jueves, febrero 26, 2009

LA GUERRA DE LAS SEIS DECADAS CONTRA ARGENTINA

Breve crónica de las seis últimas décadas de la Guerra contra la Argentina ejecutada por los Centros de Saqueo

Por Walter A. Moore

EL AMANECER DE UN MUNDO NUEVO

En un país como la Argentina, cuya creatividad política es reconocida mundialmente, parece que no pasa nada en el momento en que está llegando a su fin la globalización financiera, el libre comercio, el modelo de libre mercado y la hegemonía de los organismos multilaterales, y cuando también cruje la unión monetaria europea.

O sea que, mientras todo el andamiaje del neoliberalismo se desploma, tanto el gobierno argentino como la oligarquía entreguista, no ofrezcan una sola idea nueva y sigan con sus escarceos, ante la indiferencia del Pueblo.

Esta aparente apatía política se hace más extraña aún cuando nuestros hermanos bolivianos profundizan diariamente su transformación arrancándose, día a día, los restos de la cultura capitalista europea con que nos han sometido durante medio milenio.

Pero, fue en la Argentina donde el Pueblo salió a la calle para voltear a varios gobiernos en pocas semanas, al grito de -¡Que se vayan todos!, inaugurando un siglo de profundas transformaciones, y donde todos tenemos una oscura conciencia de que ese proceso continúa, y que es, precisamente porque sigue vivo, que sorprende la aparente indiferencia.

La verdad es que existe un proceso de cambio subterráneo, que Deleuze y Guatari describen como Rizoma, por el cual los pueblos buscan liberarse de la esquizofrenia capitalista, y que explica estos procesos subterráneos que avanzan para convertir en realidad la consigna ¡Que se vayan todos! al mismo tiempo que concibe la respuesta a la cuestión central: Cómo será el funcionamiento de la sociedad cuando la clase política actual salga de la escena.

Para comprender que es lo que debe cambiar, y quienes serán los responsables de este cambio debemos recorrer la historia de las últimas seis décadas, paso necesario para dar contenido a lo que vendrá. Para eso debemos hacer una breve crónica de

ARGENTINA: LA GUERRA ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

En nuestro país, como en todo el mundo, existen solamente dos partidos políticos: El Partido de la Muerte y el Partido de la Vida, con miles de nombres diferentes, ambos Partidos tienen dirigentes, militantes, partidarios y adherentes, es una política en la cual nadie permanece indiferente.

Los motores del Partido de la Muerte son la Codicia y una Falsa Conciencia de Superioridad que procura organizar el organismo social con la racionalidad jerárquica de un árbol y la formación local de una pirámide de artificial de poder, cuya culminación mundial sería un gobierno global a cargo de los banqueros más importantes del planeta.

Los miembros del Partido de la Vida, en cambio, desechan esta racionalidad inventada para beneficio de unos pocos, y desean que se permita la expresión de la diversidad, porque de esto depende tanto la vida natural y como la vida social.

Esta batalla política entre los patriotas partidarios de la Vida y los saqueadores partidarios de la Muerte ha construido la historia de la Argentina.

Vivimos en un país rico y potencialmente poderoso, tanto por sus recursos naturales, por su extraordinaria amalgama poblacional, y también por su historia libertaria.

Esto nos convierte, simultáneamente, en una presa apetecible para saquear y un potencial enemigo para los Partidarios de la Muerte, que siempre buscan debilitar, y destruir a los que adhieran al Partido de la Vida.

Así que, en este contexto de peligro permanente, hemos tenido que desarrollar gigantescas cantidades de ingenio y bravura para sobrevivir y preservar lo más valioso que tenemos, nuestro Pueblo.

Todos sabemos que ahora debemos realizar una limpieza profunda de la enfermedad histórica que representan los partidarios de la muerte, hoy representados por el terrorismo neoliberal, y de los virus en estado de latencia en su antecesor, la oligarquía, que usa sus recursos esperando “volver a vivir” disfrazada “del Campo”.

Para detener la guerra, para poner fin a la sistemática agresión y saqueo, para construir la paz y defenderla de futuras agresiones, debemos pormenorizar en qué consiste cada batalla y quiénes son los protagonistas de una guerra que ha sido cuidadosamente planeada y constantemente monitoreada por la compleja trama global organizada por los Centros de Saqueo.

Comienza la etapa actual cuando estos Centros de Saqueo Global se instalan en los Estados Unidos, país de los principales vencedores de la Segunda Guerra Mundial, pues su anterior sede, el Imperio Británico, había sido vencida.

La nueva idea para proseguir el saqueo se llamó descolonización, similar a la abolición de la esclavitud, que finalmente resultó en una explotación aún más salvaje de los más pobres, pues el capitalismo no nació para traer felicidad, sino sufrimiento.

Antes de iniciarse esa guerra los británicos tenían en el Cono Sur Sudamericano un virtual Virreinato, y como tributo por su derrota debía pasar a ser controlado por los nuevos ganadores.

Estos envían a su embajador a hacerse cargo de la Argentina, a organizar el país para sus apetencias, muy diferentes de las que necesitaba Inglaterra, pues Estados Unidos ya tenían su propia granja, y su principal interés era eliminar a todo potencial competidor en América Latina, a la que considera su “patio trasero”.

La Revolución Peronista es la gran sorpresa. Derrota al Embajador norteamericano que había montado un frente político con los amanuenses de siempre, en el cual militaba también el Partido Comunista Argentino, lo cual prueba el vigor que tenían entonces los acuerdos de Yalta, en que rusos y norteamericanos se dividieron el planeta como si fuera una torta, y que Perón enfrentó con su doctrina de la Tercera Posición.

La extraordinaria transformación que ocurrió en la Argentina durante el gobierno de Perón generó un fuerte ajuste en los planes de los Centros de Saqueo.

Evidentemente, derrocar a Perón no sería tan sencillo como derribar a Jacobo Arbenz, el presidente de Guatemala depuesto en Junio de 1954.

Por lo tanto se puso en marcha un cuidadoso Plan, utilizando la Quinta Columna que los Centros de Saqueo tenían instaladas en muchos estratos de poder de la Argentina, gracias a la larga historia anglófila de estos sectores.

Una historia que había comenzado desde el momento mismo de nuestra liberación de España, exactamente durante la breve ocupación británica que siguió a la Primera Invasión Inglesa.

Fue entonces que el General William Beresford formalizó un acuerdo secreto con los grupos más acaudalados de esa aldea de barro, pero ubicada estratégicamente, que era entonces Buenos Aires.

Como su nombre lo indica, los porteños obtenían sus recursos del monopolio comercial controlado por la Aduana española, y del contrabando británico, profesión en la cual descollaban los comerciantes ingleses y españoles, convertidos entonces en naturales aliados del fuerte ejército invasor de un país que proponía el “libre comercio”, o sea el cambio de monopolio.

La formación en la Argentina de una red favorable a los Centros de Saqueo (los perduelis argentinos) se realizó entonces. Beresford invitó a 50 familias para que colaboraran con el Imperio Británico a cambio de que este protegiera a perpetuidad sus bienes y la vida de todas sus generaciones venideras.

Así mientras la mayor parte del pueblo preparaba aceite hirviendo para expulsar a los invasores, estos canallas negociaban un futuro de traiciones a la patria que los había albergado.

Así empieza Organización de Perduelis Argentinos, comandada entonces por un tal Alfredo Martínez de Hoz, que fuera designado por Beresford como Administrador de la Aduana durante su breve mandato.

Si bien la mayor parte de esos “apellidos patricios” siguen siendo un secreto bien guardado, algunos se han revelado, como el de Castelli (que dirigió a la patrulla inglesa que fusiló al héroe de la Reconquista Santiago de Liniers), o los Rodríguez Peña (que facilitaron la fuga de Beresford, siendo también imputados por complicidad Juan José Castelli, Hipólito Vieytes, Antonio Luis Berutti, y prestando su consentimiento miembros de las clases altas de Buenos Aires), y no es difícil que el apellido Rivadavia también estuviera implicado, dadas las facilidades que le brindara poco después a la banca Baring Brothers para realizar la primera gran estafa de la Deuda Externa, iniciando una Guerra Monetaria contra la Argentina (y contra Latinoamérica en general) que llega hasta nuestros días.

En este campo el apellido Martínez de Hoz sigue hasta ahora con su tradición de traidor a la Patria.

