiichiro Toyoda crea en 1937 Toyota Motor, cambiando la “d” de su apellido por una “t” para facilitar su pronunciación.

Timberland: El nombre de estas prestigiosas botas, viene de: “Timberland, la tierra del Timber”. Timber es una madera que se encuentra en los bosques de los alrededores de Newmarket en New Hampshire (Estados Unidos), sede de la empresa. Su símbolo es la imagen de una encina.

Tiscali: Esta empresa de Internet ha tomado su denominación de un pueblo italiano que servía de fortaleza contra las invasiones bárbaras, en Cagliari (Cerdeña). Fundada en 1997.

Trivial Pursuit: En 1981, dos periodistas canadienses discutían acerca de quién sabía más sobre cuestiones triviales. La amistosa discusión abordaba temas de ciencia, geografía y espectáculo. Lo que surgió de esta “pequeña reunión” fue la creación del juego de los ochenta: el Trivial Pursuit.

Tupperware: Earl Silas Tupper (1908-1983), inventor y comerciante, convirtió al polietileno en un material irrompible y casi indeformable. Resistía temperaturas elevadas y se podía moldear para fabricar cacharros de cualquier forma que no se rompían ni agrietaban. Posteriormente en 1947, incorporó un cierre hermético a los líquidos y al aire. Gracias a una experimentada vendedora, estos productos empezaron a venderse a las amas de casa en su propio ambiente. Estamos en la difícil economía de la postguerra.

Twingo: Renault movilizó a sus creativos para dar nombre a un nuevo coche. El automóvil era pequeño, alegre y joven. Hicieron una lista con diferentes tipos de baile y después combinaron el principio y el final de dos palabras. Así nació Twingo: de la contracción de twist y de tango.

Valor: En la década de los ochenta del siglo diecinueve, Valeriano López embarcó a toda su familia en el negocio chocolatero. Entre todos fabricaban un chocolate artesano y lo vendían, casa por casa, a los vecinos de Villajoyosa (Alicante). Fue entonces cuando los clientes, amigos y proveedores de Valeriano López comenzaron a llamar a dicho chocolate Valor. Parte, por la cercanía con el nombre del fundador. Parte, por la calidad del producto.

Vaselina: Robert Chesebrough, químico oriundo de Brooklyn, fue el creador en 1870 de esta gelatina que curaba todas las lesiones. Le dió a este invento el nombre de Vaselina, derivado de la palabra alemana Wasser (agua) y del griego “elaion” (aceite de oliva).

Vespa: En italiano esta palabra significa “avispa”. Y se le denominó así porque esta moto recuerda a dicho animal.

Vick’s Vaporub: Este producto médico tiene su origen en Estados Unidos hacia el año 1880. “Vick” es el apellido del doctor Joshua Vick. “Vapo”: los vapores medicinales inhalados abren las vías nasales y bronquiales del paciente. “Rub”: este producto se frota sobre el cuerpo del paciente. (”To rub” significa “frotar” en inglés)

Virgin: Richard Branson crea en 1970 una empresa para vender discos por correo con descuento. Cuando barajaban posibles nombres para la marca, una chica de la oficina dijo: “¿Qué tal Virgin?. Somos vírgenes en el negocio”. Así nació Virgin Mail Order Records.

Wheaties: Jane Bausman, esposa de un ejecutivo de la empresa productora, ganó el concurso patrocinado por ésta cuando propuso el nombre de “Wheaties” porque “no hay nada más simpático que un diminutivo”. (Wheat significa trigo en inglés)

Yahoo!: Sobre este nombre aún no hay consenso. Yang, que ha encarnado la imagen pública de la compañía, y Filo, insisten en que eligieron el nombre por que se consideraban a sí mismos como Yahoos, en inglés brutos o patanes.

Zara: En 1975, Amancio Ortega crea la primera de las tiendas de Zara en La Coruña. Su objetivo es hacer prendas de rabiosa actualidad al alcance del público: en definitiva, democratizar la moda, en aquella época sólo accesible a unos pocos. Curiosamente Zara no era el nombre que había pensado para su imperio, sino Zorba. Pero en el Registro de Patentes y Marcas este nombre ya estaba registrado. Delante del funcionario y después de varios minutos jugando con sílabas, el nombre que acabó surgiendo fue Zara.

Zippo: El nombre de Zippo que tiene el mechero más famoso del mundo y con la llama a prueba del viento se lo puso su creador George Blaisdell en 1932. Es un homenaje a un invento de la época: la cremallera, que en inglés es “zipper”.

Fuente: Revista Mercado

El arte de la prudencia.

El Arte de la Prudencia

Baltasar Gracián



1. Hoy todo ha logrado la perfección, pero ser una auténtica persona es la mayor. Más se precisa hoy para ser sabio que antiguamente para formar siete, y más se necesita para tratar con un solo hombre en estos tiempos que con todo un pueblo en el pasado.

2. Carácter e inteligencia: los dos polos para lucir las cualidades; uno sin otro es media buena suerte. No basta ser inteligente, se precisa la predisposición del carácter. La mala suerte del necio es errar la vocación en el estado, la ocupación, la vecindad y los amigos.

