domingo, diciembre 14, 2008

Mas sobre la crisis internacional

LA CRISIS CONTRA EL TERCER MUNDO/ LA REALIDAD, NUNCA ESTUVO A LA ALTURA‏ DE EL SUEÑO AMERICANO

LA CRISIS CONTRA EL TERCER MUNDO

Luis Britto García

No nos engañemos creyendo que la crisis es mal sólo de Nueva York, Londres o Frankfurt. Donde llegó la globalización, llega la crisis. Sus efectos serán directamente proporcionales al monto de las relaciones de cada país con las economías de Estados Unidos y del Grupo de los Siete. Serán brutalmente golpeados los comprometidos por Tratados de Libre Comercio. La restricción del consumo interno de Estados Unidos contraerá sus importaciones, que para 2006 procedían en un 17% de Canadá; en un 16% de China, en un 11% de México, en un 8% de Japón. Dichos exportadores verán reducirse críticamente sus ventas; recibirán por éstas moneda devaluada. Según el Financial Times (FT), el Banco Mundial preveía para América Latina un crecimiento de 4,2% en 2009, que ahora reduce al 2,5% o 3,5%.

Reducción de remesas de emigrados

Para agosto de 2007 en Estados Unidos se habían perdido 800.000 empleos. Los países desarrollados impondrán medidas todavía más restrictivas contra los inmigrantes, castigando a los países que dependen de sus remesas. Hacia 2004 los envíos para América Latina y el Caribe sumaban 45.000 millones de dólares; México, Brasil y Colombia recibían un 60% de tal monto; El Salvador, Guatemala y República Dominicana un 20%. Las remesas aportaban el 24% del PIB de Haití, el 11% del de Honduras, el 14% del de El Salvador y el 10% del de República Dominicana (CEPAL 2005,13). También disminuirán las remesas desde la Unión Europea, segundo rubro de ingresos de Ecuador. Muchas maquilas cerrarán; sus explotados serán despedidos.

Consumo de hidrocarburos

Estados Unidos consume 20.030.000 barriles de petróleo diarios; importa 12.097.000 y apenas produce 7.610.000. Esta demanda es inelástica, por el carácter altamente industrializado de su economía, su pesada dependencia del transporte automotriz y el hecho de que su generación de electricidad procede en un 71,6% del combustible fósil, de las plantas nucleares en un 20,5% y de la energía hidroeléctrica sólo en un 5,6%. Los estadounidenses anuncian el desarrollo de energías alternativas, de la producción de biocombustibles y de la explotación de las reservas petroleras de su plataforma submarina, medidas que no tendrán efectos a corto ni a mediano plazo.

Relaciones con Venezuela

Estados Unidos es el primer socio comercial de Venezuela. Para 2005, Estados Unidos compraba el 60% de las exportaciones de Venezuela y suplía el 38,5% de sus importaciones. Para 2004, las exportaciones de Venezuela a Estados Unidos totalizaban unos 24.962 millones de dólares, el 1,70% de las que recibía el país norteño, y las importaciones venezolanas desde él representaban unos 4.782 millones de dólares, con una balanza claramente favorable para nuestro país. A Venezuela le es fácil sustituir a Estados Unidos como fuente de exportaciones; a éste le es difícil prescindir de nuestros hidrocarburos. Pero la crisis puede bajar sensiblemente los precios del petróleo al reventar la burbuja especulativa inflada sobre ellos, y agudizar la intervención y desestabilización política estadounidense contra Venezuela.

Medidas keynesianas, innovativas y militares

Para superar sus crisis los países desarrollados aplican tres medidas: 1) Políticas keynesianas de gasto público con efecto multiplicador, que al reactivar la demanda estimulan la producción, el empleo y el consumo 2) Nuevos desarrollos técnicos generadores de inversión, consumo y puestos de trabajo 3) Guerras que incrementen la industria armamentista y el alistamiento de desempleados.

Ni inversión ni nuevas tecnologías

Las medidas anticíclicas de Bush se han reducido a resarcir de sus pérdidas a los banqueros causantes del desastre, la creación de nueva deuda pública que ello requiere no será compensada con incremento del empleo ni del consumo. Tampoco está abierto a corto plazo un nuevo desarrollo tecnológico capaz por sí solo de crear inversión, demanda y empleo.