EL SAQUEO MONETARIO: LA GUERRA ECONÓMICA

Las actividades de saqueo monetario comienzan al iniciarse el Siglo 19, cuando las flotas piratas del Estado Imperial Británico, reciben órdenes de saquear los Tesoros de los gobiernos de nuestros países, puesto que las fuerzas españolas no estaban en condiciones de defenderlos.

El Primer Gran Robo Británico a la Argentina, tuvo como jefe de la pandilla al General Beresford, que logró alcanzar el Tesoro del Virreinato del Río de la Plata, que el Virrey Sobremonte intentó proteger con su traslado a Córdoba, una ciudad entonces más importante que Buenos Aires.

El Tesoro fue regresado a Buenos Aires y trasladado a la flota inglesa, pero después de la derrota, los notables porteños permitieron que los invasores en retirada se lo llevaran y lo pasearan triunfalmente por Londres, disimulando así la derrota militar de su poderosa fuerza a manos del Pueblo y el naciente Ejército Argentino.

Así se organizaron por primera vez las complicidades que permitieron asumir grandes poderes a una clase oligárquica, antipatriota y antipueblo, que desde entonces ató su riqueza a los intereses británicos, entregándoles todo lo que ellos quisieron de lo que era propiedad del Pueblo y la Nación Argentina.

A cambio de servirlos, se hicieron cargo de todos los resortes del comercio exterior, enviándoles el producto de lo que llamaban la Principal Granja del Imperio Británico, e importando bienes industriales y servicios, pagados por diez veces el valor de lo que se llevaban.

Esta actividad de administración del Virreinato Británico del Plata, incluía el control del Banco Central Argentino, un instrumento clave, que desde entonces operó como una empresa británica, a veces en forma descarada y otras manteniendo la ficción de que los argentinos lo controlamos, y aún hoy, esto es así: los gerentes argentinos de nuestro Banco Central (que es nominalmente el responsable de la soberanía monetaria de nuestro país), si han hecho un buen trabajo esquilmando a sus compatriotas son ascendidos para trabajar en las Casas Centrales, o sea en los Bancos de Londres, el Banco Mundial u otros organismos de los saqueadores.

Durante un siglo y medio, esta alianza entre la oligarquía local y los Centros de Saqueo asentados en Inglaterra mantuvieron las estructuras de control de nuestro gobierno, de nuestro sistema productivo, de nuestras finanzas y de nuestro sistema de vida en general.

La emergencia del Peronismo, como la expresión argentina del Partido de la Vida, cambió partes sustanciales del sistema, pero, precisamente por su tolerancia, no logró limpiar el país de la nefasta influencia de estos traidores a la Patria, que siguieron ocupando lugares de poder real en el gobierno, y en el sistema económico conformado por la posesión de tierras y edificios de renta, por la banca, la prestación de los servicios públicos, el control del sistema comercial y de las relaciones exteriores, y fundamentalmente en las organizaciones armadas y de seguridad, instalando la grotesca idea de que el ejército no debería ser “nacionalista”, sino liberal.

La penetración de estas organizaciones es imprescindible para coordinar las actividades de espionaje y acción directa planificadas por el Directorio del Sistema de Saqueo Global.

Este dispositivo, eufemísticamente llamado Comunidad de Inteligencia, tiene sus propias políticas, y suficiente poder como para designar a los primeros mandatarios de sus países (como ejemplos más recientes tenemos a George Bush padre, Vladimir Putin y Tziti Livni).

Los espías globales forman una red de relaciones que borra toda frontera nacional y comparten recursos e información para saquear y controlar a otros pueblos y naciones.

A este grupo de matones se ha sumado un nuevo jugador con poder creciente: el Narcotráfico.

Se trata de otra fuerza subversiva de carácter internacional, controlada informalmente por los Centros de Saqueo, que lavan e invierte el dinero obtenido por la venta del producto soñado por cualquier gerente comercial: sus usuarios están dispuestos a matar para comprarlo y lo consumen hasta morir por ello, también son la expresión más pura de la competencia, conservan sus mercados matando a sus competidores y sobornando a los encargados de controlarlos.

Por eso son los Notables del Sistema los que impiden políticas gubernamentales efectivas para su erradicación, ellos está ideológicamente de acuerdo, y también participan de sus beneficios económicos y políticos, pues el narcotráfico colabora eficientemente con el desorden de las comunidades y la destrucción de la salud de la población, además de brindar una fuente de recursos a los politiqueros y poder mafioso adicional para controlar a los rebeldes, a través de la red de punteros políticos que controlan cada barrio.

La tentación de la violencia es una lacra que se instala también entre los partidarios de la Vida, fomentando la idea de que se puede ganar la batalla contra los partidarios de la Muerte, usando sus métodos, pero la Historia ha probado que sólo consiguen convertirse en los nuevos enemigos de la Vida.

Sin embargo, para lograr la cura del organismo social enfermo, la medicina nos indica cómo podemos usar algunos venenos convirtiéndolos en remedios.

Para eso debemos tener un claro diagnóstico, graduar cuidosamente la dosis del veneno y saber de antemano cual es la oportunidad de aplicación más adecuada, dejando de lado la mentira de los Derechos Humanos Liberales, donde las consideraciones sociales son eludidas, dado que no consideran, por ejemplo, que el derecho a la alimentación, a la salud, a la vivienda, a la libre expresión de las ideas, es esencial para formar parte de la Humanidad.

Pero así como la determinación y la violencia es lo que posibilita el éxito del Partido de la Muerte, la evolución de los acontecimientos, el devenir natural es el que ayuda a la victoria de los partidarios de la Vida.

En este momento, la transformación de la Humanidad está haciendo derrumbar el poder del terrorismo capitalista.

Estas circunstancias favorables ya ocurrieron antes, por ejemplo, las dificultades que detuvieron el comercio exterior durante la Segunda Guerra Mundial, permitieron que la Argentina dejara de lado el modelo de Distribución Internacional del Trabajo impuesto por el Imperio Británico (donde Inglaterra era el Taller y las naciones incorporadas (formalmente o de hecho) al Commonwealth conformarían la Granja que les brindaría comida y recursos naturales).

Cuando eso talleres se tuvieron que ocupar por completo para detener la maquinaria nazi, y abandonar su provisión a nuestros países, se permitió que se liberaran las energías y creatividad de nuestros pueblos, desarrollando la sustitución de importaciones, proceso que la tecnología actual facilita en cualquier lugar del planeta.

Esta limitación del poder imperialista permitió al Partido de la Vida Argentino crear una base industrial que nos convirtió en un país moderno, con industrias de punta como la aeronáutica y la energía atómica, la industria pesada del acero, el carbón y el petróleo, y la creación de una industria liviana, que logró el desarrollo necesario para autoabastecernos.

El gobierno de ese período pudo aplicar los recursos generados por la exportación de commodities a la profundización del sistema industrial y a la modernización de la infraestructura.

Sin embargo cometió el grave error de dejar intacto el poder oligárquico que controlaba los recursos agropecuarios, al no realizar la Reforma Agraria, limitándose a pagar más adecuadamente a los peones rurales, y controlar los intereses del sector en el comercio exterior de mediante el Instituto Argentino

Para el Intercambio (IAPI) y las Juntas Nacionales de Granos y Carnes.

Pero esto no destruyó la base del poder oligárquico: La propiedad inmueble.

Este mito, de que la tierra puede ser privativa de algunos individuos, impuesto por la Cultura Capitalista Europea, no soporta el menor análisis racional, pues se limita a justificar la idea capitalista de que es posible el apoderamiento de un bien preexistente, la Naturaleza, que siempre es anterior e independiente de los designios humanos, idea contrapuesta a la cultura americana de reverencia ante la Madre Tierra (Pacha Mama) y de la responsabilidad comunitaria para su conservación.

LA VERDADERA FIESTA PATRIA

Nuestro país tiene vocación libertaria desde su origen.

La verdad es que la Argentina se fundó el 12 de agosto de 1806, día de la rendición incondicional del invasor británico ante el Pueblo en armas.

El 25 de mayo de 1810 es una fecha que conmemora a los perduelis argentinos, en la cual un grupo de la clase alta porteña, lo único que hizo fue firmar un cambio de tutor, transfiriendo el control político desde el Imperio Español al control económico del Imperio Británico.