3. Manejar los asuntos con expectación. Los aciertos adquieren valor por la admiración que provoca la novedad. Jugar a juego descubierto ni gusta ni es útil. No descubrirse inmediatamente produce curiosidad: especialmente cuando el puesto es importante surge la expectación general. El misterio en todo, por su mismo secreto, provoca veneración. Incluso al darse a entender se debe huir de la franqueza. El silencio recatado es el refugio de la cordura.

4. El saber y el valor contribuyen conjuntamente a la grandeza. Hace al hombre inmortal porque ellos lo son. Tanto es uno cuanto sabe, y el sabio todo lo puede. Un hombre sin conocimientos es un mundo a oscuras. Es necesario tener ojos y manos, es decir; juicio y fortaleza. Sin valor es estéril la sabiduría.

5. Hacerse indispensable. No hace sagrada la imagen el que la pinta y adorna, sino el que la adora. El sagaz prefiere los que le necesitan a los que dan las gracias. La esperanza cortés tiene buena memoria, pero el agradecimiento vulgar es olvidadizo y es un error confiar en él.

6. Estar en la cima de la perfección. No se nace hecho. Cada día uno se va perfeccionando en lo personal y en lo laboral, hasta llegar al punto más alto, a la plenitud de cualidades, a la eminencia. Algunos nunca llegan a ser cabales, siempre les falta algo; otros tardan en hacerse.

7. Evitar las victorias sobre el jefe. Toda derrota es odiosa, y si es sobre el jefe o es necia o es fatal. Siempre fue odiada la superioridad, y más por los superiores. Será fácil hallar quien quiera ceder en éxito y en carácter, pero no en inteligencia, y mucho menos un superior. A los jefes les gusta ser ayudados, pero no excedidos.

8. No apasionarse: la señal del más elevado espíritu. Su misma superioridad le libra de la esclavitud a las impresiones pasajeras y comunes. No hay mayor señorío que el de sí mismo, de las propias pasiones. Es el triunfo de la voluntad. Y si la pasión puede afectar a lo personal, nunca alcance lo laboral, y menos aún cuanto mayor sea. Esta es la forma inteligente ahorrar disgustos y de lograr reputación pronto y fácilmente.

9. Eludir los defectos de su nación. Ninguna nación se escapa de algún defecto innato, incluso la más culta, defecto que censuran los Estados vecinos como cautela o como consuelo. Corregir, o por lo menos disimular, estos efectos es un triunfo; con ello se consigue el crédito de único entre los suyos, pues siempre se estima más lo que menos se espera.

10. Fortuna y fama. Lo que tiene de inconstancia la una, tiene de firmé la otra. La primera sirve para vivir, la segunda para después; aquella actúa contra la envidia, ésta contra el olvido.

11. Tratar con quien se pueda aprender. El trato amigable debe ser una escuela de erudición, es y la conversación una enseñanza culta. El prudente frecuenta las casas de los hombres eminentes. Hay que complementar lo útil del aprendizaje con lo gustoso de la conversación.

12. Naturaleza y arte, materia y elaboración. No hay belleza sin ayuda, ni perfección que no parezca bárbara sin la participación del arte: socorre lo malo y perfecciona lo bueno. Todo hombre parece tosco sin el arte. Es necesario pulirse para alcanzar la perfección.

13. Obrar con intención; con primera y con segunda intención. La vida del hombre es milicia contra la malicia del hombre: la sagacidad pelea con estratagemas de mala intención. Nunca hace lo que indica: apunta, si, para despistar; se insinúa con destreza y disimulo; y actúa en la inesperada realidad, atenta siempre a confundir. Deja caer una intención para tranquilizar la atención ajena, y gira inmediatamente contra ella, venciendo por lo impensado.

14. El fondo y la forma. No basta la sustancia, también se necesita la circunstancia. Los malos modos todo lo corrompen, hasta la justicia y la razón. Los buenos todo lo remedian: doran el no, endulzan la verdad y hermosean la misma vejez. En las cosas tiene gran parte el cómo.

15. Tener inteligencias auxiliares. Es una gran suerte de los poderosos acompañarse de hombres de gran entendimiento que les saquen de todos los problemas causados por la ignorancia y que incluso peleen por ellos las luchas más difíciles. El que no pudiera alcanzar a tener la sabiduría en servidumbre, que la alcance en la amistad.

16. Saber con recta intención garantiza la abundancia de aciertos. Un buen entendimiento casado con una mala voluntad fue siempre una violación monstruosa.

17. Variar de estilo al actuar. No obrar siempre igual. Así se confunde a los demás, especialmente si son competidores. No hay que obrar siempre de primera intención, pues nos captarán la rutina y se anticiparán y frustrarán las acciones. Tampoco hay que actuar siempre de segunda intención, pues entenderán la treta cuando se repita.