El recurso del militarismo

Desde hace un siglo, Estados Unidos y los países capitalistas sólo han superado sus crisis entablando conflictos destructivos, que una vez concluidos precipitan sus economías en las llamadas "crisis de postguerra". La Gran Depresión de 1929 sólo fue superada con la Segunda Guerra Mundial, que dio paso a otra crisis sólo aliviada por la Guerra de Corea, cuyo término abrió otra depresión sólo paliada con el gasto armamentista para la Guerra de Vietnam, cuyo fin inauguró otra crisis contra la cual se aplicó el armamentismo de la Guerra Fría y el insensato dispendio de la "Guerra de las Galaxias", para culminar con las guerras de pillaje de petróleo en el Asia.


Un gasto militar desmesurado

Por tal motivo, a fines de 2007, el gasto militar de Estados Unidos se eleva a 623.000.000.000$ anuales (Global Security, 2008). Este gasto supera por sí solo el gasto conjunto de las demás ramas de la administración de dicho país. Estados Unidos es el primer productor y vendedor de armas del planeta: el gasto militar del resto de éste no llega a 500.000.000.000$. Según UNICEF, se podría satisfacer las necesidades básicas de toda la humanidad sólo con el 10% de lo que se invierte en armamentos.

El armamentismo como inversión

La economía de Estados Unidos depende de la creación de conflictos que justifiquen el financiamiento del Complejo Militar Industrial: ello explica la cadena de intervenciones que abarcan las dos últimas décadas y que culminan con la Guerra del Golfo, las invasiones de Afganistán y de Iraq y las agresiones en los Balcanes y Osetia.

La guerra como empresa

En ellas Estados Unidos adopta una estrategia de privatización de la guerra, sustituyendo su ejército de conscriptos por otro de mercenarios e implicando a contratistas civiles como Halliburton en todas las tareas bélicas. La conversión de empresas en instrumentos de guerra se traduce en la conversión de la guerra en una gran empresa, y en la tentación de reponer su declinante hegemonía mediante un holocausto suicida.

http://luisbrittogarcia.blogspot.com

Entrevista a Paul Krugman, profesor de economía de la universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía
"La realidad jamás estuvo a la altura del sueño americano"

LA REALIDA NUNCA ESTUVO A LA ALTURA DE EL SUEÑO AMERICANO


-Los Estados Unidos han conocido recientemente un ciclo de expansión económica importante, sin embargo las desigualdades y la pobreza se acrecentaron. ¿Cómo lo explica?

Esto responde, en gran parte, a un cambio en las relaciones de fuerza políticas. La masa de los asalariados perdió mucho poder de negociación y como lo explico en mi último libro (1), las condiciones políticas tienen una influencia esencial en la distribución de la renta.

-¿Cuál ha sido el papel de las políticas seguidas por el gobierno de Bush?

Bush hizo dos cosas. Modificó el sistema fiscal en un sentido muy regresivo, con fuertes bajas en los impuestos sobre las rentas más elevadas, los dividendos y las ganancias de capital. Ello benefició a los más ricos y al mismo ti empo redujo los fondos disponibles para las políticas públicas y la ayuda a los más necesitados. Podemos estimar que entre el 35 y el 40 por ciento de las reducciones de impuestos de Bush han beneficiado a las personas que ganan más de 300.000 dólares por año (alrededor de 210.000 euros), lo que representa una redistribución importante a favor de aquellos que son justamente los que mejor están en condiciones de pagar impuestos. El gobierno de Bush, por otro lado, aceleró la perdida de poder de negociación de los asalariados, reduciendo muy fuerte toda posibilidad de organización sindical.

-¿Cuál es el papel de la mundialización en el aumento de las desigualdades?

Debería, en principio, contribuir, pero mientras que las fuerzas de la mundialización afectan a todos los países desarrollados de la misma forma, la distribución de la renta es diferente según el país. Los Estados Unidos forman parte de aquellos en que las desigualdades se acrecentaron mucho. Es menos cierto en Canadá, que está tan abierto como nosotros, y es menos cierto en Europa continental. Las desigualdades aumentaron mucho en el Reino Unido, aunque ello se produjo esencialmente durante los años de Thatcher. Las condiciones políticas nacionales predominan, pues, sobre la mundialización, y es en los Estados Unidos dónde crearon un avance masivo de las desigualdades

-¿Los norteamericanos pueden contar con una fuerte movilidad social para combatir las desigualdades?