Al iniciarse la segunda mitad del siglo 20, el Partido de la Vida había creado una organización industrial cada vez más compleja, sin endeudamiento externo, con grandes superávits comerciales (provenientes de su autoabastecimiento) y monetarios (debido a su control de la fuga de divisas), con fuerzas armadas bien abastecidas por su propia industria militar avanzada, todo lo cual constituía un serio problema para los Centros de Saqueo, no sólo porque no podían llevarse la riqueza con la misma impunidad de antes, sino porque su ejemplo podía ser imitado, minando la retórica (que ahora se desploma) de la Distribución Internacional del Trabajo, en la cual se encuentra la base de su poder: Comprar barato lo de los otros y vender muy caro lo propio.

Esta actividad llegó al pináculo con la principal exportación los Estados Unidos, los dólares, que no tienen costo, generando una ganancia del 100%, más intereses, esta operación hoy designada como parasitismo financiero, duró cuarenta años.

Para derrotar esa Argentina Potente se desarrolla un cuidadoso Plan que dura

LOS ULTIMOS SESENTA AÑOS DE GUERRA Y SAQUEO CONTRA LA NUEVA ARGENTINA PERONISTA

Los enemigos internos de la Argentina, fueron cooptados por los imperialistas por su adhesión a ideas abstractas como la libertad (de comercio, de prensa, de cambio monetario, etc.), creyendo que la prosperidad europea se debía a esas ideas y no al saqueo del resto del mundo.

Muy inteligentemente, los Centros de Saqueo proponen que volvamos a encadenarnos en nombre de la Libertad.

Eso no es tarea fácil, pues la ilusión así montada pronto se desmorona ante la realidad cotidiana, pero los viejos saqueadores saben esto, y para impedirlo programaron las siguientes etapas de la Guerra de Sumisión que padecimos durante los 60 años posteriores a 1955.

Eran las siguientes:

1ª ETAPA: Tratamiento de Shock.

Desde la muerte de Eva Perón, se intensifican las actividades de Guerra Psicológica para debilitar al gobierno peronista.

Se fomenta un enfrentamiento entre una clase media alta, identificada con el pensamiento liberal, que extrañaba las delicias provenientes de la codicia, del consumo irrestricto de bienes casi inútiles y de los goces que proporciona ser acariciados como perros por un amo imperial.

A este grupo social, atacado por de la esquizofrenia capitalista, le resulta imposible notar que durante la Transformación Peronista habían incrementado notablemente su calidad de vida, y aún su riqueza.

Esta tarea de desgaste de imagen prosigue hasta que en 1955 se inicia una seguidilla de violencia inaudita (que después se prolonga por muchos años) con el específico fin de impedir que la población piense con claridad y actúe coordinadamente.

Así que comenzaron los atentados y el fomento de aquellos grupos que proponen la “contra-violencia”, usando así los dos brazos de la tenaza imperialista: el Brazo Izquierdo (para provocar desórdenes violentos y desmantelar con ello las iniciativas populares, que siempre son de cambio pacífico) y el Brazo Derecho para reprimirlos, integrados por una multiplicidad de grupos con distintos nombres.

Ambos grupos operan con los mismos fines, que trataron siempre de esconder con sus discursos, pero cualquiera que haya escuchado la sabiduría de Cristo sabe que -Por sus obras los conoceréis.

La fortaleza del poder popular creado por el peronismo obliga sus enemigos a usar una violencia inusitada, que culmina con el bombardeo al Pueblo en la Plaza de Mayo, donde este había tomado el poder el 17 de octubre una década atrás.

Asesinar al Pueblo, es el argumento de venta para un sector que sostiene un profundo odio a la negrada, que había tenido la osadía de vivir decorosamente, un grupo social que ya no se prestaba a postrarse por unas miserables monedas, que ahora tenía futuro, y con quienes, finalmente, los burgueses se verían forzados a competir y a demostrar cuanto valían de verdad.

Hoy parece difícil de creer que muchos argentinos hayan apoyado el Proyecto de la Muerte que proponen los Centros de Saqueo para desplazar del poder a aquellos que sostenían la realidad de una Nación Soberana, Libre y Justa.

Pero eso sucedió, realmente sucedió y los perduelis, cipayos y traidores a la Patria siguen trabajando para el enemigo a cambio de participar del Festín del Saqueo, y con su prédica lograron que una parte de la población los apoyara, y el gobierno popular finalmente fue arrastrado fuera del poder, y comenzó la:

2ª ETAPA: El Festín de la Muerte.

Los Cipayos del Saqueo que conducían la Marina de Guerra y una parte importante del Ejército comenzaron entonces una matanza de sus compatriotas que se prolongaría por todo el siguiente cuarto de siglo.

Durante 25 años se sucedieron los asesinados, persecuciones y torturas, y también los atentados, resistencia y enfrentamientos, configurando una etapa que podemos designar como de la Muerte Física Violenta.

El siguiente cuarto de siglo, el proyecto de destrucción del Pueblo argentino se desarrolló bajo el Programa de la Muerte Física No Violenta (usando recursos como el hambre, la miseria, insalubridad, estrés, falta de futuro, etc.)

Esa es la Era de la Partidocracia.

Perón conocía la Historia, sabía que los norteamericanos no tenían límites para su bestialidad: eran ejemplo suficiente Hiroshima, Nagasaki y Dresde que habían sido destruidas sin ser objetivos bélicos, con la única finalidad de aterrorizar a la población.

Por eso abortó el baño de sangre de una guerra civil, aún disponiendo de las fuerzas suficientes como para derrotarlos.

Él sabía que esa banda no se sostendría mucho tiempo y que la reconstrucción sería mucho más difícil después de una guerra civil (lo sucedido en España lo ejemplificaba), y procuró mantener la integridad del Pueblo, su único heredero, renunciando a la lucha armada en ese momento.

Aún Vietnam no había demostrado que ese Imperio puede ser derrotado usando un variante del modelo del rizoma (el despliegue subterráneo de la Guerra Asimétrica) y entonces el país no se estaba organizado para esa contingencia y Perón no quiso arriesgarse a una invasión de marines brutales.

Lo que la barbarie yanqui hizo en este siglo en Irak, le daría hoy la razón.

La reconstrucción será más sencilla aquí, que en ese país, a pesar de que la dominación ha durado 10 veces más que allá.

El Plan de los Centros de Saqueo entro luego en la

3ª ETAPA: Cortar Cabezas Sanas e instalar la corrupción:

La primera actividad de la Revolución de la Muerte liderada por el General Aramburu, después asesinado por sus pares, estuvo destinada a reemplazar en un Estado muy poderoso entonces a todos aquellos que sabían Administrar la Vida, para permitir que la Muerte y la Corrupción penetrara en todas las estructuras sociales.

Para eso convocaron a cuantos enemigos de la Argentina encontraron, a cuantos ladrones de guantes blancos pudieron citar, y premiaron generosamente a los colaboradores del Proyecto de la Muerte en marcha.

El Banco Central, y el Ministerio de Finanzas (hoy de Economía) fueron completamente reestructurados para endeudar al país, se instaló la corrupción como un sistema que bajaba desde arriba hacia las clases trabajadores (esta gente sabe que la instituciones, como el pescado, comienzan a pudrirse por la cabeza) y así comenzó el sistemático Programa de Corrupción del Hombre Argentino, que cada gobierno posterior fue perfeccionando, y que corregirlo llevará al menos una generación.

Por otra parte, las empresas de servicios públicos y las industrias de base fueron saqueadas para beneficio de bancos, empresas extranjeras y de sus cómplices locales, convirtiendo servicios eficientes en deficientes para preparar a la opinión pública para transferirlos a los más eficientes de los saqueadores.

También en ese momento las organizaciones de la comunidad comenzaron a ser desmanteladas o corrompidas lentamente.

En la medida en que la resistencia popular lo permitía, se cerraron sindicatos, clubes, centros de estudio, etc.

La ruptura de la legalidad de este grupo de forajidos, llegó al límite de anular la Constitución de 1949 mediante un bando militar, pues se trataba de soslayar ese ordenamiento legal destinado a impedir el desastre y el saqueo.

A pesar de las numerosas convocatorias constituyentes posteriores, esta arbitrariedad de origen sigue existiendo, lo cual significa que la única Constitución legítimamente vigente en la Argentina sigue siendo esa.