18. Aplicación y capacidad. No hay eminencia sin ambas, y si concurren, la eminencia es aún mayor. Es mejor conseguir una medianía con aplicación que una superioridad sin ella. La reputación se compra con trabajo: poco vale lo que poco cuesta.

19. No comenzar con demasiada expectación. Es un chasco frecuente ver que todo lo que recibe muchos elogios antes de que ocurra no llegará después a la altura esperada. Lo real nunca puede alcanzar a lo imaginado, porque imaginarse las perfecciones es fácil, pero es muy difícil conseguirlas.

20. Ser hombre de su época. Los hombres de rara eminencia dependen de la época en que viven. Las cosas tienen su tiempo; incluso las eminencias dependen del gusto de su época. Pero la sabiduría lleva ventaja: es eterna, y si éste no es su tiempo lo serán otros muchos.

21. El arte de la suerte. La buena suerte tiene sus reglas; no todo son casualidades para el sabio; el esfuerzo puede ayudar a la buena suerte. Si bien se piensa, no hay otro camino sino el de la virtud y la prudencia, porque no hay más buena ni mala suerte que la prudencia o la imprudencia.

22. Ser hombre agradable y jugosa conversación. La munición de los discretos es la galante y gustosa erudición, es decir, un saber práctico de todas las cosas corrientes, más inclinado a lo gustoso y elevado que a lo vulgar. Es conveniente tener una buena reserva de frases ingeniosas y comportamientos galantes y saberlos emplear en el momento recuadro. Más le valió a algunos la sabiduría que se comunica en el trato social que todos los conocimientos académicos.

23. No tener un defecto. Es nuestro destino tener defectos. Pocos viven sin ellos, tanto en lo moral como en el carácter. Sería una gran habilidad convertirlos en motivo de estimación. César supo cubrir de laureles su calvicie.

24. Moderar la imaginación es el todo para la felicidad. Unas veces hay que refrenarla y otras ayudarla: el buen sentido la ajusta.

25. Ser buen entendedor. Saber razonar era la más elevada de las artes; ya no es suficiente: ahora es necesario adivinar, y más en asuntos que pueden decepcionar. No puede ser entendido el que no sea buen entendedor. Las verdades que más nos importan vienen siempre a medio decir. El prudente debe saber entenderlas: resuena la credulidad en las cosas favorables y la estimula en las odiosas.

26. Encontrar el punto débil de cada uno. Este es el arte de mover las voluntades. Es más una destreza que determinación. Es saber por dónde se ha de entrar a cada uno. Primero hay que conocer el carácter, después tocar el punto débil, insistir en él, pues infaliblemente se quedará sin voluntad.

27. Mejor lo intenso que lo extenso. La perfección no consiste en la cantidad, sino en la calidad. Todo lo muy bueno fue siempre poco y raro: usar mucho lo bueno es abusar.

28. No ser vulgar en nada. No serlo en el gusto. Los hartazgos de aplauso popular no satisfacen a los discretos. El vulgo admira la necedad común y rechaza el consejo excelente.

29. Tener entereza. Hay que estar siempre de parte de la razón, con tal decisión que ni la pasión del vulgo ni la fuerza de la violencia obliguen jamás a pisar la raya de la razón.
30. No dedicarse a ocupaciones desacreditadas. Sólo se obtiene desprecio y no renombre. Las sectas del capricho son muchas y el hombre cuerdo debe huir de todas ellas. Hay gustos exóticos que siempre se casan con todo aquello que los sabios repudian.

31. Conocer a los afortunados, para escogerlos, y a los desdichados, para rechazarlos. La mala suerte es, con frecuencia, culpa de la estupidez y no hay contagio más pegadizo para los próximos al desdichado. Nunca se debe abrir la puerta al menor mal, pues siempre venderán tras el, a escondidas, otros mucho y mayores. En la duda lo mejor es acercarse a los sabios y prudentes, pues tarde o temprano dan con la buena suerte.

32. Tener fama de complaciente. Es fundamental para que gusten los que gobiernan; es una excelente calidad para que los soberanos obtengan la gracia de todos. Esta es la ventaja de mandar: poder hacer más bien que todos los demás.

33. Saber apartarse. Es una gran lección de la vida el saber negar, jamás pero lo es mayor el negarse uno mismo, tanto en los negocios como en el trato personal. Peor es ocuparse de lo inútil que no hacer nada. Para ser prudente no basta no ser entrometido: hay que procurar que no te entrometan.

34. Conocer su mejor cualidad. Hay que cultivar la cualidad más relevante y ayudar a las demás. Cualquiera habría triunfado si hubiera conocido su mejor cualidad. Lo que la pasión exalta con rapidez, tarde lo desengaña el tiempo.

35. Sopesar las cosas. Más las que más importa. Algunos hacen mucho caso de lo que importa poco y poco de lo que importa mucho, sopesando siempre al revés. El sabio todo lo sopesa, aunque ahonda especialmente donde hay profundidad y dificultades y dónde cree que a veces hay más de lo que piensa.