No. Algunos individuos logran trepar en la escala social, pero no tanto como nos gusta imaginarlo. Las historias de personas que salen de la pobreza y se vuelven ricas son muy, muy raras. Hay sólo el 3 por ciento de personas nacidas entre el 20 por ciento de los más pobres que acaba su vida entre el 20 por ciento de los más ricos. Los Estados Unidos hasta parecen, en la medida en que se puede medir estas cosas, registrar el grado más débil de movilidad social entre los países avanzados.

-¿El sueño americano está entonces muerto?

No. De todas maneras, la realidad jamás estuvo a la altura de lo que el sueño americano dejaba esperar. ¡Pero nosotros comenzamos a despertarnos!

-¿Qué políticas tendrían que aplicarse para luchar contra esta situación social degradada?

En principio poner en marcha un sistema de seguro sanitario que cubra a toda la población. Todos los países avanzados lo tienen. Y la ausencia de cobertura social representa una de las primeras causas de la desigualdad y de la pérdida de movilidad social. Luego, es preciso establecer un mejor sistema educativo, lo que pasa por reformas, pero exige igualmente de nuevos recursos. En fin, es necesario acrecentar el poder de negociación de los asalariados, facilitando la formación de sindicatos. La declinación del movimiento sindical no resulta de una tendencia inevitable a largo plazo: más de la mitad de la pérdida de poder de los sindicatos tuvo lugar durante la era de Reagan. Todo esto permitiría aumentar el número de empleos y las rentas destinadas a la clase media. Podríamos hacer una larga lista de medidas, sin embargo, pienso que poner en marcha una cobertura universal de salud, que es algo que se puede hacer, es una prioridad y representaría un gran paso adelante.

-¿Cómo se financia todo esto?

No es tan costoso como generalmente se piensa. Nosotros tenemos actualmente un sistema un poco particular: decimos no tener una cobertura médica pública, pero todas las personas mayores de 65 años reciben una asistencia financiera pública, también los más pobres. Si tomamos el total de las ayudas disponibles, más de la mitad de la cobertura en salud está ya asegurada por el Estado. Las personas no aseguradas hoy son los jóvenes o las familias jóvenes, las que por la precaria calidad de los empleos y sus ingresos insuficientes no pueden tener los beneficios de un seguro de salud privado. Estas personas no cuestan muy caro en términos de una cobertura de salud. Asegurar una visita médica regular, un control dental, etc. No es muy oneroso. En total, representará menos del 1 por ciento del PIB.

-Usted reclama en su libro una nueva política fiscal…

En un plano general, necesitamos más ingresos. Es necesario suprimir los bajos impuestos establecidos por Bush porque sabemos que son inútiles. Tuvimos una economía muy próspera bajo el gobierno de Clinton con una tasa de impuestos sobre las rentas superiores al 39,6 por ciento, y una economía menos próspera con Bush a pesar de una tasa del 35 por ciento. No hay un solo argumento racional para seguir en la misma vía. Por otro lado, no hay razón para aceptar los paraísos fiscales y desvíos que ellos permiten. Finalmente, hay un margen para aumentar las cargas fiscales sobre los más ricos. El objetivo no es penalizar a la gente rica, consiste solamente en hacerles pagar su parte del financiamiento de las políticas públicas que el resto de la población necesita.

-A pesar de esta morosidad social, los Estados Unidos continúan siendo la primera potencia económica mundial ¿Cómo lo explica?

Los Estados Unidos continúan siendo un lugar privilegiado para el 5 por ciento de los más ricos. Las rentas de los dirigentes son elevadas. Es una sociedad abierta. Nosotros tratamos muy bien a nuestras elites. Como académico, siempre me ha sorprendido la apertura y la competitividad del mundo intelectual norteamericano en relación al relativamente más cerrado de Europa, aunque últimamente ha mejorado. Pero vivimos también de nuestros laureles. Los Estados Unidos han sido, de lejos, los primeros en adaptar las nuevas tecnologías. Esto ya no es verdad. Nosotros registramos ahora un cierto retraso en relación a otros países. Una buena parte de la fuerza económica actual de Estados Unidos no es más que el eco del avance que nosotros tuvimos en los años 90.

NOTA : (1) L´Amérique que nous voulons, Ed. Flammarion, 2008.

Paul Krugman ganó el premio Nobel de economía de 2008

Traducción para www.sinpermiso.info : Carlos Abel Suárez

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