Todo lo actuado posteriormente en este campo fundacional, carece de validez jurídica y legitimidad histórica.

Hecho el trabajo sangriento por los militares, se ingresa en la

4ª ETAPA: Desguace de la Nación.

La fachada democrática que necesitaban los Centros de Saqueo, requería elecciones, pero como el gobierno popular se impondría siempre, proscribiendo al peronismo empezó a aspirar a la presidencia de la Nación una la larga lista de traidores que asumieron para entregar el país a los intereses de los Centros de Saqueo.

El primer elegido fue Arturo Frondizi, que hizo un acuerdo con Perón y lo traicionó apenas se puso la banda presidencial. Fue elegido por los Centros de Saqueo como su delegado pues estaba revestido de un barniz de defensor de la industria, y anunció un falso Programa de Desarrollo, anunciando -la liberación de las fuerzas productivas, engañando a los argentinos, como después lo hiciera Martínez de Hoz.

Este traidor radical, lobista a favor de los Centros de Saqueo, comenzó con la destrucción del Ferrocarril, pues era una competencia muy eficiente contra las industrias que querían imponernos su amo norteamericano: La industria petrolera y la automotriz.

Para desguazar el ferrocarril se contrató a un general de Estados Unidos, Thomas Larkin, que hizo el primer plan.

Financiado por el Banco Mundial, sirvió para cerrar, en muy breve tiempo, un tercio de los ramales y expulsar a 60.000 trabajadores de ese servicio público imprescindible para integrar un país tan extenso como el nuestro, que si bien conservaba las redes organizadas por los ingleses para llevarse los productos del campo a los puertos con destino a los centros de saqueo, era útil para sostener pequeñas poblaciones en un gran territorio casi despoblado .

Al mismo tiempo, Frondizi y sus secuaces atacaron a la industria automotriz nacional, que fabricaba un amplio espectro de vehículos, entre los cuales se encontraban el Rastrojero, el Torino, el Kaiser Carabella, el Graciela, la Estanciera y una amplia gama de motos y motonetas.

Estas industrias en ese momento eran más importante que las alemanas y japonesas destruidas por la guerra, y fueron arrasada al abrir las puertas indiscriminadamente a 14 fábricas de automotrices extranjeras que se abocaron a poner algunos tornillos a vehículos importados por partes, un invento destinado a crear la ilusión de una industria nacional.

La única excepción fue Siam Automotores, que montó una industria nacional, que finalmente no pudo resistir sin nuevas inversiones que se le negaron desde el Estado militarizado de Onganía.

Los servicios del perduelio Frondizi no quedaron allí, también le abrió las puertas a las universidades imperiales, en la operación Laica versus Libre preparó el terreno para el desastre de la Noche de los Bastones Largos a cargo del dictador Onganía.

También, en contra de lo expuesto en su libro Petróleo y política, permitió el ingreso de empresas petroleras multinacionales con las cuales firmó contratos que les permitían competir ruinosamente contra YPF.

En el campo militar se ocupó de debilitar al país, dejando languidecer a la fábrica de aviones a reacción que producía los Pulquis I y II, suspendiendo la producción, y perdiendo así una importante ventaja comparativa para el proyecto estratégico de la Argentina, pues por esa época el nuestro era uno de los poquísimos países del mundo que producía aviones a reacción.

Como todo traidor, Frondizi tuvo a su lado un maestro de la entrega: Alvaro Alzogaray, que profundizó la política neoliberal impulsada por la Revolución de la Muerte, también en varios gobiernos posteriores, inclusive con su hija como factótum del gobierno de Menem, que ahora se la pasa entrando y saliendo de la cárcel por sus delitos.

Este despliegue de entreguismo pronto generó grandes protestas populares que fueron aprovechadas por los militares para derrocar a Frondizi y dirimir una batalla entre las bandas rojas y azules, después de la cual llamaron nuevamente a elecciones.

Un radical sabatinista, tendencia política afín con las propuestas del peronismo, asumió el gobierno, elegido gracias al voto en blanco de la mayoría del país, el médico Arturo Illia.

Él restableció un período de prosperidad y libertad, breve, pero intenso que contradecía los designios de los Centros de Saqueo, con lo cual se activaron los mecanismos de guerra psicológica para derrocarlo y fue expulsado de la Casa Rosada por la Policía, ante la pasividad de la clase política, tanto de peronistas como de radicales, y a partir de entonces se inició un ciclo de etapas destructivas:

5ª ETAPA: Desmantelamiento productivo:

El nuevo inquilino elegido por los Centros de Saqueo para trabajar en la Casa Rosada fue un general con aspiraciones mesiánicas y sin las menores dotes de estadista.

Manipulado por su entorno neoliberal, se dedicó a destruir a la clase media productiva, usando uno de los instrumentos que usa eficazmente el Poder Oscuro: el manejo del dinero, primero devaluó el peso, para luego limitar, hasta hacer desaparecer, a las Cooperativas de Crédito.

Como estas eran la fuente de financiamiento de las empresas pequeñas y medianas, comenzó una larga cadena de quiebras de empresas argentinas que ha llegado hasta nuestros días, siempre usando la misma metodología: eliminar o encarecer hasta dejarlas fuera de competencia, a la financiación de las pequeñas y medianas empresas argentinas.

Luego los gerentes serviles al enemigo, se ocuparon de organizar el sistema financiero para destruir a las grandes empresas privadas de industrias claves, como Siam Di Tella, Sasetru, las de máquinas herramientas, etc. y a perseguir implacablemente a los sindicatos con vocación nacional.

También destruyó otro recurso estratégico que había llevado décadas construir, la educación superior.

Onganía terminó la obra de Frondizi, que había abierto la puerta a las universidades liberales, y para permitir su crecimiento, destruyó la calidad académica de la Universidad Estatal, iniciando la persecución de científicos, profesionales destacados e intelectuales en la Noche de los Bastones Largos, en la cual la policía echó de los claustros tanto a alumnos como a profesores, inaugurando la actual Larga Noche de la Educación Superior Argentina, que había sido un faro en América Latina.

El Pueblo, harto de estos canallas, realizó la Primera Revuelta Popular, que estalló en el Cordobazo y el Viborazo en Córdoba, que voltearon primero al usurpador nacional y luego al interventor en la provincia, luego el Rosariazo surgió para defender a la Universidad local y el Rocazo que conmovió a General Roca mostró que el Sur también existe. Mendoza también tuvo su pueblada. Y esto permitió la

6ª ETAPA: Intento de Reconstrucción:

Este estado de rebelión, sumado a las luchas de los sindicatos combativos, genera tal falta de poder del gobierno militar, que pone fin a la larga etapa de represión, propia de un país invadido, desplegada tanto por el Gobierno de Onganía como el de Lanuse y otros generales que se sucedían en el trono.

Durante todo el período de desorden generado por los Gobiernos militares, se formaron grupos de resistencia armada legítima, que luego fueron profundamente penetrados por los servicios de espionaje, que atacaron de la misma manera al gobierno popular que a la dictadura, y entre ambos crearon el teatro de operaciones del Proyecto de la Muerte, durante el período denominado de “Intercambio de Boletas”, siendo la Boleta el nombre con que se designaban los asesinatos políticos.

Esta inestabilidad obliga a llamar a elecciones.

Proscriben a Perón, pero no al peronismo, que gana y permite el regreso del Líder.

Este encuentra un país corrompido moralmente, desmantelado políticamente y saqueado económicamente.

Las medidas tomadas permiten una rápida recuperación de la prosperidad y del sistema industrial, pero los grupos de resistencia armada siguieron operando, y esto generó un espacio político inestable, que dificultó la reconstrucción.

Luego la muerte de Perón y el débil gobierno de su esposa, Isabel Martínez, permiten a los Centros de Saqueo poner en marcha la:

7ª ETAPA: La Tierra Arrasada.

La recuperación de la Argentina es vista con alarma por nuestros enemigos multiseculares, cuyo proyecto requiere la anulación de toda resistencia popular.

En América Latina el programa de extermino de los Centros de Saqueo se designó como Plan Cóndor en lo militar, y Consenso de Washington en su programa económico.

Este proyecto está destinado al arrasamiento de los movimientos populares, poniendo en marcha la Doctrina del Shock, magistralmente descripta por Naomi Klein en su libro así titulado, donde se explican los objetivos económicos que buscaban con la instalación del Terror, modelo que políticamente se denominó como Neoliberalismo y al imponer el llamado Pensamiento Único, se generó la actual mercantilización de la cultura.