36. Tantear su suerte para actuar, para comprometerse. Es un gran arte saber gobernar la suerte, esperándola (pues también cabe la espera en ella) u obteniéndola (pues tiene turno favorable y oportuno). Pero su comportamiento es tan anómalo que no se puede entender del todo. Quien la encontró favorable, prosiga con atrevimiento, pues suele apasionarse por los audaces y, como mujer deslumbrante que es, por los jóvenes.

37. Conocer las insinuaciones y saber usarlas. Es el punto más sutil del trato humano. Se usan para probar los ánimos y, de la manera más disimulada y penetrante, el corazón.

38. Saber retirarse cuando se está ganando. Es lo que hace los jugadores profesionales. Tan importante es una lúcida retirada como un ataque esforzado. Hay que poner a salvo los éxitos cuando hubiera bastantes, incluso cuando fueran muchos.. Un éxito continuado fue siempre sospechoso; es más segura la buena fortuna alterna. La fortuna se cansa de llevar a uno a cuestas durante mucho tiempo.

39. Conocer cuando las cosas están en su punto, en su sazón, y saberlos disfrutar. Todas las obras de la naturaleza llegan al colmo de su perfección: hasta allí fueron ganando, desde allí irán perdiendo.

40. Don de gentes. Conseguir la admiración general es mucho, pero es más ganar el afecto. La cortesía es el mayor embrujo político de los grandes personajes. Primero hechos y después palabras.

41. Nunca exagerar. Es importante para la prudencia no hablar con superlativos, para no faltar a la verdad y para no deslucir la propia cordura. Las exageraciones son despilfarros de estima y dan indicio de escasez de conocimiento y gusto. La alabanza despierta vivamente la curiosidad, excita el deseo. Después, si no se corresponde el valor con el precio, como sucede con frecuencia, la expectación se vuelve contra el engaño y se desquita con el desprecio de lo elogiado y del que elogio.

42. La natural capacidad de mando. Es una secreta fuente de superioridad. No debe proceder de un enfadoso artificio, sino de una naturaleza imperiosa.

43. Sentir con los menos y hablar con los más. Querer ir contracorriente hace imposible descubrir los engaños y es peligroso. Sólo Sócrates podía hacerlo. La verdad es de pocos, pero el engaño es tan común como vulgar.

44. Simpatía con los grandes hombres. Una cualidad de héroe es concordar con los héroes. Esta simpatía es un prodigio de la naturaleza tanto por lo oculto como por lo ventajoso. Existe un parentesco de corazones y de caracteres. Sus efectos son los que la ignorancia vulgar atribuye a la magia.

45. Usar, y no abusar, de las segundas intenciones. No se deben mostrar ni dar a entender. Todo artificio se debe encubrir, pues es sospechoso, y más las segundas intenciones, pues son odiosas. El engaño se usa mucho, por eso y para evitar la desconfianza hay que multiplicar el recelo, sin mostrarlo. El recelo distancia e invita a la venganza, despierta el mal que no se había imaginado.

46. Corregir su antipatía. Solemos aborrecer de modo gratuito, incluso antes de conocer las supuestas cualidades. La cordura debe corregirlo, pues no hay peor descrédito que aborrecer a los mejores.

47. Huir de los asuntos difíciles y peligrosos. Es una de las primeras tareas de la prudencia. Estos asuntos son tentaciones del juicio y es más seguro huirlas que vencerlas.

48. Cuanto mayor fondo tiene el hombre tanto tiene de persona. Como los brillos interiores y profundos del diamante, lo interior del hombre siempre debe valer el doble que lo exterior. Hay sujetos que sólo son fachada, como casas sin acabar porque faltó caudal: tiene la entrada de palacio y de choza las habitaciones. No hay en estos donde descansar, o todo descansa, porque tras el saludo se acabó la conversación.

49. Ser hombre ocioso y observador. El manda en los objetos y no los objetos en el. Entiende y valora la esencia de cualquiera con sólo verlo. Todo lo descubre, advierte, alcanza y comprende.

50. Nunca perderse el respeto a sí mismo. Es mejor que ni siquiera se familiarice consigo mismo a solas. Su misma entereza debe ser la norma propia de su rectitud.

51. Saber elegir. Vivir es saber elegir. Se necesita buen gusto y un juicio muy recto, pues no son suficientes el estudio y la inteligencia. No hay perfección donde no hay elección.

52. Nunca perder la compostura. La finalidad principal de la prudencia es no perder nunca la compostura. Cualquier exceso de pasiones perjudica a la prudencia. Uno debe ser tan dueño de sí que ni en la mayor prosperidad ni en la mayor adversidad nadie pueda criticarle por haber perdido la compostura.

53. Ser diligente e inteligente. La diligencia hace con rapidez lo que la inteligencia ha pensado con calma. La prisa es una pasión de necios: como no descubren el límite, actúan sin reparo. Por el contrario, los sabios suelen pecar de lentos, pues una mirada atenta obliga a detenerse.

54. Tener valor y prudencia. Hasta las líbrese atreven con el león muerto. Con el valor no hay bromas. Si se cede en lo primero, también habrá que ceder en lo segundo, y así hasta el final. Más daña la flaqueza del ánimo que la del cuerpo.

55. Saber esperar. Hacerlo demuestra un gran corazón, con más amplitud de sufrimiento. Nunca apresurarse, nunca apasionarse. Si uno es señor de sí, lo será después de los otros. La espera prudente sazona los aciertos y madura los secretos pensamientos.

56. Tener buenas intromisiones. Nacen de una afortunada prontitud. Algunos piensan mucho para después equivocarse en todo, mientras otros lo aciertan todo sin pensarlo antes.

57. Más seguros con los reflexivos. Es suficientemente rápido lo que está bien. Lo que se hace deprisa, deprisa se deshace. Lo que mucho vale, mucho cuesta. Lo que tiene que durar una eternidad, debe tardar otra en hacerse.

58. Saber adaptarse. Uno no se debe mostrar igualmente inteligente con todos, ni se deben emplear más fuerzas de las necesarias. Ni derroches de sabiduría ni de méritos.

59. Salir con buen pie. Atención a los finales: hay que poner más cuidado en un final feliz que en una aplaudida entrada. Es frecuente que los afortunados tengan muy favorables comienzos y muy trágicos finales. Pocas veces acompaña la suerte a los que salen: es educada con los que vienen y descortés con los que van.
60. Buen juicio. Algunos ya nacen prudentes. Con la edad y la experiencia la razón madura cumplidamente.

61. Eminencia en lo mejor. Es una gran singularidad entre la pluralidad de perfecciones. No puede haber hombre grande que no tenga alguna cualidad sublime. Las medianías no son objeto de aplauso.

62. Contar con buenos colaboradores. Algunos quieren que su extremada perspicacia dominen sobre las limitaciones de los colaboradores. Es una peligrosa satisfacción que merece un castigo fatal.

63. La excelencia de ser el primero. Es una gran ventaja ser mano en el juego, pues gana en igualdad de circunstancias. Algunos prefieren ser primeros en segunda categoría que ser segundos en la primera.

64. Ahorrarse disgustos. Es útil y cuerdo ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos. No hay que dar malas noticias.

65. Un gusto excelente. Se puede cultivar, igual que la inteligencia. La excelente comprensión de las cosas refina el deseo y después aumenta el placer de conseguirlas.

66. Cuidado para que salgan bien las cosas. Algunos ponen el objetivo más en una dirección rigurosa que en alcanzar el éxito. El que vence no necesita dar explicaciones. La mayoría no percibe los detalles del procedimiento, sino los buenos o malos resultados. Todo lo dora un buen final. La regla es ir contra las reglas cuando no se puede conseguir de otro modo un resultado feliz.

67. Preferir las ocupaciones de reconocido prestigio. Hay empleos expuestos a la aclamación general, y hay otros, aunque más importantes, absolutamente invisibles.

68. Hacer que comprendan. Es más importante que hacer recordar. Unas veces hay que recordar y otras aconsejar.

69. No rendirse a los malos humores. El gran hombre nunca se sujeta a las variaciones anímicas. Conocerse es empezar a corregirse.

70. Saber negar. No se debe conceder todo, ni a todos. Tanto importa saber negar como saber conceder y pelos que mandan es una prudencia necesaria. Y aquí interviene la forma: más se estima el no de algunos que el si de otros, porque un no dorado satisface más que un si a secas. Es mejor que queden siempre algunos restos de esperanza para que templen lo amargo de la negativa.

71. No ser desigual, de proceder anómalo. El hombre prudente siempre fue el mismo en todas sus buenas cualidades, que esto habla bien de su inteligencia.

72. Ser decidido. Menos daña la mala ejecución que la falta de decisión. No se corrompen tanto las materias cuando corren como estancadas.

73. Saber usar evasivas. Es el recurso de los prudentes. Con la galantería de un donaire suelen salir del más intrincado laberinto. Con una sonrisa se evita la contienda más difícil. Cambiar de conversación es una treta cortés para decir que no. No hay mayor discreción que no darse por enterado.

74. No ser intratable. Las verdaderas fieras están en las ciudades. Ser inaccesible es vicio de los que se desconocen a sí mismos, los que con los honores cambian los humores. Enfadar al principio no es camino para la estima. Para subir al puesto agradaron a todos, y una vez en él se quieren desquitar enfadando a todos. Por la ocupación deben tratar con muchos, pero por aspereza y arrogancia todos les huyen. Para éstos el mejor castigo es dejarlos estar, apartando la prudencia junto con el trato.

75. Elegir un modelo elevado, más para superarlo que para imitarlo. Hay ejemplares de grandeza y textos animados por la reputación. Propóngase como modelo, cada uno en su ocupación, a los de más mérito, no tanto para seguirlos como para adelantarlos. Alejandro lloró, no a Aquiles sepultado, sino a sí mismo cuando aún no había llegado a la fama. No hay nada que excite más las ambiciones en el ánimo como el clarín de la fama ajena. El mismo que abate la envidia alienta la nobleza.