Con la excusa de combatir una Guerrilla, que ya había sido derrotada militarmente, los secuaces locales desarrollan su estrategia de Guerra Interna de Alta Intensidad, con el objetivo de lograr la destrucción de los cuadros políticos, intelectuales y culturales que defendían el nuestra supervivencia como Nación.

Así se entra en la última etapa del Proyecto de la Muerte Violenta (1955-1980) que abarcó a toda una generación de argentinos.

Debemos aclarar, que a pesar de su crueldad, jamás alcanzó la locura que desplegaron los europeos y asiáticos en las Guerras Mundiales, y esto se debe a que, a pesar del castigo que sufre América Latina desde el inicio de la Invasión Europea, este no es un territorio de muerte, sino de vida.

El Proceso de Reorganización de la Muerte comandado por un hombre que tenía el mismo nombre que aquel que los británicos nombraran como Director de Aduanas en la época de Bereford, instaura el Terror necesario para terminar con cualquier resistencia ante la destrucción del sistema productivo de los argentinos y el saqueo desmesurado de sus recursos.

Para mencionar un solo hecho, la Tablita Cambiaria de Martínez de Hoz le permitió a Rockefeller llevarse de la Argentina, en sólo tres años unos 4.000 millones de dólares de entonces , sin realizar una sola inversión productiva, con solo cambiar los dólares por pesos, colocar estos pesos a un interés fabuloso, y luego recomprar los dólares cuyo valor se mantenía constante. Rockefeller en persona quiso agasajar a todos los que le habían permitido obtener una ganancia tan extraordinaria, financiando una Función de Gala en el famoso Teatro Colón de Buenos Aires.

Probablemente en la lista de invitados de esa noche se encuentren la mayor parte de los nombres de los que el Pueblo Argentino designa como -Todos y que dictaminaron -Que se vayan.

La llamada Apertura de la Economía, nombre local de la Globalización, prosiguió con la destrucción sistemática de las empresas argentinas.

Con Martínez de Hoz las fábricas comenzaron a vaciarse, comenzando un gran ciclo de quiebras de empresas industriales nacionales: 16.000 en este período solamente.

Ya durante el gobierno de Onganía se había emprendido una tarea de desarticulación de las organizaciones de la Comunidad, tales como clubes de barrio, organizaciones de jubilados, centros de estudiantes, sindicatos, teatros no comerciales, centros de investigación y desarrollo vinculados con las universidades, entre muchos otros; pero el Proceso profundizó este desmembramiento hasta anular en la práctica cualquier forma de organización popular, incluyendo los partidos políticos y los centros de estudio.

Pero, repentinamente, los Centros de Saqueo se encontraron con la sorpresa de la Invasión argentina a las Islas Malvinas, usada como recurso político de supervivencia de un gobierno agónico, pero que logró una adhesión extraordinaria por parte de todo el Pueblo Argentino, cuya voluntad de poder estuvo muy cerca de vencer a una potencia como la del Imperio Británico, nuestro enemigo ancestral.

La derrota militar, cuidadosamente documentada en el Informe del General Rattenbach, terminó con el poco espacio que tenía el gobierno militar y los Centros de Saqueo eligieron a su candidato para sucederlo: Raúl Alfonsín.

Para vencer el prestigio popular del peronismo tuvieron que desplegar toda la parafernalia de un marketing político desconocido hasta entonces en la Argentina, que se enfrentó con un peronismo desmembrado y sin candidatos con carisma, con lo cual se ingresó en una nueva etapa de la guerra que los Centros de Saqueo desplegaron contra nuestra Nación:

8ª ETAPA: La Partidocracia y la Guerra Económica de Baja Intensidad.

El ciclo militar se agotó totalmente gracias a la militancia apasionada de la Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que lograron la realización de un juicio del que no hay antecedentes en el mundo, donde un país juzga y condena a los represores de un gobierno anterior, y enterró el poder político de las fuerzas armadas.

Este éxito no pudo ser capitalizado por el débil gobierno radical, que ya había indigestado a los argentinos con la palabra “democracia” y el recitado del preámbulo de una Constitución ilegal, mientras hambreaba a la población.

Raúl Alfonsín fue elegido para destruir lo que restaba del Estado de Bienestar, que se había debilitado ante la opinión pública con slogans tales como Achicar el Estado es agrandar la Nación.

Él reinstaló la beneficencia como método para sostener la miseria, disminuyendo la resistencia popular, para lo cual crea la Caja PAN (Programa Alimentario Nacional), en lugar de crear trabajo para permitir que las clases populares tengan ingresos, prepara al país para admitir la quiebra de otras 46.000 empresas industriales (el triple que las hizo quebrar Martínez de Hoz).

No conforme con esto, los perduelis del gobierno alfonsinista organizaron un descalabro monetario que multiplicó la fuga de divisas del país creando un caos descomunal llamado Hiperinflación, durante el cual ninguna moneda tenía valor, porque nadie quería vender, pues no se sabía cuánto costaría recomprar algo después.

Pero esto no era suficiente para los Centros de Saqueo, necesitaban la:

9ª ETAPA: El desguace final

Los Centros de Poder decidieron llamar a elecciones nuevamente, pues tenían un personaje más potable para continuar con la Guerra Económica, un payaso extraído le las entrañas del Peronismo, hábil politiquero y con todas los gustos que lo convertían en el perfecto liberal.

Designaron a un Virrey que manejaría la economía y la política internacional, llamado Domingo Cavallo, y dejaron que el payaso de Carlos Menem entretuviera a las masas mientras hacía quebrar a otras 103.000 empresas industriales, o sea 6,5 veces más que Martínez de Hoz, a los que se sumó el regalo de todas las empresas de Servicios Públicos, incluyendo el desguace final del ferrocarril, el desmantelamiento de toda la industria pesada nacional y/o la entrega de estas a países extranjeros, la destrucción monetaria con una paridad cambiaria destinada a permitir la importación masiva para destruir lo que quedaba de la industria argentina, y organizando el vaciamiento doctrinario del peronismo, que perdió su esencia de movimiento nacional y popular para ser identificado por las generaciones jóvenes con el entreguismo neoliberal practicado por Menem.

Un párrafo especial debe dedicarse al Virrey Cavallo.

Hombre inteligente e hiperactivo, fue reclutado en Harvard para terminar el trabajo iniciado por Martínez de Hoz y Alfonsín: destruir la potencia productiva de la Argentina, usando para eso a una organización creada en Córdoba, la Fundación Mediterránea, impulsada por un grupo empresario de estrechas miras, y destinada a impulsar el neoliberalismo en nuestro país, para cumplir con sus sueños de ser holdings globales.

Primero decidieron que Cavallo debería ser Ministro de Relaciones Exteriores y en ese carácter firmar el acta de rendición de la Guerra de Malvinas, cosa que se hizo con el llamado Tratado de Madrid, gracias a cuyas cláusulas secretas se entrega toda la minería y el petróleo argentino a empresas británicas con sedes en distintos países del Commonwealth y España.

Así es que la British Petroleum (BP) inventa una empresa española, Repsol que se queda con la gigantesca YPF, se entregan todas las empresas de energía a filiales británicas asentadas en Chile, su agente principal en Sudamérica, se desmantela completamente el sistema ferroviario para permitir las ganancias de las petroleras y fábricas de neumáticos extranjeras, se privatizan todos los recursos estratégicos de comunicaciones a través de filiales de empresas británicas o norteamericanas asentadas en Chile, España o países exóticos como Nueva Zelandia, se entregan a empresas privadas los puertos y aeropuertos y se desmantelan todos los bancos estatales, comenzando por el Banco Nacional de Desarrollo y la Caja de Ahorro y Seguro, para permitir el negocio privado de estos Maestros del Saqueo Global: las organizaciones financieras y se comienza el desmantelamiento de las industrias militares, comenzando por la industria naviera y la empresa de Líneas Marítimas del Estado, y prosiguiendo con la industria espacial y la aeronáutica, la demolición de la fábrica militar de Rio Tercero, el cierre de la fábrica de tanques y vehículos militares, la paralización de la fábrica de armas livianas y municiones y la venta como chatarra de nuestro único portaaviones.