76. No estar siempre de broma. La prudencia se conoce en la seriedad, que está más acreditada que el ingenio. El que siempre está de burlas no es hombre de veras. A éstos los igualamos con los mentirosos al no creerlos; a los unos por recelo de la mentira, a los otros de su burla. Nunca se sabe cuándo hablan con juicio, lo que es tanto como no tenerlo. No hay mayor desaire que el continuo donaire. Otros ganan fama de chistosos y pierden el crédito de prudentes. Lo jovial debe tener su momento, y la seriedad todos los demás.

77. Saber adaptarse a todos. Es el gran arte de ganar a todos, porque la semejanza atrae la simpatía. Observar los caracteres y ajustarse al de cada uno. Al serio y al jovial seguirles la corriente, transformándose cortésmente. Es necesario para los que dependen de otros. Esta gran destreza para vivir necesita una gran capacidad.

78. Comenzar con pies de plomo. La Necedad siempre entra de rondón, pues todos los necios son audaces. Su misma estupidez, que les impide primero advertir los inconvenientes, después les quita el sentimiento de fracaso. Pero la Prudencia entra con gran tiento. Sus batidores son la Observación y la Cautela; ellas van abriendo camino para pasar sin peligro. Cualquier Acción Irreflexiva está condenada al fracaso por la Discreción, aunque a veces la salva la Suerte. Conviene ir con cuidado donde se teme que hay mucho fondo; que lo prepare la Sagacidad y que la Prudencia vaya ganando terreno. Hoy hay muchos bajíos en el trato humano y conviene ir siempre con la sonda en la mano.

79. Carácter jovial. Con moderación es una cualidad y no un defecto. Un grano de gracia todo lo sazona. Los mayores hombres también mueven la pieza del donaire, que atrae la gracia de todo el mundo. Pero respetando la prudencia y guardando el decoro. Otros hacen de una gracia el atajo para salir airosamente de un problema, pues hay cosas que se deben tomar en broma, incluso a veces las que el otro toma más en serio. Indica apacibilidad y es embrujo de los corazones.

80. Cautela al informarse. Se vive más de oídas que de lo que vemos. Vivimos de la fe ajena. El oído es la segunda pueda de la verdad y la principal de la mentira. De ordinario la verdad se ve y excepcionalmente se oye. Raras veces llega en su puro elemento y menos cuando viene de lejos: siempre trae algo de mezcla de los ánimos por donde ha pasado.

81. Renovar el lucimiento. La excelencia suele envejecer, y con ella la fama. La costumbre disminuye la admiración y una novedad mediana suele vencer a la mayor eminencia una vez envejecida. Hay que renovar el valor, el ingenio, el éxito, todo. Hay que aventurarse a renovar en brillantez, amaneciendo muchas veces como el sol, cambiando las actividades del lucimiento. La privación provocará el deseo, y la novedad el aplauso.

82. Nunca apurar ni el mal ni el bien. Un sabio redujo toda la sabiduría a la moderación en todo. Apurar el derecho es injusticia, y la naranja que mucho se exprime amarga. Incluso en el placer nunca se debe llegar a los extremos. El mismo ingenio se agota si se apura y sacará sangre en lugar de leche quien esquilme como si fuera un tirano.

83. Permitirse algún desliz venial. Un descuido suele ser a veces la mejor recomendación de las buenas cualidades. La envidia tiene su ostracismo, tanto más civil cuanto más criminal: acusa a lo muy perfecto de que peca en no pecar, y condena del todo lo que es perfecto en todo. La censura hiere, como el rayo, las más elevadas cualidades.

84. Saber valerse de los enemigos. Hay que saber coger todas las cosas no por el filo, para que hieran, sino por la empuñadura, para que defiendan; especialmente la emulación. Al hombre sabio le son más útiles sus enemigos que al necio sus amigos. Una malevolencia suele allanar montañas de dificultad que la benevolencia no se atrevería a pisar. A muchos sus enemigos les fabricaron su grandeza. Es más fiera la lisonja que el odio, pues éste señala defectos que se pueden corregir, pero aquélla los disimula. La cautela es grande cuando se vive junto a la emulación, a la malevolencia.

85. No servir de comodín. El mucho uso de lo excelente se convierte en abuso. Como todos lo desean, al final todos se enfadan. El que todos lo deseen desemboca en el enfado de todos. Es un gran defecto no servir para nada, y no menor querer servir para todo. Estos pierden por querer ganar muchas veces, y después son tan odiados como antes fueron deseados. Se encuentran estos comodines en cualquier género de perfecciones: pierden la inicial consideración de extraordinarias y se desprecian por comunes. El único remedio de todo lo extremado es guardar equilibrio en el lucimiento: la perfección debe ser máxima, pero la ostentación moderada. Cuanto más luce una antorcha, más se consume y menos dura. Una exhibición limitada se premia con una mayor estima.

86. Prevenir los rumores. La muchedumbre tiene muchas cabezas, y por eso muchos ojos para la malicia y muchas lenguas para el descrédito. A veces corre por ella un rumor que afea la mejor reputación y si se convierte en una extendida burla acabará con el renombre. Con frecuencia nace por algún error notorio, por ridículos defectos que son materia adecuada a las murmuraciones. El hombre prudente debe evitar estos descréditos oponiendo sus dotes de observación a la insolencia vulgar. Es más fácil prevenir que remediar.

87. Cultura y refinamiento. El hombre nace bárbaro; debe cultivarse para vencer a la bestia. La cultura nos hace personas, y más cuanto mayor es la cultura. Gracias a ella Grecia pudo llamar bárbaro al resto del mundo. La ignorancia es muy tosca. Nada cultiva más que el saber. Pero incluso la cultura es grosera sin refinamiento.

88. Amplitud en el trato. Hay que procurar que el trato sea elevado. El gran hombre no debe tratar de lo insignificante. Nunca se debe entrar en demasiados pormenores, y menos en las cosas desagradables. Aunque es ventajoso darse cuenta de todo como al descuido, no lo es quererlo averiguar todo con desmesurado interés. Mandar es, en gran parte, no darse por enterado. Hay que dejar pasar la mayoría de las cosas entre familiares, amigos y especialmente entre enemigos.

89. Conocerse a sí mismo. Conocer el carácter, la inteligencia, las opiniones y las inclinaciones. No se puede ser dueño de sí si primero no se conoce uno mismo. Cuando uno se despreocupe de su imagen exterior, debe conservar la interior para enmendarla y mejorarla. Tiene que conocer las fuerzas de su prudencia y perspicacia para emprender proyectos, comprobar su tesón para vencer el riesgo, tener medido su fondo y su capacidad para todo.

90. El arte para vivir mucho: vivir bien. Dos cosas acaban rápidamente con la vida: la necedad o el vicio. Unos perdieron la vida por no saberla guardar y otros por no querer hacerlo. Igual que la virtud es el premio de la virtud, el vicio es el castigo del vicio. Quien vive deprisa en el vicio, pronto termina de dos maneras: acaba con la vida y con la honra. Quien vive deprisa en la virtud, nunca muere.

91. Obrar sólo si no hay dudas sobre la prudencia. La sospecha de desacierto en el que actúa se convierte en evidencia para el que mira y mucho más si fuera un competidor. Si acaloradamente se adopta, con dudas, una decisión, después, sin pasión, se condenará la necedad manifiesta. Son peligrosas las acciones en las que duda la prudencia. Es más seguro no realizarlas. La prudencia no admite probabilidades.

92. Buen sentido trascendental, es decir, en todo. Es la primera y más alta regla para obrar y hablar, más recomendable cuanto mayores y más elevadas son las ocupaciones. Más vale un grano de buen sentido que montañas de inteligencia. Así se camina seguro, aunque no tan aplaudido. Pero la reputación de prudente es el triunfo de la fama. Con ella se satisface a los prudentes, cuya aprobación es la piedra de toque de los aciertos.

93. Hombre universal. Está hecho de todas las perfecciones y vale por muchos. Hace muy feliz la vida, y traslada este placer a los amigos. La variedad con perfecci6n es entretenimiento de la vida. Es un gran arte saber disfrutar de todo lo bueno. La naturaleza hizo del hombre, por su eminencia, un compendio de todo lo natural; que el arte lo convierta en un universo por el ejercicio y cultivo tanto del buen gusto como de la inteligencia.

94. Capacidad inabarcable. Es mejor que el hombre prudente evite que le midan la profundidad de su sabiduría y méritos, si quiere que todos le veneren. Que sea conocido pero no comprendido. Que nadie le averigüe los límites de la capacidad, para huir del peligro evidente del desengaño. Que nunca dé lugar a que ninguno le alcance del todo. Causa mayor veneración la opinión y la duda sobre dónde llega la capacidad de cada uno que la evidencia de ella, por grande que fuera.

95. Saber mantener la expectación: alimentarla siempre. Hay que prometer más y mucho. La mejor acción debe ser hacer un envite de gran cantidad. No se tiene que echar todo el resto en la primera buena jugada. Es una gran treta saber moderarse en las fuerzas, en el saber, e ir adelantando el triunfo.

96. Un extraordinario buen sentido. Es el trono de la razón, base de la prudencia, y por él cuesta poco acertar. Es el regalo del cielo más deseado por ser el primero y el mejor. Es la primera pieza de la armadura, tan necesaria que si falta cualquier otra el hombre no será llamado falto. Su menos, su falta, se nota más. Todas las acciones de la vida dependen de su influencia, y todas solicitan su aprobación, pues todo tiene que hacerse con seso, con buen sentido. Consiste en una propensión innata a todo lo que está de acuerdo con la razón. Siempre se casa con lo más acertado.

97. Conseguir y conservar la reputación. Es el usufructo de la fama. Cuesta mucho porque nace de las eminencias, más raras cuanto son comunes las medianías. Una vez conseguida, se conserva con facilidad. Obliga mucho y obra más. Es un tipo de majestad cuando llega a ser veneración, por la sublimidad de su origen y de su ámbito. Aunque la reputación en sí misma siempre se ha valorado.