Francia obtiene algunas migajas como Obras Sanitarias y tiene que salir corriendo luego de hacer un desastre.

Las multinacionales instalan su Centro de Poder Simbólico en Puerto Madero y allí se vuelca después el financiamiento internacional, el dinero de la corrupción y las fabulosas ganancias de la oligarquía sojera.

En esta etapa también debemos resaltar el trabajo de Guerra Psicológica a favor de nuestros enemigos llevado a cabo por conocidos periodistas, que asimilaban la entrega de empresas extraordinarias como YPF o Agua y Energía como a una trivial -Venta de las Joyas de la Abuela.

Los saqueadores contaron también con el apoyo constante de los herederos de ese canalla que fue Bartolomé Mitre, asesino del Pueblo Paraguayo, o de los codiciosos liberales del Grupo Clarín, medio que finalmente fue cooptado por capitales financieros norteamericanos.

A esto se sumó la extranjerización de los canales de televisión y la integración de holdings de comunicaciones gráficas y electrónicas en poder de grandes grupos económicos, necesariamente aliados de los Centros de Saqueo.

La Guerra Financiera fue siempre un arma predilecta de nuestros enemigos. Destruyeron el estado y el empresariado nacional con el constante aumento del costo de los créditos (la usura) para las empresas que no tenían la posibilidad de conseguir fondos baratos del Primer Mundo y con el manejo de la tasa de cambio para favorecer a los intereses importadores y exportadores.

Los expertos de siempre se hicieron cargo de una aduana programada para asfixiar la producción nacional, con lo cual se logra que las pocas empresas argentinas que quedaban se entreguen también a las extranjeras ante la amenaza de su quiebra.

Para facilitar esta rendición se organizan los mecanismos para que sus dueños lleven sin problema el dinero obtenido por su venta al exterior.

Esta debacle incluyó a la industria argentina subsidiaria de los servicios públicos, pues las empresas extranjeras trajeron al país a los socios de sus países de origen dejando afuera a los empresarios argentinos.

Con esto, los Centros de Saqueo terminaron su despliegue: Terminada la Guerra Física a cargo del Proceso, Cavallo cierra el círculo de la Guerra Diplomática y Legal firmando la rendición en Madrid y la apertura brutal de nuestro país a las fuerzas saqueadoras con el Tratado de Londres, llamado de Garantía para la Inversiones Extranjeras, que luego cierran constitucionalmente los dos perduelis máximos, Menem y Alfonsín con la Reforma Constitucional de 1994, por la cual se subordinan las leyes argentinas a los tratados internacionales.

La Rendición Económica estaba finalmente firmada, y consentida por todo el sistema político argentino, por eso solamente ¡Qué se vayan todos!.

Al mismo tiempo, el hambre, la falta de nuevas viviendas, el desplazamiento de los ingresos desde los sectores más pobres a los más ricos iniciado durante el proceso hiperinflacionario alfonsinista, se consolida durante la gestión del Virrey Cavallo, que aprieta todos los orificios por donde pudiera quedar producción autónoma, transfiriendo todo el sistema crediticio a bancos extranjeros o sus socios locales abriendo el crédito para los extranjeros y cerrándolo para los argentinos.

Este incremento de la miseria y el desamparo pronto trajo una ola de niños desnutridos, a los que la llamada “Reforma Educativa” promovida por el Banco Mundial, también impidió que se les enseñara nada útil.

Primero los acólitos dentro del gobierno de Onganía en adelante, destruyeron la calidad académica de las universidades, y a los gobiernos de la democracia le tocó la tarea de destruir la enseñanza secundaria y primaria, asistidos por una constelación de ONGs que no son otra cosa que perduelis disfrazados de progresismo encargados de implementar la estrategia de los Centros de Saqueo de impedir que se forme una nueva clase dirigente, capacitada para resolver los complejos problemas del mundo contemporáneo.

Esa canalla ilustrada es la que ayuda a convertir al orgulloso pueblo argentino en aquellas presencias mudas y temerosas que el Primer Peronismo había desterrado de la Argentina.

La desocupación y la miseria creciente que ya no se podían paliar con las recetas monetaristas de la universidad fundada por John D. Rockefeller en Chicago, (cuyo autor recibiera en 1976 el Premio Nobel gracias a su prédica de neoliberal duro), el Fondo Monetario Internacional comenzó a convertirse en mala palabra para los argentinos y a Menem le resultó imposible sostenerse en el poder, pierde las elecciones y renuncia, pero el Virrey Cavallo sigue en funciones, siempre con el aval de Sistema de Saqueo.

10ª ETAPA: El principio del fin.

La Unión Cívica Radical, con su interminable cantidad de trajes cubriendo el mismo cuerpo de entreguistas, logra acceder al gobierno con un lamentable candidato, Fernando De LaRua, aliado con el progresismo liderado por el charlatán Chacho Álvarez, y comienza un festival de estupideces políticas como pocas veces ha presenciado el castigado pueblo argentino.

Se rebajan los sueldos de todos los empleados públicos y los jubilados, todo el Senado es cuestionado por ser un antro de lobistas y corruptos, el Vicepresidente Alvarez renuncia confesando su ineptitud para siquiera comprender lo que estaba pasando (y menos aún para dar respuestas para solucionar los gravísimos problemas económicos y sociales) y finalmente, harta de tanta payasada e ineptitud el Pueblo Argentino sale a la calle, y comienza un proceso de Democracia Directa, que no se detendrá hasta que sea debidamente institucionalizado.

Las cacerolas populares derrocan a varios presidentes, cuando finalmente accede uno que parecía saber lo que hacía, Adolfo Rodriguez Saa, que propone enviar la fabulosa deuda externa a que la estudie el Congreso, congelándola mientras tanto, revaluar el peso, establecer un jubileo de los deudores, cerrando las agencias que dan informes sobre los mismos, y comenzando la implementación de medidas ya ensayadas exitosamente en su provincia para eliminar la exclusión social.

Ante esta actividad de gobierno, inconsulta con los perduelis locales, el establishment lo amenaza y debe renunciar y huir para salvar su vida, permitiendo que el candidato de los saqueadores, Eduardo Duhalde, asuma la presidencia.

Su breve mandato sirvió para disminuir a menos de la mitad los ingresos de los trabajadores, licuar la deuda local de las empresas multinacionales y todo con el sencillo procedimiento de devaluar el peso a un tercio de su valor con respecto al dólar, lo cual, de un plumazo se triplicó la deuda externa.

Esto produjo una ola de miseria en todo el país, y como el pago de la deuda externa estaba suspendido (gracias a Rodríguez Saá), el capitalismo local, básicamente a cargo de las empresas extranjeras, pudo recomponer su situación y se creó lo que los economistas llaman un Efecto rebote, desde el fondo de la miseria creada por Alfonsín, Menem, De LaRua y Duhalde se rebota hacia arriba, permitiendo que la economía crezca nuevamente.

Pero no fue Duhalde el que aprovechó esta circunstancia pues ante la creciente ola protestas populares, se ordena asesinar a dos cuadros políticos que la lideraban, los militantes peronistas Kosteky y Santillán, lo cual hace que la furia popular lo obligue a renunciar y llamar a elecciones.

En una situación tan fluida, no estaba para nada claro quién era el candidato que seguiría adelante con el Sistema, tarea que finalmente consiguió Néstor Kirchner, que viendo lo que le pasó a su padrino Duhalde, afirma que gobernará sin golpear al pueblo y desempolva la loable bandera de los desaparecidos durante el Proceso Militar, y la bronca residual que quedó en el Pueblo contra los que debieran habernos defendido y no entregarnos a nuestros enemigos.

Kirchner, con una muy limitada base electoral, no deja de hacer los deberes que le asignan los Centros de Saqueo, y sigue desmantelando el sistema de defensa, deja intacto el sistema de saqueo bancario y profundiza la política de apertura de la economía.

El desarrollo industrial del agro, realizado a costa de una fabulosa migración de la gente del campo a los arrabales miserables de las grandes ciudades, unido a un aumento especulativo de los precios internacionales de algunos productos agrícolas que sirvieron para alimentar el ganado de los países que antes nos compraban carne y lácteos, y cuya producción quedó seriamente dañada por la desmedida irrupción de la soja, genero grandes excedentes en el comercio exterior, recursos que fueron aprovechados por el gobierno de Kirchner, para pagar una parte de la deuda externa, pero sin disminuirla en lo más mínimo.

El progresismo discursivo, disimuló una política estructuralmente igual a la de sus antecesores, si bien tuvo algunos hallazgos en la política exterior, oponiéndose a un desfalleciente proyecto de los norteamericanos para controlar formalmente a todos los países sudamericanos.

Sin embargo, Kirchner no pudo, no supo o no quiso solucionar los problemas de fondo de la Argentina, tales como la re-industrialización, la nacionalización de las industrias pesadas y de los servicios públicos, eliminar la indigencia y las condiciones siniestras de vida de los sectores más pobres en las provincias argentinas.

No encaró la resolución de los principales problemas sociales, como la desocupación, la falta de vivienda, la desnutrición infantil, la violencia urbana, no produjo ninguna redistribución de la riqueza y toleró el mayor saqueo ambiental del que se tenga memoria debido a la destrucción de bosques y recursos naturales, y a la expulsión del campo de los chacareros, sustituidos por los pools de siembra de las multinacionales graneleras y financieras.

Tampoco hace nada para revertir la desastrosa política de minería y de pesca, tan ruinosa para las arcas nacionales como para nuestro medio ambiente.

La fuga de divisas durante este gobierno no tuvieron nada que envidiarle a las del período del Virrey Cavallo, y en el campo de la organización política, para mantener su hegemonía, se limitó a estructurar a su conveniencia el clientelismo tradicional, usando un esquema propio de los gobiernos conservadores, y no del peronismo.

La oposición, atrincherada en posiciones hiperentreguistas y antipopulares, le facilitó la permanencia en el gobierno, aunque el poder, como antes, siguió en manos de los amanuenses de los Centros de Saqueo, y como alternativa admitida, la incompetencia y corrupción propia del amiguismo político, o sea la sustitución de la coordinación de actividades en base una doctrina común, por la ocupación de cargos públicos por Gente de Confianza, o sea, por cómplices más o menos comprometidos con el saqueo.

Culmina esa gestión tan anodina en lo político y lo económico, como repleta de gesticulación triunfalista, ante la ausencia de una oposición política organizada electoralmente, puede logra que su esposa acceda a la presidencia.

El 19 y 20 el de diciembre de 2001, son jornadas equivalentes al 17 de octubre de 1945 y al 12 de agosto de 1806, dado que se expulsó a un cipayo y a un Virrey que tuvo que huir disfrazado de su casa para que no lo linchen, con lo cual el Pueblo Argentino ha iniciado un camino, una nueva:

11ª ETAPA: La organización para el cambio.

Mientras en las últimas décadas el vacío de ideas, de organización y gestión, domina a todo el espectro gubernamental y a las clases dirigentes en general, impidiendo cualquier avance en temas de trascendencia política, social, defensiva, educativa, financiera o ambiental, el Pueblo argentino hizo gala de una creatividad que las mentes lúcidas de todo el mundo admiran.

Unos pocos ejemplos bastan para probar esto:

Ante la brutal represión del Proceso surgen las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que recogen la admiración mundial y logran que

Se haga un proceso legal y se pongan en prisión los responsables de holocausto argentino, lo cual no tiene precedentes históricos.

Cuando se caen los gobiernos después del la Revolución Pacífica del mes de diciembre de 2001, el pueblo se organiza en Asambleas Populares que se reúnen en prácticamente todos los barrios.

Ante la asfixia económica impuesta por los Centros de Saqueo mundiales, el Pueblo desarrolla los Clubes de Trueque al que concurren hasta 4 millones de personas.

Cuando los personeros del Banco Central dejan al país sin dinero (emitieron el 1,3% del PBI, cuando cualquier país emite una cantidad cercana al 100% de su PBI), los gobiernos provinciales inventan sus propias monedas, empezando con el Patacón en la provincia de Buenos Aires.

Ante el cierre de empresas por desfalcos y mala administración, sus empleados se organizan creando el modelo de Empresas Recuperadas por su Trabajadores, que compiten exitosamente con las empresas de los capitalistas.

Ante la falta de respuesta por parte de los gobiernos a los reclamos populares, se cortan las rutas y se obliga al Poder a ir al diálogo.

Hoy el Pueblo está en las calles, mientras los edificios del poder están vallados o blindados.

Mientras los grupos dirigentes se encuentran esterilizado en polémicas vacías de contenido popular o histórico, el Pueblo, silenciosamente se organiza en miles de grupos de trabajo, de estudio, de reflexión.

Hemos aprendido como los Centros de Saqueo copan a cualquier organización para la Vida, sea combatiéndola, negándola, corrompiendo a sus directivos o descalificando su accionar, por eso el sistema con el cual el Pueblo se defiende y organiza no tiene una estructura formalizada, aunque se encuentran particularmente activos en la comunicación por Internet y mantiene una presencia permanente en las calles, preparándonos para:

12ª ETAPA: Lo que vendrá.

Hemos definido en nuestro trabajo Modelo para un Nuevo País, que no es otro que la Nación Sudamericana, que debemos unir la acción continental con el desarrollo local, y que para tener éxito debemos sanear todos los órganos enfermos contaminados por el Proyecto de Dominación y recuperar la Cultura Criolla aplicándola a todos los ámbitos de la vida.

Pero resulta interesante tratar de descifrar como será el camino que debemos recorrer para lograrlo.

Existe una teoría filosófica, llamada Rizoma que describe el nuevo modelo de organización que se está gestando en las entrañas del Pueblo argentino. Miles de organizaciones, de los llamados Grupos de Afinidad, sin una estructura jerárquica, sino con la capacidad abierta de comunicarse con otros grupos o personas de acuerdo a las circunstancias, que se están estructurando como una trama cada vez más densa que en un momento podrá sustituir al podrido entramado del Sistema actual.

La estrategia de Objetivos sin Tiempo establecida por el Imperialismo Internacional del Dinero o Partido de la Muerte, para instalar un Gobierno Mundial donde unas pocas familias pueden oprimir a la Humanidad Entera, ha encontrado su contrapartida en el Partido de la Vida, que se expresa en una creciente cantidad de espacios: Desde la Red de Redes (Internet) que absorbe e integra a todos los otros sistemas de comunicación, hasta los postulados de la Guerra Asimétrica, definieron los mecanismo necesarios para derrotar a los Centros de Saqueo, al mismo tiempo que estos colapsan ante la imposibilidad de mantener un dispositivo de Represión Global, hasta ahora sostenida por la sangría monetaria de todos nuestros países, estafados mediante la imposición del dólar y el euro como divisas.

Un gran acontecimiento a favor de nuestra Liberación Definitiva, lo constituye la sanción de la Constitución Política de la República de Bolivia, en un documento de particular relevancia histórica, pues establece bases jurídicas para reinstalar el Sistema de Vida Americano, que fuera destruido por las invasiones europeas de estos últimos cinco siglos y que fuera tesoneramente conservado por los pueblos originarios, que hoy retomaron el poder.

El derrumbe del Sistema Terrorista Neoliberal se manifiesta en el carácter sistémico de esta crisis, pues afecta simultáneamente a los sistemas económicos, comerciales, energéticos, militares, tecnológicos, ambientales, institucionales, comunicacionales e ideológicos, nos presenta la oportunidad histórica de derrotar la actual hegemonía del Proyecto de la Muerte, convertido en un cáncer que puede terminar con la Humanidad y aún con la vida sobre la Tierra, en el caso de un brote psicótico de carácter nuclear.

Los indicadores económicos indican que el crecimiento de la crisis es exponencial y no parece tener otro destino que el colapso: 40 años de parasitismo financiero han logrado destruir toda la riqueza adicional generada por el desarrollo de la tecnología y el incremento de la población.

Por ejemplo, la riqueza neta de la población norteamericana (o sea el valor de las propiedades, acciones, etc. menos las deudas) ha perdido desde 2007, 14 billones de dólares, o sea un PBI entero de la economía más grande del mundo perdido en algo más de un año.

La desocupación total en Estados Unidos (desocupados oficiales + crónicos + precarios) alcanzaba en diciembre de 2008 a 22 millones, un incremento en un año de más de 8 millones de personas.

La situación se repite, con algunas variantes, en todos los países alcanzados por la Globalización, industrializados o sometidos.

El Saqueo Global está llegado a su fin.