98. Ocultar la voluntad. Las pasiones son los portillos del ánimo. El saber más práctico consiste en disimular. El que juega a juego descubierto tiene riesgo de perder. Que compita la reserva del cauteloso con la observación del advertido. A la mirada de lince, un interior de tinta de calamar. Es mejor que no se sepa la inclinación, para evitar ser conocido tanto en la oposición como en la lisonja.

99. Realidad y apariencia. Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen. Son raros los que miran por dentro, y muchos lo que se contentan con lo aparente. No basta tener razón si la cara es de malicia.

100. El hombre desengañado, que conoce los errores y engaños de la vida: es sabio virtuoso y filósofo del mundo. Serlo, pero no parecerlo y mucho menos hacer ostentación. La filosofía moral está desacreditada, aunque es la mayor ocupación de los sabios. La ciencia de los prudentes vive desautorizada. Séneca la introdujo en Roma y luego se conservó en los palacios. Hoy se considera impertinente, pero siempre el desengaño fue pasto de la prudencia y delicia de la entereza.

101. La mitad del mundo se está riendo de la otra mitad, y ambas son necias. Según las opiniones, o todo es bueno o todo es malo. Lo que uno sigue el otro lo persigue. Es un necio insufrible el que quiere regularlo todo según su criterio. Las perfecciones no dependen de una sola opinión: los gustos son tantos como los rostros, e igualmente variados. No hay defecto sin afecto. No se debe desconfiar porque no agraden las cosas a algunos, pues no faltarán otros que las aprecien. Ni enorgullezca el aplauso de éstos, pues otros lo condenarán. La norma de la verdadera satisfacción es la aprobación de los hombres de reputación y que tienen voz y voto en esas materias. No se vive de un solo criterio, ni de una costumbre, ni de un siglo.


Tengo un sueño....

Por Martin Luther King, Jr.

Discurso leído en las gradas del Lincoln Memorial durante la histórica Marcha sobre Washington

Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país.

Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.

Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país, a cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia.

También hemos venido a este lugar sagrado, para recordar a Estados Unidos de América la urgencia impetuosa del ahora. Este no es el momento de tener el lujo de enfriarse o de tomar tranquilizantes de gradualismo. Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el camino soleado de la justicia racial. Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios. Ahora es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la roca sólida de la hermandad.

Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no darle la importancia a la decisión de los negros. Este verano, ardiente por el legítimo descontento de los negros, no pasará hasta que no haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad.

1963 no es un fin, sino el principio. Y quienes tenían la esperanza de que los negros necesitaban desahogarse y ya se sentirá contentos, tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre. No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que a los negros se les garanticen sus derechos de ciudadanía. Los remolinos de la rebelión continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia.

Pero hay algo que debo decir a mi gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la gente blanca, porque muchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.

Hay quienes preguntan a los partidarios de los derechos civiles, "¿Cuándo quedarán satisfechos?"

Nunca podremos quedar satisfechos mientras nuestros cuerpos, fatigados de tanto viajar, no puedan alojarse en los moteles de las carreteras y en los hoteles de las ciudades. No podremos quedar satisfechos, mientras los negros sólo podamos trasladarnos de un gueto pequeño a un gueto más grande. Nunca podremos quedar satisfechos, mientras un negro de Misisipí no pueda votar y un negro de Nueva York considere que no hay por qué votar. No, no; no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que "la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente".

Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas y tribulaciones. Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas. Algunos de ustedes han llegado de sitios donde en su búsqueda de la libertad, han sido golpeados por las tormentas de la persecución y derribados por los vientos de la brutalidad policíaca. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador.

Regresen a Misisipí, regresen a Alabama, regresen a Georgia, regresen a Louisiana, regresen a los barrios bajos y a los guetos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.

Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".

Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".

Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.

Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.

Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.

¡Hoy tengo un sueño!

Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.

¡Hoy tengo un sueño!

Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.

Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno con un nuevo significado, "Mi país es tuyo. Dulce tierra de libertad, a tí te canto. Tierra de libertad donde mis antesecores murieron, tierra orgullo de los peregrinos, de cada costado de la montaña, que repique la libertad". Y si Estados Unidos ha de ser grande, esto tendrá que hacerse realidad.

Por eso, ¡que repique la libertad desde la cúspide de los montes prodigiosos de Nueva Hampshire! ¡Que repique la libertad desde las poderosas montañas de Nueva York! ¡Que repique la libertad desde las alturas de las Alleghenies de Pensilvania! ¡Que repique la libertad desde las Rocosas cubiertas de nieve en Colorado! ¡Que repique la libertad desde las sinuosas pendientes de California! Pero no sólo eso: ! ¡Que repique la libertad desde la Montaña de Piedra de Georgia! ¡Que repique la libertad desde la Montaña Lookout de Tennesse! ¡Que repique la libertad desde cada pequeña colina y montaña de Misisipí! "De cada costado de la montaña, que repique la libertad".

Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!"



Washington, DC
28 de agosto de 1963