La estructura creada por los 7 Pilares del Capitalismo:

Libertad de comercio,

Libre cambio monetario,

Contrato social,

Libertad de prensa,

Libertad de navegación,

Anonimato accionario y

propiedad privada de bienes inmuebles,

Se desmoronará, y deberá ser reemplazada por otra más benigna y para eso será natural ¡Que se vayan todos!, porque no tienen ninguna calificación ni técnica, ni ética, ni emocional para conducir

EL AMANECER DE UN MUNDO NUEVO

que reclama la puesta en marcha de una Epopeya de la Reconstrucción .

¿Quién debe pagar la crisis económica?

La Arena


Caída del producto, de las exportaciones, del consumo, menor facturación en los comercios. El año 2009 comenzó con un fuerte bajón que, sumado al que viene desde 2008, colocará a la Argentina técnicamente en recesión.

Los datos sobre los efectos de la crisis mundial en la economía argentina ya se acumulan sobre el escritorio de cualquiera que simplemente se tome el trabajo de juntarlos. Salvo los ya inimputables comunicados del Indec, nadie duda que esta hecatombe económica global nos ha pegado de lleno.

Se han dado a conocer dos indicadores privados claves: para FIEL, la industria retrocedió en el mes de enero un 11,4% respecto del mismo mes del año anterior. La consultora de Orlando Ferreres y Asociados acuerda en señalar la baja, aunque limitándola al 9,1%. Los datos hablan por sí solos cuando bajamos a ver rubro por rubro: los despachos de cemento se vienen reduciendo mes a mes desde hace un cuatrimestre, registrando, enero 2008 a enero 2009, un descenso del 9,4%; en las industrias metálicas básicas (hierro, acero laminados) la caída es del 42,9% anual; y en maquinarias y equipos del 32,4%. En el rubro automotriz, la caída es dramática. La caída de las compras, en la variación entre enero 2008 y enero 2009, es negativa en todos los rubros: -11,53% en automóviles, -19,26% en comerciales livianos, -31,17% en comerciales pesados y -31,83% en otros vehículos pesados.

Un estudio de la consultora GFK Marketing Services, (citado por Ieco, 15/2/09) muestra el dramático descenso desde diciembre en la venta de electrodomésticos, con caídas del 30,9% en heladeras, 33,7% en lavarropas, 38,3% en desktops, 5,8% en Notebooks, 53,5% en televisores LCD y 6,3% en cámaras de fotos.

El propio Indec tuvo que reconocer el primer descenso de la inversión desde el 2002 (2,8% interanual en el cuarto trimestre), obviamente muy inferior al que registran todas las consultoras privadas. El turismo, otro rubro todavía no "tocado" por el Indec, bajó un 8,5% con respecto al año pasado

Veamos otros indicadores: en enero, la recaudación fiscal, un indicador clave del estado de la actividad económica, subió un 17% con respecto al mismo mes del 2008, lo que significa un descenso en términos reales (si consideramos la inflación efectiva, superior al 20%, según el consenso de todas las mediciones excepto el Indec). Podríamos seguir agregando números; pero como ilustración ya parecen suficientes.

¿Cómo llegó la crisis?

El derrumbe de la economía mundial se fue dando "de a capítulos". El primero pertenece al ya lejano julio de 2007, cuando la quiebra de los primeros fondos que habían jugado con las hipotecas subprime provocó caídas espectaculares en la bolsa de Wall Street y, días después, empezó la caída en cadena de los bancos involucrados no sólo en los Estados Unidos, sino también en Europa. En los meses subsiguientes, los analistas fueron llegando al consenso de que se trataba de una crisis mayor, de consecuencias tan impredecibles como la de 1929. No fue un "acuerdo meramente académico". La terca realidad fue "convenciendo" a los remisos a aceptarlo, especialmente desde fines de 2007, con la aparición de los primeros números negativos de producto y empleo en las principales economías del mundo.

Hacemos este racconto para ubicar lo que fue la primera reacción del gobierno argentino ante esta realidad global. Se construyó una ideología: estábamos "blindados ante la crisis". A nosotros "no nos tocaba". El razonamiento que apoyaba esta afirmación era que nuestro sector externo no sufriría ya que los productos que exportábamos estaban viviendo un "boom" de precios altos. Esta era la realidad de la soja (que llegaría a superar los 600 dólares la tonelada), pero también del trigo, el maíz, el girasol e incluso el petróleo. Se esbozaron entonces las más extrañas teorías para afirmar que esos precios eran "para siempre", o por lo menos por todo el tiempo que durara la crisis mundial: chinos e hindúes "comiendo más" o la aparición de los biocombustibles que elevaban los valores por las nubes eran afirmaciones comunes hasta mediados del año pasado. Que no era sólo un mero ejercicio académico nos lo demuestra el conflicto del campo del año pasado, que aparecía como una guerra a dentelladas por quien se quedaba con las superganancias que iban a generar esos precios.

Derrumbe de precios

Como en la vida, todo concluye, y las ideologías demuestran su existencia etérea estallando cual pompas de jabón (o burbujas para mantenernos en la metáfora económica). La exacerbación de la crisis mundial en setiembre pasado se llevó puestos a los altos precios de esas materias primas. Es que no se trataba de un "cambio estructural en la alimentación de Asia" ni del fenómeno de los biocombustibles. La montaña rusa de los valores de las commodities resultó ser un acontecimiento especulativo en los mercados a futuro con el mismo origen que el de especulación inmobiliaria. Más de 200.000 millones de dólares se habían volcado a especular en estos mercados y, al retirarse a fines de agosto del 2008, provocaron el derrumbe de los precios. Hoy, con la soja a 326 dólares la tonelada y el petróleo a 34 (y ambos en baja), se acabó cualquier "teoría del blindaje".

Quedó claro entonces, que nuestra economía afrontaría un 2009 con serias dificultades en su sector externo, a partir de bajas pronunciadas de sus excedentes externos. Pero lo peor estaba por llegar. A mediados de octubre las empresas transnacionales que operan en nuestro país, encabezadas por las automotrices, comenzaron a recibir órdenes de sus casas matrices de "achicar la producción", eliminar turnos y, por ende, reducir personal. Comenzó así una oleada de suspensiones y despidos que, por más que se la quiera disfrazar bajo el formato de "no renovación de contrato a trabajadores terciarizados o eventuales", "eliminación de horas extras" o "rotación de suspensiones", ya es parte de nuestra realidad. Rápidamente, el clima de cierres y despidos se contagió al empresariado local.

Quién pagará los platos rotos

El gobierno nacional ha desempolvado un viejo slogan de su campaña electoral: "aquí hace falta un Pacto de la Moncloa". Quizás para inspirarse, los primeros capítulos de ese acuerdo económico-social se ensayaron en España, a donde viajaron junto a la presidente los titulares de la CGT y la UIA. Tal vez el rimbombante pacto no se firme nunca. Después de todo, tenemos que recordar que hay un antecedente fallido, el ya olvidado "Pacto del Centenario", que se iba a acordar para el 25 de mayo del año pasado, y que murió antes de nacer con la crisis del campo.

Pero hay algo que sí se va a negociar: los techos de aumentos salariales del año y los compromisos de no despedir o suspender por parte de los empresarios. Es un hecho que, desde hace años, la inflación se viene comiendo todos los incrementos de sueldos. La política de definir en marzo un "techo", hacerlo firmar por los gremios más importantes y luego "obligar" al resto a respetarlo ha tenido un balance claro: los trabajadores perdieron en la carrera contra los precios. El propio gobierno tuvo que reconocer esto de hecho, cuando optó por matar al mensajero e intervenir el Indec a comienzos de 2007. Por otra parte, ningún empresario se ha comprometido a no despedir o suspender. Sólo se han escuchado vagas promesas de "hacer lo posible".

Los próximos días serán claves: o congelamientos salariales con la vaga promesa de "no despedir", o aumentos que recuperen lo perdido por la inflación y políticas que obliguen a los empresarios a asumir con sus ganancias anteriores la baja de la actividad. Empresarios, "sindicalistas amigos" y gobierno parecen jugados a la primera opción. A los propios trabajadores les queda la tarea de imponer la segunda. A la tan mentada "redistribución de la riqueza" le llegó la hora de la verdad.


José Castillo es economista. Profesor de Economía Política y Sociología Política en la UBA. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda).